El esplendor del mercado Noé de la Flor Casanova, al cual lo forman 108 locales, fue cuando los camiones del transporte público SAETA tenían su terminal a un costado de ese centro de abasto, expresó el presidente del comité de locatarios, Arturo Luis Montiel López.
A dos meses de haber tomado el cargo de presidente del comité, el dueño de la única tlapalería que hay en el interior del mercado, dijo que el próximo mes de septiembre el inmueble cumple 30 años de haber sido construido.
Dividido en dos secciones, el mercado de Tierra Colorada cuenta con la nave central y la zona de tianguis, esta última “en ruinas”, y del cual solo cinco de los 30 locales están funcionando.
Con relación a los 108 locales, Montiel López explicó que la mayoría de estos están distribuidos entre los 67 locatarios que hay en el mercado, que algunos de ellos son dueños de dos, cuatro, ocho, y una persona que tiene más de 20 locales, quienes se han ido expandiendo con el paso del tiempo porque los espacios son muy pequeños.
“Ignoramos cual fue el proceso para que esto sucediera, en virtud de que nosotros no estábamos en ese entonces”.
Sin embargo, 27 de los 108 locales permanecen con las cortinas abajo, “porque el problema en los mercados es el giro comercial que se maneja, por ejemplo, se entienda que un refaccionaria abierta a las seis de la mañana no hay alguien que se interese por algo, pero después de las ocho es cuando empiezan a comprar lo que necesitan, externó el presidente del comité de locatarios.
Agregó, que los comerciantes de carne comienzan a vender sus productos a partir de las cinco de la mañana, los vende pollos después de la seis, y que algunos de los locales que son estéticas, realmente son utilizados como bodegas y otros más no abren todos los días.