Se desploma en Morelos la industria del arroz tras 19/S

En las calles de Jojutla, Morelos, el municipio más cercano al epicentro del sismo del 19 de septiembre, parece que el tiempo se detuvo. La panorámica es casi idéntica a la de hace dos meses y medio: damnificados viviendo en campamentos, edificios derrumbados o acordonados y escombros. Lo que poco se sabe, es que el temblor golpeó una de sus actividades más emblemáticas: la industria del arroz.

“En Jojutla, el arroz es nuestro orgullo y nuestra identidad”, explica Jesús Solís, campesino y presidente de los arroceros en el sur del estado, mientras recorre a pie lo que quedó del molino de arroz San José, el único en el municipio. Las pérdidas para alrededor de 300 productores ascienden —calcula Solís— a 30 millones de pesos, entre infraestructura, maquinaria y producto.

Pero el sismo no solo afectó el molino, también sus sueños de exportar. Los pequeños productores también preparaban, semanas antes del sismo, su ingreso al mercado europeo. “Empezamos a tener contactos con Suiza y había un proyecto para ir a dar degustaciones. Querían comprarnos 30 toneladas mensuales”, lamenta el dirigente arrocero.

Un recorrido por el molino evidencia la tragedia para cientos de campesinos: columnas rotas, paredes desplomadas, maquinaria inservible y bodegas repletas de arroz mezclado con polvo y escombros, algo imposible de vender.

Pero los productores hacen honor a la marca que comercializan: La Perseverancia, de Jojutla. Sin ayuda de nadie, realizan labores de demolición y apuntalamiento, que alternan con su trabajo cotidiano. Por un lado, secan arroz o cargan las camionetas con bultos, y por el otro, cincelan muros y desmontan equipos pesados. “¿De dónde vamos a sacar recursos? No lo sé, pero vamos a levantar esto”, afirma Solís. Es la perseverancia de los jojutlenses, de muchos que —además— perdieron su casa o aún lloran la muerte de un ser querido.

DE PRIMERA

El pico de cosecha del arroz en Jojutla se da entre el 10 de septiembre y el 15 de octubre. El sismo tomó a los campesinos justo al inicio del proceso, originando la pérdida de ingresos para al menos 800 familias.

Este grano se cultiva en 22 de los 33 municipios de Morelos, en una superficie estimada de mil 300 hectáreas. Los productores se sienten orgullosos y no es para menos: sus características únicas, atribuidas al proceso artesanal que heredaron de sus abuelos, le ganaron la denominación de origen en 2012 y varios primeros lugares. El arroz, afirman, es único.

En tanto, el secretario de Desarrollo Agropecuario estatal, Roberto Ruiz, dice: “Morelos destaca por ser el principal productor de arroz en México por hectárea, el promedio nacional está en 4, nosotros traemos 10 toneladas”, presume. Además, señala el funcionario, el Arroz Morelos es uno de los mejores del mundo en concursos internacionales.

Afortunadamente, los arroceros de Jojutla no están solos. El gobierno estatal les ofreció ayuda para comprar maquinaria e invertirá para convertir el viejo molino en un Museo del Arroz. Además, varias cooperativas y organizaciones de la sociedad han decidido apoyarlos.

Es el caso de los vecinos del Barrio de San Lucas en Coyoacán, Ciudad de México, quienes cuando se enteraron de la desgracia iniciaron una campaña en redes sociales, organizaron una proyección documental sobre los arroceros y desde hace varios domingos venden arroz afuera de la iglesia.

Ofertan la bolsa de un kilo en 30 pesos, precio ligeramente superior al del mercado, pero los fondos irán directamente a reparar el molino. Y la respuesta de los capitalinos ha sido solidaria: “Hay filas de gente que llega y nos compra 25 o 50 kilos. La ayuda sigue, pero no podemos dejar que se enfríe”, comenta Denhi Rivera, habitante de Coyoacán.

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