Usan datos de pacientes para vender medicamentos falsos

Doña Elvia Alonso no se explica cómo obtuvieron su número telefónico ni detalles sobre su estado diabético, pero recibió una llamada en casa: “Le estamos ofreciendo el producto más novedoso en el mundo para controlar la diabetes”, escuchó por el auricular.
—¿De dónde llaman? —preguntó.

—Somos un centro de investigación que colabora con el Seguro Social, su médico nos contó a detalle su caso. Estas cápsulas no llegarán a todas las personas, serán privilegiados unos cuantos.

La embaucaron. Y terminó por comprar la medicina, se sabría después, elaborada con almidón, en 270 pesos.

La Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios documentó engaños similares…

“Una de las empresas detectadas vendía una cochinada para la diabetes, y era por teléfono, la logramos ubicar y pudimos contactarla para la compra del producto, cuando nos lo entregan se dan cuenta que éramos de Cofepris; se fueron corriendo, pero ya teníamos los datos y pudimos cerrar el establecimiento”, cuenta Álvaro Pérez Vega, comisionado de operación sanitaria de la Cofepris.

El caso de doña Elvia es uno de cientos. De 2014 a julio de 2018, la Comisión ha recibido cerca de 500 denuncias asociadas a la venta de medicamento falso y productos milagro, y a daños en la salud provocados por su consumo. El 85 por ciento de los expedientes se abrieron en la sede central del organismo; el 15 por ciento restante fueron presentados en diversas entidades del país.

“Nos reportan productos ilegales, que les ofrecieron tal producto y se lo tomaron, les dolió el estómago o se enfermaron; les pedimos información de cómo lo obtuvieron o dónde lo compraron, algunas veces contamos con datos suficientes para darle seguimiento, pero en otras no hay retroalimentación de la víctima”, relata Pérez Vega.

Entre 2017 y julio de 2018, la Procuraduría Federal del Consumidor abrió otros ocho expedientes relacionados con este modo de operación, la mayoría por publicidad engañosa.

LEONINO. Un pequeño logo amarillo con un león de perfil, grabado en una de las cajas ofertadas a domicilio, ha permitido a las autoridades identificar a una de las empresas fantasma con mayor alcance en la actualidad en torno a la venta, casa por casa, de medicina apócrifa y suplementos milagro. Su nombre: Lion´s International.

En la etiqueta de los productos pirata tiene inscrito el domicilio de San Lázaro No. 26, Zona Centro, en México D.F. Tanto Crónica como la Cofepris pudieron confirmar el embuste: la dirección no existe. Tampoco el número telefónico impreso: 999-356-7920. En los medicamentos, sin registro sanitario, colocan la leyenda: “Producto autorizado por la S.S.A de conformidad con los artículos 202 y 376 de la ley general de salud vigente”, el cual es desconocido por la Secretaría de Salud.

La Comisión mantiene abierta una investigación en su contra. Con la colaboración de la red social y la policía federal cibernética, ha logrado suspender su URL y dominio de publicidad en Facebook, aunque no su página web. En la carpeta aparece como uno de sus operadores el nombre de Santiago González Frías, cuya identidad no ha sido posible corroborar.

Este diario pudo validar su presencia más allá de la CDMX, en estados como Morelos, Puebla, México, Querétaro, Nuevo León, Tamaulipas, Chiapas y Yucatán.

“Estamos tratando de identificar dónde están fabricando los productos, porque no cuentan con aval sanitario y están engañando al paciente con productos sin evidencia científica y cuya comercialización está prohibida. La tenemos identificada como una empresa ilegal, que vende productos milagro, aquellos que ofrecen cualidades curativas, preventivas, rehabilitatorias o de tratamiento de alguna enfermedad sin contar con registro sanitario”, detalla Pérez Vega.

—¿Tiene alcance nacional? —se le pregunta.

—Al parecer tiene representación en diversos estados o ciudades, pero al esconderse ha resultado difícil conocer su capacidad de producción, distribución y la red que está tejiendo en todo el país.

En países de Centroamérica, en especial Guatemala, Honduras y El Salvador, la prensa local ha informado sobre el aseguramiento de productos idénticos a los vendidos en México de hogar en hogar o por teléfono, con las mismas etiquetas, imágenes y marcas adulteradas.

—¿Su red es internacional?

—No tenemos hasta ahora notificaciones de Centroamérica o de cualquier otro país, pero sabemos, por operativos realizados en el sur de México, que algunos productos ingresan por la frontera sur, ha habido hallazgos, pero no hemos podido determinar si se producen en el extranjero o también en territorio nacional; es una línea más de investigación.

La operación fantasmal de este tipo de organizaciones, con direcciones y contactos falseados, con un perfil itinerante y clandestino, ha dificultado el accionar de la autoridad responsable a fin de atacar la distribución ilícita.

“Para nosotros es muy complicado, porque no tenemos una capacitación ministerial, no somos ministerios públicos focalizados a detener un delito, sólo vemos el cumplimiento regulatorio en materia sanitaria, y el grueso del personal es técnico o científico: químicos, biólogos, médicos, no abogados. En estas indagatorias no hay ni un dónde, ni un quién”, reconoce el comisionado.

“Para presentar una denuncia formal ante PGR, necesitamos una evidencia domiciliaria. Si se quiere iniciar un procedimiento penal, la empresa dueña de estas marcas mal utilizadas puede hacerlo o quien sea titular del registro sanitario”.

Y los obstáculos son similares en Profeco…

“Ahora sabemos de la venta casa por casa, pero para proceder en el caso de denuncias, necesitamos una dirección física. Estamos obligados por la ley a notificar el inicio de cualquier procedimiento. La problemática en esta modalidad es la localización, ¿contra quien nos vamos? Las empresas no existen, cambian de domicilio. Si venden los medicamentos en el mercado negro, no hay manera legal de atacarlos, no podemos ingresar a una casa, no podemos detener a una persona que está en la calle con estos productos”, admite Rafael Gómez Ramón, Director de Quejas de la Profeco.

“Con aquellos proveedores localizables se ha bajado o modificado la publicidad. La Subprocuraduría de Verificación ha realizado operativos e incluso asegurado y sacado producto del mercado. En algunos casos las empresas involucradas han devuelto el dinero, pero ¿qué podemos hacer con las empresas fantasma?”.

MAREOS. —¿Quién les dio mi número? —preguntó doña Elvia Alonso al vendedor telefónico.

—Lo obtuvimos de su expediente, pero no se preocupe: su información está resguardada por la ley de datos personales.

Le describieron cómo actuaba el “medicamento” en su organismo. Tras el mareo, atrevió: “Pero debe de ser muy caro”.

—Para ustedes, los elegidos, sólo 250 pesos y no los 500 de su precio normal.

La mujer aceptó ser visitada por uno de los promotores: él le llevaría el producto y ella pagaría en efectivo. Así ocurrió… La dosis recomendaba fue una cápsula diaria. Contenía, le dijeron, Omega-3, hierbas medicinales chinas y un ácido antioxidante. Lo usó por unos cinco días, “pero comencé a tener mucho vértigo y mejor lo suspendí. Un doctor, amigo de mi hijo, me alertó que tuviera cuidado, que ese medicamento era pirata y me podía matar”…

Alerta sanitaria

Es una notificación pública en la cual se informa el hallazgo de algún producto de uso o consumo humano que puede representar un riesgo a la salud, y que obliga a las autoridades sanitarias estatales a realizar una búsqueda intencionada de ese producto, para su aseguramiento. Se hace extensiva a otros países integrantes de una red internacional para el combate de medicamentos fraudulentos o milagro. La idea es aislarlos y prevenir a la población de su comercialización y consumo.

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