Baja consumo de frutas y verduras

De acuerdo con el estudio Modificación de hábitos de alimentación durante una contingencia sanitaria, elaborado por la Universidad del Valle de México (UVM), a lo largo del confinamiento provocado por la pandemia de COVID-19 disminuyó el consumo de frutas y verduras, mientras que se incrementó el de algunos productos no saludables, informó Emmanuel Correa Solís, especialista en nutrición clínica de esa casa de estudios.

La investigación mostró que los responsables de realizar las compras de alimentos para los adultos mayores han sido familiares. Este cambio se reflejó en que se incrementó el consumo de refresco de 19.4 a 45.2 por ciento, en la muestra de hogares estudiados, y la compra de cereal creció de 38.9 a 60.3. Un dato que puede interpretarse como positivo fue que hubo un leve descenso en la compra de botanas o snacks porque tuvieron una ligera reducción al pasar de 38.9 a 35.6 por ciento, pero al mismo tiempo apareció un dato preocupante ya que la compra en frutas cayó en forma más evidente, pasando de 76.1% a 56.2 por ciento y las verduras de 85.4% a 67.1 por ciento.

Además, 70.3 por ciento de participantes estimó que su peso corporal se modificará y al final de la “cuarentena” y aumentará en promedio 2.62 kilogramos.

El doctor Emmanuel Correa dijo que el estudio fue realizado con el objetivo de identificar el comportamiento alimentario y actividad física en este período de contingencia sanitaria. Fue un estudio transversal y se realizó a 444 personas entre los meses de marzo y abril del 2020. En ese momento no se sabía que el confinamiento se extendería al menos 10 meses más. En este, también colaboraron como autoras la Maestra Ana Sofía Rodríguez Aboytes, especialista en nutrición y la Doctora Rocío Duarte Ayala, investigadora y especialista en psicología de UVM.

ANSIEDAD Y COMPRAS. El doctor Correa Solís sostiene que los hallazgos del estudio Modificación de hábitos de alimentación durante una contingencia sanitaria mostraron una respuesta de compras o de selección de alimentos por proceso de ansiedad, del pánico que generó la pandemia y la ansiedad por la incertidumbre ante COVID-19. De ahí la importancia de informar a la población que es preciso modificar el estilo de vida ante el contexto del COVID-19.

Insistió en que la obesidad muestra un panorama epidemiológico desalentador a futuro, lo cual, sumado a la vejez incrementa la posibilidad de adquirir enfermedades crónicas y de aumentar la mortalidad debido a su relación a COVID.

Expuso que para mejorar el panorama de salud en los adultos mayores es necesario que lleven una alimentación adecuada, tengan actividades recreativas, higiene del sueño, redes de apoyo, que procuren disminuir el estrés y, muy importante, activación física. Se ha comprobado, añadió, que la buena alimentación con fuentes antioxidantes contribuirá en disminuir el impacto que tenga el COVID en la salud y puntualizó que los familiares de adultos mayores deben brindarles condiciones para ello.

Emmanuel Correa dijo que se deben promover los alimentos antioxidantes tales como el Omega 3, Vitamina A, B, C, E, D, Zinc, que se sabe, marcan una pauta o que pueden tener una acción preventiva en el sistema inmunitario. Hidratarse con 1.5 o 2 litros de agua natural al día, incluir en la dieta cereales integrales, cinco frutas y verduras al día con variedad de colores, leche y sus derivados bajos en grasa, carnes bajas en grasa, frutos secos y oleaginosas.

Abundó en que el proceso del envejecimiento aumenta el tejido graso e incrementa también el cortisol; el sedentarismo lleva a la sarcopenia, mientras que la mala alimentación ocasiona insuficiente ingestión calórica y proteica, trastornos gastrointestinales, entre otros.

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