A más de 100 años de su descubrimiento, no pasa un solo día sin que el Cerro del Tortuguero también conocido como “El Gavilán Blanco”, sea dinamitado y devastado por cinco empresas graveras poniendo en riesgo las condiciones geológicas de este lugar que por años fue albergue de la cultura maya así como de su flora y fauna.
Novedades de Tabasco realizó un recorrido por las faldas del majestuoso cerro pasando por localidades como la ranchería José María Pino Suárez, el poblado Nicolás Bravo y la comunidad de Las Campanas, donde los mismos habitantes denuncian la voracidad de varias empresas graveras que han ido acabando con el coloso de 400 metros de altura que se avizora desde la Carretera Villahermosa-Escárcega con enormes excavaciones en sus laderas.
Don Pastor González González, es originario de la ranchería José María Pino Suárez, nos comenta que desde niño ha sido testigo de cómo las graveras han ido acabando, no sólo con el material pétreo sino también a su paso con árboles como ceibas, macuilies, cedros, guayacanes, caobas además de especies de simios como el mono saraguato, el loro cabeza amarilla, venados, entre otros tipos de animales.
Hasta el momento ninguna de las autoridades, como la Secretaría del Medio Ambiente y Recursos Naturales (SEMARNAT), la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (PROFEPA) o el mismo Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), han detenido el daño que se le hace a 200 de las mil 500 hectáreas que tiene el cerro, a poco más de 50 años del inicio de su explotación.
El representante de la Asociación Ecológica “Santo Tomas”, Hugo Ireta Guzmán, denunció que la PROFEPA comete una grave omisión al no dar seguimiento a las condicionantes del manifiesto de impacto ambiental, que señala las acciones que esas empresas deben hacer para mitigar los daños, en caso de que los trabajos que realizan causarán algún desequilibrio ecológico.
“La Profepa no está realizando la debida vigilancia de la zona y por ende no está enterada de lo que realmente sucede; por ningún motivo se debe dañar la parte del cerro donde se han encontrado vestigios arqueológicos, ese lugar debe estar delimitado en el manifiesto de impacto ambiental, de lo contrario es una omisión grave de la Dirección General de Impacto y Riesgo Ambiental de la Semarnat” expuso.
Los pobladores platican con orgullo que fue en este cerro donde se hallaron vestigios de la cultura maya entre ellas la Estela Numero 6, que anunciaba el fin de un período astrológico para el 21 de diciembre de 2012, cuando descendiera a la tierra Bolom Yucté, la máxima deidad maya y que se encuentra en el Museo de Antropología e Historia que lleva el nombre del denominado ‘Poeta de América’ Carlos Pellicer Cámara, quien rescatara otros vestigios de esa zona.
EL COLOSO DE MACUSPANA
400 metros de altura sobre el nivel del mar
Hogar de la cultura maya en los siglos VI-IX
1500 hectáreas
200 hectáreas explotadas
PRINCIPALES DAÑOS
Especies afectadas: Mono saraguato, loro cabeza amarilla, venados, jabalíes, tepezcuintles y armadillos
Árboles perjudicados: Ceibas, macuilíes, cedros, guayacanes y caobas
AUTORIDADES RESPONSABLES
PROFEPA
SEMARNAT
INAH
Fuente: Semarnat, Asociación Ecológica Santo Tomás, investigación Novedades de Tabasco