Te cuento un cuento / La aventura de Carayá

Una tarde calurosa, mientras descansaba tranquilamente en las ramas de un árbol, oí que alguien me llamaba.

–¡Carayá, vamos a jugar!
–¿Jugar? –respondí, mientras volteaba para ver a quien me hacía esta invitación. –Sí, pero, ¿dónde estás?
–¡Aquí abajo! Ven a jugar conmigo…
–No te veo.

Bajaba por las ramas del macuilís cuando de pronto sentí un zape tan fuerte que me durmió. Desperté dentro de una olla, con verduras y agua a mi alrededor ¡Alguien me quería comer!
–¡N-no me comas, no m-me comas! Y-yo sólo quería j-jugar contigo…

Temblaba aterrorizado. Un animal de piel amarilla con manchas negras apareció. Sus patas eran grandes, su cuerpo fornido, tenía ojos amarillos muy brillantes y los colmillos sobresalían de su boca. Era un jaguar relamiéndose los largos bigotes.

–Oh sí, vamos a jugar. Jugaremos al restaurante. Yo seré el comensal, el mesero y el chef; tú, el plato principal. ¡Ja, ja, ja!

De tanto miedo comencé a llorar y aullar. ¡Me sentí comida para gatos! Afortunadamente mi familia me buscaba, porque habían escuchados mis aullidos.

El abuelo diseñó el plan para rescatarme.

–Agarren esas ramas y ustedes, niños, esos cocos. Le daremos a ese jaguar una buena lección.
Mamá, papá y los demás obedecían indicaciones. Ya armados se acercaron a la cocina del jaguar, tomando posiciones sigilosamente. Yo daba vueltas en la olla del caldo que el jaguar movía con una rama. Lo probó de sal y me echó pimienta.

–¡Achú!
–Salud
–Gracias
–De na…
–¡Olvida eso! ¡De todas maneras te voy a comer! ¡Auch! ¿Qué pasa?… –Se quejó el jaguar cuando sintió el primer coco en su cabeza,
–¡Ay! ¡Auch! ¡Duele!

–¡Fuera, gato sarnoso! ¡Deja libre a Carayá! –gritaban mis padres.

Para esquivar los golpes el jaguar salió huyendo y nunca más supimos de él. Una vez fuera de la olla mamá me abrazó.

–Nunca, nunca hagas caso, hijo mío, si un extraño te habla. Los niños no deben hablar con extraños, porque pueden terminar devorados.

De esta forma, aprendí que la mejor compañía es mi familia.

Por: María del Carmen Baeza Morales

Acerca de Jorge Cupido

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