José Narciso Rovirosa, un enamorado de la naturaleza

A 169 años del natalicio de José Narciso Rovirosa Andrade, los especialistas Graciela Beauregard Solís, Jorge Priego Martínez y Juan Manuel Koller González encabezaron la mesa redonda Natalicio de José Narciso Rovirosa Andrade y su trascendencia histórica y biológica en Tabasco.

En la sala de usos múltiples del Museo de Historia Natural, Beauregard Solís transmitió la emoción que le causa mostrar el punto de vista y la vigencia que tiene el naturalista respecto al cambio climático, ya que él tomó en cuenta las variaciones en el clima y cómo influyen en nuestra sociedad.

“Para mi sorpresa, en todos sus apuntes hace alusión a las variaciones climáticas. Es increíble cómo refiere, por ejemplo: este año no llovió la misma cantidad que el año pasado”. Es decir, desde el punto de vista científico muestra lo que ya ocurría, además que su obra también señala las variaciones de temperatura, humedad y luz, subrayó.

La investigadora tabasqueña indicó que todo esto que ahora está en boga, Rovirosa Andrade ya lo manejaba en toda su obra, en su tiempo. Si él viviera pertenecería al Sistema Nacional de Investigadores, pues tenía intercambio y correspondencia con científicos y sociedades científicas de otras latitudes, consideró.

“Narciso Rovirosa es un modelo para los profesores investigadores actuales. Vale la pena retomar la pasión por los estudios que hizo. Él ha sido afín a conceptos que hoy en día escuchamos y conocemos quizá con otros nombres”, afirmó Beauregard Solís.

Posteriormente, Jorge Priego Martínez recordó que este científico tabasqueño nació el 9 de abril de 1849, en una hacienda de Macuspana. Sus primeros años se dedicó a la carpintería. Su padre lo mandó a estudiar la carrera de ingeniero agrimensor, en Campeche, pero tenía pasión por la botánica. El director del colegio donde estudiaba también era aficionado a las ciencias naturales, y así es como el tabasqueño inicia en la observación de plantas.

Rovirosa regresó a Tabasco en 1877. Era un hombre fuera de serie, capaz y sabio. Hizo trabajos sobre flora, fauna, geografía y fenómenos meteorológicos; escribió un libro sobre los nombres indígenas de Tabasco; hizo observaciones arqueológicas y era además un extraordinario dibujante, acentuó.

Recordó que el 29 de enero de 1888 fue elegido miembro de la Academia de Ciencias en Filadelfia, Estados Unidos, y que murió muy joven, alrededor de los 50 años de edad.

“Fue un enamorado de la naturaleza, trabajaba por amor a ella, no por conveniencia. No era miembro de una agrupación que pagara. Narciso fue autodidacta en muchas cosas. Es el primer tabasqueño que investiga en esa época en la que Tabasco era un medio precario y hostil. Gracias a Carlos Pellicer se logró recolectar la obra del científico, ya que el poeta lo admiraba”, aseveró Jorge Priego.

En su intervención, Juan Manuel Koller González mencionó que Rovirosa Andrade tomaba nota de lo que ocurría en la flora y la fauna. El hecho de que anotara y dejara evidencia fue de mucha importancia histórica.

“Imaginémoslo escribiendo sentado en un cerro. La importancia del registro de lo que tuvimos y perdimos, y de lo que tenemos y todavía podemos conservar. La vigencia actual de nuestro gran naturalista”, puntualizó.

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