Reconoce Bertha Navarro que en México hay muchos talentos

«¿Quién es ese gordo?”, recuerda la productora Bertha Navarro que le preguntó a su hermano Guillermo (fotógrafo de El laberinto del fauno) cuando este le presentó a Guillermo del Toro para que se sumara a uno de sus proyectos; “este chavo tiene talento”, le respondió, “luego me enseñó su pasión por los monstruos”, dijo Bertha Navarro, considerada por el mismo Del Toro como su “mamá cinematográfica”.

“Desde mi primer película, cada una se me ha quedado en el corazón, ése es mi aporte al cine mexicano, el encontrar talento. Todos con quiénes he trabajado me han aportado algo, pero Guillermo del Toro es especial, porque fui parte de su formación. Nos dimos algo uno al otro y que me reconozcan ahora por él… Yo quiero tanto a Guillermo, es como mi hijo, que todo lo que viene de él lo recibo con amor y con cariño”, comentó la productora.

Guillermo del Toro conoció a Guillermo Navarro cuando trabajaba en La hora marcada, aunque ya lo admiraba desde antes (tanto así que Del Toro, buen dibujante, hizo el storyboard de Morir en el Golfo, en 1990, con la intención de acercarse a él). Navarro recomendó a Del Toro a su hermana para que se encargara del maquillaje especial para Cabeza de vaca, la película de Nicolás Echevarría sobre indios y españoles ambientada en la Conquista. Pocos meses después de eso, los hermanos Navarro se convencieron de participar en La invención de Cronos, él como fotógrafo y ella como productora.

“Soy una productora que busca el talento, no un género en específico. A mí me abrió las puertas del cine fantástico Guillermo del Toro. Lo primero que me llamó la atención fue la historia que tenía Guillermo, su enorme capacidad, esa historia era Cronos y cuando acudimos por apoyo a instituciones de cine lo que me dijeron en ese entonces fue que en México no se podía hacer cine fantástico y yo dije: sí se puede”, expresó Bertha en una conferencia magistral que ofreció en el marco de la edición siete del Festival Internacional de Cine Fantástico, Terror y Ciencia Ficción, Feratum, realizado en Tlalpujahua.

“Esa película nos llevó a Cannes y abrió otra forma de narrar y creo que Guillermo en estas tres películas que hicimos juntos, Cronos, El espinazo del Diablo y El Laberinto del fauno, nos cuenta las historias a través de los niños; son ellos, los personajes infantiles, los que nos introducen a ese mundo, es una forma muy bella de entrar, sus películas se sustentan en la realidad y a través de ella nos vamos a la fantasía a otros temas, a emociones intensas”, agregó.

Aquellas personas que le decían que en México no se podía hacer cine fantástico eran del Instituto Mexicano de Cinematografía, cuando no estaba encabezado por cineastas como ahora: “Para que se consolide una cinematografía toma mucho tiempo, por eso es un privilegio formar parte de una como la mexicana”, dijo a Crónica.

“Fue una labor de años, con otras personas de mi generación como María Rojo, nos la pasábamos en la Cámara de Diputados, hasta que se fueron aprobando los fondos, que nutren a una cinematografía; lo que sí es que para todo hay que batallar, siempre hay que luchar por un espacio”, destacó.

Bertha Navarro lleva medio siglo de carrera como cineasta, a propósito explica que el reto además de producir una película fue hacerlo como mujer, “me fue difícil ser mujer como productora, eso me forzó a tener un carácter complicado. Creo que soy una guerrera. Luchadora soy, porque me fui ganando el respeto de los compañeros, porque todo era cuestión de hombres”, explicó.

Pero sobre todas las cosas agradece que ella ha ayudado identificar talento gracias a una premisa que han entendido cineastas como Guillermo de Toro: “Lo más importante para hacer una película es la colaboración, es entrega para saber que sí vale la pena el proyecto en el que nos involucramos, me ha tocado gente que no termina de entender que lo que necesitamos es la colaboración y no la competencia, porque en eso hay una confusión, entonces me toca poner orden y decir te vas”, comentó.

“Como productor algo muy importante es aprender a darle a esa historia lo que requiere, facilitarle la creación y que no hay recetas, se trata de encontrar la potencia de la historia, la convicción de que le damos al público una experiencia que vale la pena. Ése es mi compromiso. Yo no me veo haciendo recetas para cine, eso no me mueve”, agregó y enfatizó: “Quiero que en México la gente se dé cuenta que aquí sí hay talento, por supuesto Guillermo del Toro, pero hay muchos otros cineastas; que la gente aprenda a creer en el talento del otro, no nada más en el propio, porque sin el otro no se puede hacer cine”.

Ella considera que los cineastas también deben tener un propósito social, por eso junto a Del Toro se involucraron en la producción del documental Ayotzinapa, el paso de la tortuga, de la cual adelantó que pronto llegará a Netflix: “También hay un compromiso como cineasta en la sociedad, si yo puedo hacer pe­lículas de ficción y fantasía también puedo hacer un documental que nos hable de nuestra realidad”, dijo.

Finalmente, hizo un llamado a la sociedad mexicana para que ayude a consolidar el buen momento del cine mexicano: “Como mexicanos tenemos el problema brutal en las salas de cine porque nos dan puras películas de Hollywood y el público ya no sabe ver otra cosa, o no puede, le da flojera, o dice que es muy lenta; le pido a la gente que le dé chance al cine mexicano y del mundo. Tenemos que demandar como público, tenemos que ser más exigentes como espectadores”, concluyó.

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