Hillary o Donald, ¿Cuál será la mejor opción?

Donald Trump: Tiene 70 años y nació en Nueva York en el seno de una familia rica. Se jacta de haberse hecho millonario sólo con un “pequeño préstamo” de un millón de dólares que le pidió a su padre hace más de cuatro décadas. Se declaró en bancarrota cuatro veces (la última en 2009), pero logró salvar su fortuna y volver a levantar su imperio inmobiliario. Se ha casado tres veces, tiene cuatro hijos y nueve nietos.

Hillary Clinton:
Tiene 68 años y nació en Chicago en el seno de una familia de clase media y republicana. Sin embargo, la lucha de los negros por los derechos civiles, la guerra de Vietnam y el asesinato de Luther King aceleraron su conversión al bando demócrata. En Yale conoció a Bill Clinton, con el que se mudó a Arkansas, donde se casaron y tuvieron una hija. En ese estado forjaron —cuando su marido fue elegido gobernador, hace 37 años— su leyenda de pareja presidencial, que a punto estuvo de naufragar con el “affaire” Monica Lewinsky, pero que, lejos de hundirla, la animó a retarse a ella misma entrando en política, cuando se postuló para el Senado de EU.

El secreto de su éxito

Donald Trump: Sin ninguna experiencia política y sin haber ocupado un cargo público, el magnate inmobiliario, dueño de hoteles y casinos, y estrella de la tele tras protagonizar un reality show, se negó a ponerse el saco de “político contaminado por Washington” y apostó por seguir con su papel de personificación del “sueño americano” en su versión “testosteronizada” (volando en sus jets privados junto a su escultural esposa Melania, una ex modelo tipo Barbie centroeuropea, un calco de sus dos anteriores esposas). Con este disfraz se apuntó a la carrera republicana como líder sin experiencia, pero implacable y que sabe lo que quiere el pueblo, como expulsar de EU “de una patada en el culo” a los inmigrantes (“criminales”) y a los musulmanes (“terroristas”).

Fue quien más arriesgó en la partida que lo enfrentó a una decena de aspirantes a la candidatura republicana, con promesas demagogas, como prometer que los mexicanos levantarán su propio muro en la frontera. Pero, farol tras farol, derrotó a todos. Falta por ver si le funcionará la misma estrategia en la partida final, el 8 de noviembre, y qué pasará si gana y se vea obligado a levantar las cartas.

Hillary Clinton: A diferencia de Trump, empezó la partida con las cartas levantadas y cuatro ases —primera dama, senadora, finalista en la carrera demócrata de 2008 y secretaria de Estado—, lo que desanimó a sus compañeros de partido a tratar de competir con ella… excepto a uno, Bernie Sanders que, al igual que Trump, demostró ser un auténtico tahúr. El senador socialista arriesgó en el juego con unas cartas que no mostró, pero que prometió que serían revolucionarias, entusiasmando a miles de rebeldes indignados con el establishment. Sin embargo, pesó más la veteranía de la esposa del ex presidente Bill Clinton.

Política exterior

Donald Trump: En su estrategia de farolear con sus cartas, pero sin mostrarlas ni explicar cómo las va a jugar, el magnate se inventó un tema sobre el que recurre obsesivamente: “Estados Unidos primero”. Sin embargo, lo que ha dicho no sólo demuestra una inmadurez preocupante, sino que puede poner en peligro la seguridad nacional. Su petición a Rusia para que piratee los correos de su rival Clinton cuando era secretaria de Estado es el último ejemplo, pero ha soltado ocurrencias como proponer el rearme nuclear de los aliados de EU en Asia para “disuadir” a Corea del Norte, sin pensar en la reacción de otro inexperto con armas atómicas, Kim Jong-un, o destruir el Estado Islámico en cuestión de meses, pero sin revelar cómo. En cualquier caso, lo más curioso es su admiración por Vladímir Putin, el líder de la potencia enemiga de siempre, al punto de que amenazó con no acudir en socorro de un país europeo miembro de la OTAN si es agredido por Rusia, lo que significa que o no se sabe el reglamento interno o está dispuesto a violar sus normas.

Hillary Clinton: Su cargo de secretaria de Estado del gobierno de Barack Obama garantiza una continuidad en la política multilateral, en cerrar Guantánamo, prohibir la tortura en los interrogatorios y en la distensión hacia Irán y Cuba, pero promete más mano dura con el yihadismo… y con la expansionista Rusia.

Comercio exterior

Donald Trump: Pese a su condición de magnate con negocios internacionales, promete un regreso al proteccionismo y amenaza incluso con sacar a EU del TLC, el Tratado Pacífico y hasta de la OMC.

Hillary Clinton: Mantiene su apuesta por la globalización de la economía, pero, presionada por el empuje del socialista Bernie Sanders y para lanzar un guiño a sus seguidores, promete revisar y endurecer acuerdos como el TLC de Norteamérica y el Tratado Pacífico.

México

Donald Trump: Promete que habrá un muro en la frontera y que además lo financiará México, país al que acusa de atraer inversiones de EU gracias a su mano de obra barata y de enviar a EU a criminales y violadores. Además, es partidario de la deportación de todos los inmigrantes y de tumbar la reforma migratoria de Obama.

Hillary Clinton: Promete sacar adelante una reforma migratoria más amplia aún que la de Obama. Sus guiños al electorado hispano son constantes y se confirmó con la elección de un vicepresidente que habla español y que se declara un enamorado de Latinoamérica.

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