Por: María Elodia Zurita Argáez.
¡Hoy también es un gran día! Esta semana recordamos como el desarrollo tecnológico sirvió de inspiración al poeta tabasqueño para crear uno de sus poemas cívicos que mostraron su compromiso con la sociedad y no solo con el arte: el 25 de mayo de 1950 se inauguró el ferrocarril del sureste el cual pasa por los municipios de Huimanguillo, Teapa, Tacotalpa, Macuspana, Tenosique y Balancán. Terminado el puente Coatzacoalcos quedaron unidos tres ferrocarriles: los Nacionales de México, Los unidos de Yucatán y el del Sureste. Pero solo ocho años después la lucha por los derechos de los trabajadores provocó manifestaciones en la Ciudad de México, desencadenando una serie de acciones contra los trabajadores ferrocarrileros, que culminaron con la intervención del ejército ocupando todos los locales sindicales e instalaciones ferrocarrileras; aprehendió a casi 10 mil trabajadores y luego fueron despedidos casi 9 mil. El 3 de abril se reprimió en el D.F. una manifestación popular en apoyo a los ferrocarrileros.
Estos sucesos dieron como resultado el poema “Vamos a hacer azúcar con vidrios”, poema civil, un lamento intenso por los sucesos de 1959 antes relatados; poema que reflexiona sobre el abuso del poder que reprime y ejerce la autoridad irracional a veces y aplastante en otras ocasiones. El poema convoca a la expresión de la inconformidad, una invitación a la protesta frontal:
Vamos a limpiarnos un poco lo que somos con el agua pura de la indignación…
Vamos a gritar hasta que los tímpanos de Dios/…
o de quién sea, revienten/ Fragmento Vamos a hacer azúcar con vidrios, de José Carlos Becerra
Al lírico tabasqueño la tragedia lo alcanzó el 27 de mayo de 1970 (contaba con tan solo 34 años de edad) en un accidente de tráfico cerca de la ciudad de Brindisi, Italia. El arquitecto mexicano cerró un ciclo en su vida y se abriría otro: el del gran poeta tabasqueño que se anticipó a su tiempo.
Nació el 21 de mayo de 1936 en la capital del estado de Tabasco. En 1966 gana premios de poesía en Villahermosa y en Aguascalientes; participó en el volumen colectivo Poesía joven de México y figuró entre los becarios del Centro Mexicano de Escritores. Publicó Oscura Palabra (1965), Corona de hierro (1966) y Relación de los hechos (1967). En 1973, se publicó El otoño recorre las islas, una recopilación de su obra poética hecha por Gabriel Zaid y José Emilio Pacheco, con prólogo de Octavio Paz, obra que incluye sus libros inéditos Fiestas de invierno y Cómo retrasar la aparición de las hormigas, así como la única narración que escribió: Fotografía junto a un tulipán.
En 1969, obtuvo la beca Guggenheim. Su poesía es la confluencia de dos corrientes próximas: la de Tabasco de Carlos Pellicer, de quien estuvo muy cerca, y la cubana de José Lezama Lima. Con él se inicia en México una escritura poética de versículo espeso, que influye en la obra de poetas posteriores como David Huerta y Coral Bracho y en otras vertientes.
Que esta sea una productiva semana para todos. La ciencia nutre la mente, la religión alimenta el espíritu, el arte enriquece el alma. Facebook: Mary Zurita; e-mail maryzurita2006@yahoo.com.mx