Golpeaba y obligaba a su madre a comer desperdicios

El día que Ronald, su hijo, le hizo saber que quería vivir a su lado para cuidarla y protegerla, Úrsula López lloró de felicidad. Apenas se instaló en la casa junto con su pareja, empezaron las desavenencias y las amenazas.

Ronald y su pareja sentimental recluyeron a la mujer de 56 años en un cuartucho de madera. Ahí pasó su infierno: sin comida, sin agua… si se quejaba o reclamaba era golpeada con una manguera.

El hijo al que dio todo lo que pudo, la maltrataba, la insultaba, la despreciaba… le arrojaba desperdicios y le decía que se los tragara. Pasaba las noches en vela, arrinconada o sobre la bolsa de paja, que le servía como una cama.

La ausencia de Úrsula fue notoria en el Barrio San Isidro de San Julián, en Bolivia; nadie sabía nada de ella, si acudían al domicilio, decían que dormía o había salido. Mantuvieron el engaño hasta que uno de los vecinos logró contactar al hermano de Úrsula, quien pidió el apoyo del grupo SLIM.

Úrsula estaba recluida en un cuarto, una cubeta le servía como sanitario para sus necesidades, apenas podía hablar… “desnutrida hasta ser piel y hueso”, tenía gusanos saliendo de sus pies, heridas en la cabeza y además presentaba muchos hematomas en toda la espalda por los golpes que recibió”, detalló Página Siete.

Fue trasladada al hospital municipal de San Julián para que recibiera atención médica, pero debido a su condición precaria, falleció horas después.

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