Reportan desaparición masiva de abejas

Desapareció 53 por ciento de las abejas melíferas de la Comarca Lagunera entre enero y marzo de este año, sin que la causa haya sido confirmada aún, pero una hipótesis de la Universidad Agropecuaria Antonio Narro advierte que pudo ser por intoxicación debido al uso de pesticidas neonicotinoides en cultivos de sorgo el año pasado.

Los 110 productores que integran el Sistema Producto Apícola Región Laguna sufrieron el abandono de los insectos en rangos de 18 a 80 por ciento, por lo que exigieron a la Secretaría de Agricultura, Ganadería, Desarrollo Rural, Pesca y Alimentación (Sagarpa) esclarecer las causas que provocaron la desaparición.

Además, piden apoyos que ascienden a 6.6 millones de pesos para reponer a la brevedad las cerca de 3 mil colmenas abandonadas y así poder llegar a un inventario de 8 mil cajones de producción de miel en lo que queda del año.

Un misterio

El clima seco y caluroso de la comarca se atenuaba al llegar al apiario de Francisco Salazar Talavera, presidente del Comité Sistema Producto Apícola Región Laguna; pero la imagen era desoladora: sus más de mil colmenas abandonadas yacían apiladas en una bodega vieja de su colmenar, en el ejido San Carlos.

Mientras caminaba entre las cajas de madera, que aún contenían algunos panales escurriendo miel, contó a MILENIO que observó cambios en el comportamiento de sus abejas a partir de enero, cuando inició la estimulación para la producción de primavera.

—No se comían el alimento, íbamos a la siguiente semana y tampoco lo habían consumido, y se iba reduciendo la población. Nunca las vimos muertas, nunca las vimos evadirse, nomás se desaparecían hasta quedar sin abejas. Entonces empezamos a recoger colmenas vacías.

—¿Encontraron los cadáveres en otro lugar?

—No, no, no… Eso es lo más raro, o sea, a las abejas nunca las vimos.

De los 20 municipios de Coahuila y Durango que conforman la región de La Laguna, Francisco es uno de los apicultores más importantes de la comarca, pero de sus 35 apiarios ahora solo mantiene siete en operación.

«Lo veo como un desastre natural porque tengo trabajando en la apicultura 35 años, eso me ha costado hacer todo esto, es mi patrimonio y en dos meses lo vi desaparecer, de mil 500 colmenas que tenía, perdí mil. De las 500 que me quedan ahorita, 50 por ciento está en condiciones no muy buenas para producir», lamentó Salazar.

Debajo de la sombra de los árboles mantiene 30 colmenas que, si bien no están vacías, tampoco han producido la miel que esperaba cosechar en estas fechas.

«En primavera se producen alrededor de 20 kilos por colmena, si entre todos los productores tenemos 6 mil colmenas, son 120 toneladas. Pero ahorita no creo que vayamos a sacar entre los 110 apicultores más de 10 toneladas», aseguró.

Al suscitarse el problema, los apicultores pidieron apoyos al delegado federal de la Sagarpa, José Armando García Triana, para reponer las colmenas. «Cuando se vino ya más fuerte esto, él nos dijo que sí nos iba a apoyar, pero hasta ahora no hemos tenido respuesta», comentó Salazar.

En entrevista con MILENIO, García Triana reconoció que prometió dichos apoyos, pero dijo que los apicultores no han acudido a ventanillas. «Hasta ahorita no tenemos solicitud de reposiciones», aclaró el funcionario.

No obstante, el apicultor insistió en que se encuentran en una situación desesperada, porque la repoblación debe empezar de inmediato.

«Entre más pasa el tiempo habrá más problemas. Lo que nos preocupa más es el daño a la ecología, si no hay abejas no hay polinización y, sin ello, no hay alimentos, no sé si no lo entienden», asentó Salazar.

Pesticidas, posible causa

Las primeras muestras de abejas que sobrevivieron a la desaparición fueron analizadas por José Luis Reyes Carrillo, investigador del Departamento de Biología de la Universidad Autónoma Agraria Antonio Narro campus Laguna quien, tras descartar enfermedades virales y parásitos, mantiene la hipótesis de una intoxicación masiva por el uso neonicotinoides.

El especialista explicó que se ha comprobado que dicho pesticida es causante del llamado síndrome del colapso de la colmena, un fenómeno muy parecido a lo que está ocurriendo en La Laguna.

«En investigaciones realizadas en Francia, por ejemplo, marcaron las abejas poniéndoles una antena, un chip, y entonces las expusieron a diferentes concentraciones de neonicotinoides; las abejas no se morían, pero ya no encontraron la colmena, perdieron ese sentido de la orientación», detalló el científico.

En el caso de Francia, «por eso las colmenas se iban despoblando, porque las abejas no podían regresar», añadió.

Al ser pesticidas de intoxicación subaguda, las abejas pueden acarrear polen y néctar contaminado a la colmena y «el efecto aparece hasta que lo empiezan a consumir. Eso está reportado y por eso algunos neonicotinoides están prohibidos en Europa y en algunas entidades de Estados Unidos… en México todavía no», comentó Reyes.

Un oficio recibido en días pasados por el delegado de Sagarpa señala que la dirección general de Salud Animal en el Servicio Nacional de Sanidad, Inocuidad y Calidad Agroalimenaria (Senasica), tiene «en proceso en el Laboratorio de Plaguicidas, análisis de muestras para neonicotinoides y otros plaguicidas agrícolas, utilizados en diferentes cultivos, cuyos resultados descartarán o confirmarán una intoxicación masiva de las colmenas».

A partir de marzo el Centro Nacional de Servicios de Diagnóstico en Salud Animal en el estado de Morelos también comenzó el estudio de las muestras y obtuvo resultados negativos al análisis parasitológico, así como a plaguicidas clorados y fosforados.

Aunque el área de biología molecular detectó la presencia de cinco virus que «no se identificaron como causa directa de la desaparición», señaló en entrevista con MILENIO Joaquín Delgadillo, director de Salud Animal del Senasica.

«Para determinar que se trata de ese síndrome del colapso de la colmena, habrá que integrar todos los elementos que se vayan colectando en los diferentes momentos, la presentación clínica, los elementos de medio ambiente y la detección de elementos infecciosos o tóxicos que puedan tener ya en estas muestras que estamos analizando» agregó Delgadillo.

Por accidente

Tras realizar un censo, los apicultores reportaron que 86 por ciento de las colmenas que llevaron fuera de La Laguna en busca de una mejor mielada entre agosto y septiembre de 2015 estuvieron a solo dos kilómetros de los campos donde se había sembrado sorgo, los cuales fueron fumigados a causa del pulgón amarillo.

«Fueron 120 mil hectáreas que se fumigaron, entonces, de alguna forma pensamos que esto nos afectó», opinó Salazar.

De acuerdo con el investigador universitario, las abejas suelen alimentarse hasta a seis kilómetros a la redonda. No obstante, el delegado de Sagarpa, García Triana, rechaza que los agrotóxicos sean la causa.

«Sí, en el sorgo se aplicó (pesticida) contra una plaga que se llama pulgón amarillo que nos vino de Tamaulipas, que no estábamos preparados y nos causó mucho daño, y se usan neonicotinoides», aceptó el funcionario.

No obstante, «en muchas ocasiones han dicho que el abandono de abejas ha sido por esa causa, pero aquí, repito, no está claro que haya sucedido por eso», acotó.

Por separado, Omar Arellano, doctor en Ciencias por la UNAM y vicepresidente de la Unión de Científicos Comprometidos con la Sociedad, agregó que «los últimos reportes científicos involucran a otros tipos de plaguicidas, tanto insecticidas como algunos herbicidas, incluyendo al ya famoso glifosato».

«Y ahora se sabe que no solo las abejas están colapsando, sino posiblemente otros polinizadores, lo que nos puede poner en serios aprietos, particularmente en la producción de nuestros alimentos», apuntó el especialista de la UNAM.

Productores e investigadores también alertaron que la falta de abejas puede provocar una reducción de 25 por ciento en la producción de melón, sandía, calabaza y pepino en la región de La Laguna.

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