Esto es el cambio climático

El jueves una imagen de los incendios en la costa oeste circuló por las redes sociales entre mensajes de sorpresa, enojo y tristeza: Un osezno encaramado a un árbol que aguanta estoico con sus ramas peladas, mirando a cámara desde lo lejos, en medio del humo que cubre la escena de un manto tenebroso, sobre un sotobosque arrasado por las llamas.

Esta imagen sucedió en la zona que ha calcinado desde inicios de julio el masivo incendio llamado Bootleg, en la zona del sur de Oregón, cerca de la frontera con California, que ha quemado ya 161 mil 874 hectáreas –un área superior a la de Los Ángeles— y ha llevado su humo a través del estado de Washington hasta la frontera de Canadá y está generando lo que meteorólogos locales han llamado “su propio clima”.

Michael Guy, meteorólogo de CNN, explicaba este pasado martes que la temperatura en la zona afectada de Oregón sería en los siguientes días de alrededor de 5.5 grados más de lo normal, lo que se podría combinar con tormentas secas, un tipo de descarga eléctrica que no va acompañada de lluvia, lo que solo crea más problemas y no permite aliviar los fuegos.

Pero esto solo es lo que está causando el incendio Bootleg, que, además, solo está controlado en alrededor de un 30 por ciento. En total, hay más de 80 fuegos activos en toda la costa oeste de EU, sobre todo, concentrados en California, víctima habitual de decenas de incendios en la temporada. Sin embargo, si la magnitud, enorme y creciente de los incendios clama a gritos “cambio climático”, hay otro elemento: La temporada de incendios suele ocurrir a finales de verano, pero un invierno y primavera especialmente secos han hecho adelantarse estos fuegos varios meses. Es exactamente lo mismo que ocurrió en los masivos fuegos que sofocaron Australia a inicios de 2020.

Afectaciones en el mundo

INUNDACIONES “HISTÓRICAS” EN ASIA

Del otro lado del mundo, India y China luchan estos días con inundaciones particularmente graves. Ambos países están acostumbrados al martilleo de los aguaceros provocados por el monzón en estas épocas del año, pero lo que se está viviendo este 2021 está fuera de lo común. En el estado del oeste indio de Maharastra 140 personas han muerto y otras 100 están desparecidas desde que las lluvias inundaron pueblos enteros el viernes, cuando murieron casi todas las víctimas. Pero las imágenes más impactantes llegan desde Zhengzhou, capital del estado chino de Henan y situada 700 kilómetros al sur de Pekín. Allí, este martes pasado se vivieron escenas de auténtico terror, con vecinos tratando de rescatar con cuerdas a semejantes atrapados en el torrente de agua que discurría por las calles de la ciudad.

Pero las redes sociales se llenaron de las imágenes que se vivieron en el metro de la ciudad, donde ese mismo día murieron ahogadas 12 personas. Fotografías y videos mostraban a varias personas dentro de un vagón, paradas sobre los asientos, con el agua literalmente al cuello o, para los más altos, a la cintura, mientras trataban de mantener la calma aguardando a que llegara la ayuda. En total, estas inundaciones han provocado 58 muertos en Henan, según datos de este sábado; 51 de ellas en Zhengzhou. Además, hay 5 desaparecidos y 920 mil personas evacuadas.

Según las autoridades locales de Henan, estas lluvias han tenido dimensiones históricas: Sobre la capital regional cayeron el martes en apenas un puñado de horas hasta 202 litros de agua por metro cuadrado, una cifra algo abstracta para el común de los mortales pero que en cualquier caso supera el anterior récord de 1975, que estaba en 198.5.

Y cuando la amenaza aun no pasa en India y Henan aún se tambalea, la amenaza del tifón In-fa obligó este domingo a cancelar todos los vuelos que debían aterrizar en Shanghái, situada 950 kilómetros al sureste de Zhengzhou. El gobierno local ha emitido una alerta roja para las provincias de Zhejiang y Jiangsu, además de en la megalópolis, y ha evacuado a 360 mil personas.

TRAUMA EN ALEMANIA Y BÉLGICA

Pero, seguramente, el evento que en los últimos días más nos ha alertado con una fuerza aterradora de que el cambio climático ya está aquí y es potencialmente mortal, son las inundaciones y deslaves que la semana pasada sembraron la destrucción y el caos en el oeste de Alemania y el norte de Bélgica. No tanto porque se trate de países del siempre protegido y siempre resiliente primer mundo europeo, sino porque las escenas de fachadas arrancadas de cuajo y pavimentos resquebrajados y agujereados como unicel nos recuerdan que todo el dinero y el desarrollo del mundo no nos garantizan protección ante las consecuencias de un siglo de industrialización y explotación de recursos naturales descontrolados.

Según el último balance disponible, los fallecidos entre los dos países son 210; 173 entre los estados germanos de Renania del Norte-Westfalia y Renania Palatinado, los dos más golpeados, y 37 más en la vecina Bélgica. Además, hay al menos 158 personas desaparecidas en Alemania, según explicó el jueves la agencia federal de Protección Civil, que agregó que es “muy improbable” que puedan encontrar a más supervivientes.

“DEBEMOS DARNOS PRISA”

El desastre agarró a la canciller alemana, Angela Merkel, de viaje oficial en Estados Unidos, su último antes de dejar el cargo este próximo septiembre tras 16 años de enlazar mandatos. Sin embargo, la líder del país, lejos de tomar esto como una piedra en el zapato en sus últimos meses en el poder, reaccionó con rapidez: En cuanto pudo, viajó a las zonas afectadas y pisando el fango que anega las calles de Schuld, en Ahrweiler, Renania Palatinado, afirmó, visiblemente conmocionada: «Debemos darnos prisa, debemos ser más rápidos en la lucha contra la crisis climática».

Alemania ha sido uno de los países que con mayor fuerza, quizás junto a Francia, ha llamado a luchar con mayor fervor contra el calentamiento global en los últimos años. Y aun así, Merkel dijo que esto no es suficiente, y que “la suma de los fenómenos extremos a que asistimos evidencian que debemos ser más ambiciosos». Merkel sentenció, finalmente, que hay que alcanzar la neutralidad climática «cuanto antes». Esto es que las emisiones de gases contaminantes sean tan pocas que la fotosíntesis de las plantas y árboles pueda absorber todo ese dióxido de carbono (CO2) y nada llegue a la atmósfera, como ocurre ahora.

LA CIENCIA REDOBLA SU ADVERTENCIA

Las declaraciones de Merkel coinciden con lo que dicen los expertos: Que la humanidad debe ponerse las pilas de una vez y dejarse de construir nuevas refinerías de petróleo y de promesas vacías en cumbres inútiles. El experto en climatología e hidrología Dieter Gerten, profesor de la Universidad de Potsdam y de la Universidad Humboldt de Berlín, aseguraba hace pocos días a la agencia Efe que estos eventos, “según las simulaciones climáticas y según los principios físicos” se sucederán y serán cada vez más extremos. “No se podrá decir cuándo ni dónde y en qué magnitud, pero hay una tendencia clara de que esto será más frecuente en el futuro», sentenciaba.

Tabasco también ha sufrido anegaciones.

Fotos: Jaime Ávalos

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