Culturarte / La triple ley del oaxaqueño

Por: María Elodia Zurita Argáez.

¡Hoy también es un gran día! Y lo es porque estamos vivos y tenemos la oportunidad de disfrutar lo que nos gusta, sin embargo, no podemos sustraernos de lo que pasa en estos días y que nos afecta de una u otra manera, el país está de luto, los mexicanos estamos de luto: la paz, que durante años nos ha hecho sentir tan orgullosos, agoniza entre la irracionalidad y la incertidumbre, entre la intolerancia y la violencia, el vandalismo y la impunidad.
Creo en la libertad de expresión, creo en la libertad de manifestación pero sobre todo creo en la protesta dentro de la legalidad, porque mi derecho termina cuando empieza el de mi compatriota; conozco, bueno, todos conocemos a un hombre que liberó a toda una nación del sometimiento en el cual se encontraba, me refiero al gran Mahatma Gandhi, quien produjo el levantamiento masivo sin armas más grande de la historia, aquel en que los “millones silenciosos” de indios, marcha tras marcha, huelga tras huelga, protesta tras protesta, se alzaron oponiéndose al gobierno colonial británico.

Y como diría el ilustre oaxaqueño Benito Juárez García:“…El derecho, al respeto ajeno es la paz”. Pero para no salirnos del estado ni del tema que todos hablamos en estos días, recordaremos al Primer Secretario de Educación (Secretario de Instrucción Pública) que tuvimos: José María Albino Vasconcelos Calderón, mejor conocido por todos como: José Vasconcelos, nacido en la ciudad de Oaxaca.

Vasconcelos es el intelectual mexicano quien proyectó dotar a su país de un sistema educativo y de un marco cultural adaptado a las circunstancias nacionales, abierto a todo; siempre consideró que la cultura es un mecanismo reivindicador de la raza y creyó en el mexicano que puede conquistar el espíritu, el intelecto y la grandeza. La propuesta educativa de Vasconcelos conlleva a formar el hombre capaz de valorar la vida desde un punto de vista personal, de ser autogestor de su sustento bajo el principio de que todo hombre de trabajo estará en condiciones de conquistar un progreso para él y por ende para toda la sociedad. El proyecto educativo de Vasconcelos fue audaz, inteligente y visionario, pero lo más importante, es que creyó en el poder de la educación como factor de igualdad social. La educación debía de dar al educando cierta especialización técnica que le permitiera ganarse la vida, pero debía trascender más allá para proporcionarle una visión general del mundo, que se aprecia con el intelecto.

La propuesta gnoseológica de Vasconcelos nos dice que las facultades mediante las cuales se obtiene el conocimiento son: los sentidos, el intelecto, la imaginación y las emociones… el verdadero conocimiento es en sí mismo estético. Vasconcelos consideraba que la influencia del maestro es decisiva para despertar los valores morales y espirituales del alumno. La misión del maestro consiste en provocar el desenvolvimiento de las potencialidades nobles del alumno. La ética que propone deberá estar basada en la tolerancia y la fraternidad.

Pero José Vasconcelos no fue solamente un funcionario público, fue filósofo, ensayista, ideólogo y político. Vasconcelos editó la Revista Continental Timón, en la que colaboraron personajes como Dr. Atl y Andrés Henestrosa y circuló de febrero a junio de 1940. Mereció ser nombrado por la federación de estudiantes de Colombia: Maestro de la Juventud de América, por su apoyo a la cultura latinoamericana. El humanismo vasconcelista se hace presente en su serie autobiográfica Ulises Criollo. Su obra dejó una marca profunda en la vida cultural mexicana. Como colofón, se le considera el creador de la frase “Por mi raza hablará el espíritu” (lema de la UNAM, donde fue Rector), pero en realidad, Vasconcelos únicamente rescató esa frase que fue usada originalmente por Porfirio Díaz contra Juárez, cuando éste insistía en prolongar su permanencia en el poder.
José Vasconcelos murió en la ciudad de México el 30 de junio de 1959; su cuerpo fue encontrado reclinado en su escritorio, trabajaba en su obra Letanías del atardecer.
“Finalmente, en el centro debía erigirse un monumento que en alguna forma simbolizara la ley de los tres estados: el material, el intelectual y el estético. Todo para indicar que, mediante el ejercicio de la triple ley, llegaremos en América, antes que en parte alguna del globo, a la creación de una raza hecha con el tesoro de todas las anteriores, la raza final, la raza cósmica.” Fragmento: La raza cósmica. Ensayo /J. Vasconcelos
¡Que esta sea una productiva semana para todos! La ciencia nutre la mente, la religión alimenta el espíritu, el arte enriquece el alma. Facebook: Mary Zurita. Correo: maryzurita2006@yahoo.com.mx

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