La crisis económica ha sacudido uno de los valores más preciados de los campechanos: su tranquilidad. La ola de robos que desde hace unos meses sufre la capital del estado ha tomado por sorpresa a sus habitantes y comienza a generar reacciones en una sociedad acostumbrada a los bajos índices delictivos.
Según datos del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SNSP), en el primer trimestre de este año el robo común en Campeche se duplicó respecto al mismo periodo del año pasado: pasó de 67 a 135 denuncias. En el caso del robo sin violencia a vehículos, las denuncias prácticamente se triplicaron: pasaron de ocho a 31, un incremento de 287 por ciento.
En los primeros tres meses de 2015 no se denunció un solo robo con violencia a negocios en todo el estado, mientras en el transcurso de 2016 los casos registrados por la prensa se cuentan por decenas. El fenómeno afecta no solo al comercio establecido, sino a los vendedores informales, especialmente en la zona centro y en el mercado principal.
Con este repunte, se han multiplicado los grupos de vigilancia vecinal en la capital campechana, algo impensable hace apenas unos años. Con una serie de mantas, los vecinos advierten a los ladrones: «Si te agarramos, ya sabes lo que te espera» o «si te atrapamos, atente a las consecuencias». Los mensajes son firmados por «vecinos en autodefensa».
Hermelinda Domínguez forma parte del grupo de vigilancia en la colonia Vista Hermosa II. Emigró desde la Ciudad de México hace 21 años y recuerda con nostalgia los tiempos del Campeche tranquilo. Explica que los colonos informan sobre cualquier movimiento sospechoso por mensajes de WhatsApp, y que han repartido silbatos para alertar ante cualquier emergencia.
«En varias casas empezaron a ingresar los ladrones, y no eran robos pequeños, ya eran de varios miles. Hubo casas en las que entraron dos o tres veces y eso nos orilló a seguirnos agrupando y organizando».
En los últimos robos, ocurridos la semana pasada, hay un elemento en común: fueron los vecinos quienes detuvieron o intentaron detener a los ladrones. La policía llegó después.
Así ocurrió en la colonia Luis Donaldo Colosio, donde han tenido que cambiar las puertas abiertas por los candados y alambres de púas. El pasado 3 de mayo los vecinos se enfrentaron a un grupo de asaltantes que pretendía robar un camión de volteo. El saldo fue de un lesionado, vehículos y casas dañadas por el impacto de piedras.
«Yo estaba adentro de la casa cuando escuché el escándalo y la gritería. Salgo y veo todo lo que está pasando. Quisieron detener al ladrón, pero huyó», relata a MILENIO uno de los testigos.»Después nos reunimos los vecinos a platicar. Y pues vamos a lincharlo si volvemos a verlo, entre todos, si no hacen nada las autoridades», agrega.
Un episodio similar ocurrió días después en la colonia Samula, donde se logró la captura en flagrancia de un asaltante. La víctima del robo, quien pidió el anonimato, recuerda que el jueves pasado salió de su domicilio para visitar a familiares, cuando fue alertado de movimientos sospechosos en su hogar.
«Me habla un vecino y me pregunta ‘¿Hay alguien en tu casa? Parece que están robando’. Yo me hice menos de tres minutos, me volé topes, semáforos y lo que encontré… cuando llego, me estaciono, dejo el vehículo a media calle y me hacen señas los compañeros, tenían al sujeto rodeado».
El vecino que logró la captura presume discretamente que se trata de su tercer detenido: «Si se localiza algún sospechoso, inmediatamente se manda un mensaje para cubrir la sección. A él se le agarró exactamente saliendo del domicilio, traía ropa, joyería, dinero y hasta medicinas».
Lo entregaron a la policía, pero salió libre horas después. Con frustración y coraje, la víctima explica: «Me informa la fiscalía que el sujeto no requirió más tiempo y que no puede proceder porque ya me devolvieron mis cosas. Amerita que empecemos a tomar medidas más drásticas, a hacer justicia por nuestra propia mano».
Sobre este caso, el fiscal general de Campeche, Juan Manuel Herrera, asegura que se actuó conforme a la legislación vigente, ya que el nuevo sistema penal tiene la cárcel como última consecuencia. «Aquí hay que darle la oportunidad a la persona que ha delinquido de darle vuelta en positivo a su vida», señala en entrevista.
Cuestionado sobre la ola de robos, el fiscal admite la existencia del fenómeno, aunque lo matiza con la falta de acuerdos en las estadísticas reportadas por los estados al SNSP. Aceptó, sin embargo, que el índice de robos es mayor en la capital que en Ciudad del Carmen. Antes ocurría justo lo contrario.
«Sí se han incrementado en cierto porcentaje los robos, estamos conscientes y trabajando en ello. Sin embargo, de pronto son cuestiones cíclicas. Son banditas que empiezan a atacar, aprovechan que ahora es mucho más difícil lograr una prisión preventiva», argumenta el funcionario.
El pasado 4 de mayo el presidente Enrique Peña Nieto anunció el Programa de Reactivación Económica y Desarrollo Productivo para Campeche y Tabasco, fuertemente golpeados por la crisis petrolera. En Campeche, esta emergencia económica se reflejó en una caída de 12 por ciento en el empleo.
El anuncio fue bien recibido por los habitantes de Campeche. «Lo que sucede es que, al no haber empleo, el individuo tiene que alimentar a su familia, y al no encontrar cómo obtener sus recursos legalmente, incurren en la ilegalidad y el robo», afirma Evelio Pacheco, comerciante de 60 años, quien el viernes pasado fue víctima de robo en su local de alimentos, en el mercado «Pedro Sainz de Baranda».
Y aunque los grupos de vigilancia vecinal llegaron para quedarse, también albergan la esperanza de una recuperación económica de su estado. Hermelinda Domínguez, del grupo conformado en la colonia Vista Hermosa, concluye así:
«El Campeche de ahorita está muy complicado, están pasando muchas cosas por todos lados. Pero yo creo que sí se le puede apoyar para sacar adelante la economía y rescatar ese estado bonito y tranquilo, ese Campeche de antes».