Adiós, Flor Silvestre

“Entonces descubrí en ella su sentimiento, su sentir, su limpieza, su hermosura por dentro y por fuera, su manera de pensar, su sentimentalismo, su delicadeza, su femineidad y no tuve más remedio que enamorarme de ella”, declaró el actor Antonio Aguilar en torno a quien fuera no solo su esposa y la matriarca de su dinastía, sino una extraordinaria actriz y cantante, ícono femenino de la cultura regional mexicana; mejor conocida en el mundo del espectáculo como Flor Silvestre.

Guillermina Jiménez Chabolla nació el 6 de agosto de 1930 en Salamanca, Guanajuato (México), hija de Jesús Jiménez Cervantes y María de Jesús Chabolla Peña, incursionó a los 8 años de edad, en la música de mariachi por la influencia de sus padres, en algunos eventos organizados por ellos; marcando el camino que sería también de sus hermanas menores, las también cantantes y actrices Queta Jiménez (María Teresa Enriqueta Jiménez Chabolla)? La Prieta Linda y Mary Jiménez (María de la Luz Jiménez Chabolla) La Folklórica Sexy.

A la cabeza de una triada de talento femenino, que se irguió principalmente en el marco del cine mexicano clásico; se hizo llamar La Soldadera, tras participar en la obra del mismo nombre, dirigida por López Santillán y que le valió su primera interpretación en la radio para la estación XEFO, precisamente con el tema musical “La soldadera” escrito por José. de Jesús Morales.

Aunque, finalmente optó por aceptar la sugerencia del periodista y locutor Arturo Blancas, de cambiar su nombre artístico al de la película dirigida por Emilio Fernández, titulada Flor Silvestre (1943); un melodrama protagonizado por Dolores del Rio y ambientado en los tiempos de la Revolución Mexicana, que terminó por marcar el personaje artístico y la vida de Guillermina Jiménez, como una auténtica recreación de Flor Silvestre.

Definida su imagen y personalidad arriba del escenario, Flor Silvestre se coronó como “la voz de América Latina desde México”, ganando el concurso de aficionados organizado por la entonces más importante estación de radio de México, la XEW; situación que la puso bajo la lupa de productoras que patrocinaron sus primeras giras por Centro y Sudamérica durante la década de los años 40.

Pero fue su actuación en el Coliseo Olímpico de Guadalajara en 1945, la que la hizo merecedora del nombramiento de Alma de la canción ranchera; su voz y presencia en el escenario la hicieron acreedora de otros apodos como La Sentimental, La Reina de la Canción Mexicana o La Voz Que Acaricia.

Para 1950, regresó a la capital mexicana para convertirse en la anfitriona de uno de los clubes nocturnos más importantes de la época: El Patio. Fue ahí donde la descubrió el productor de cine Gregorio Walerstein.

Debutó en la pantalla grande con Primero soy mexicano (1950), escrita, dirigida y coprotagonizada por Joaquín Pardavé y Luis Aguilar. Dicha aparición le aseguró su primer contrato discográfico con Columbia Records, con quien engendró éxitos como “Imposible olvidarte”, “Pobre corazón”, “Que Dios te perdone” y “Guadalajara”.

Su discografía abarca más de una treintena de discos, la mayoría, principalmente lanzados bajo el sello discográfico Discos Musart, responsable de temas como “Cielo Rojo”, “Renunciación” y “Mi casita de paja”. No obstante, sus últimos trabajos fueron editados por Sony Music México.

Se convirtió en una de las promesas de la Época del Cine de Oro Mexicano: participó en más de setenta películas, entre las que se encuentran El bolero de Raquel (1957), junto a Cantinflas; Los soldados de Pancho Villa (1959), donde hizo dupla con María Félix y Pueblo en armas (1959), a lado de Armando Silvestre, con quien también protagonizó ¡Viva la soldadera! (1960) de Miguel Contreras Torres.

Pero su aparición más destacada posiblemente fue en aparecido en Ánimas Trujano: El hombre importante (1961) de Ismael Rodríguez, por su nominación al Oscar a la Mejor Película en Lengua Extranjera.

No obstante, La huella del chacal (1956) de Jaime Salvador, tal vez haya sido de las más importantes en la vida de la artista, pues fue donde conoció a su coprotagonista recurrente y “el amor de su vida” —como llegó a mencionar—, Antonio Aguilar. Aunque algunas fuentes afirman que el romance inició durante las grabaciones de la película La rebelión de la sierra (1957), finalmente se casaron por el civil en 1959.

LA DINASTÍA ARTÍSTICA

De la unión del talento y amor de ambos artistas surgió “Para siempre juntos”, el tema que Flor Silvestre le dedicó a Antonio Aguilar en su disco Me regalo contigo (1994), el cual fue escrito por el compositor Jorge Arturo Salinas Cisneros; así como varias colaboraciones en la pantalla grande.

A un año de haber contraído nupcias nació el también cantante y actor Antonio Aguilar, y tras ocho años, el afamado Pepe Aguilar. El talento de Antonio Aguilar y Flor Silvestre fue heredado por sus hijos y nietos, quienes han continuado con la dinastía, pues la mayoría de ellos ha seguido los pasos de estas grandes figuras y se han hecho un espacio propio. Ángela Aguilar (hija de Pepe Aguilar) es un ejemplo de ello, pues a los 17 años ya ha logrado posicionar su música entre los exponentes más jóvenes del género ranchero.

“Es una mujer muy fuerte, con mucha fuerza de espíritu”, expresó su hijo, Antonio Aguilar Jr., en enero del 2019, después de que la actriz fuera dada de alta de un hospital en Aguascalientes, debido a la bronquitis por la que estuvo internada alrededor de cinco días. Luego de esa complicación médica fue trasladada por solicitud propia a Zacatecas, al Rancho El Soyate a “su casa, la que le construyó mi papá, (donde) cada ladrillo es una canción, dice ella”, comentó Jr. Lugar donde permaneció hasta sus últimos días, a los 90 años de edad. En paz descanse.

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