Con la propuesta de una nueva paz, de una nueva actitud con el planeta, Brasil inauguró los primeros Juegos Olímpicos de Sudamérica en el emblemático Estadio Maracaná.
Al ritmo de samba, bossa-nova y funk, el país latinoamericano le rindió un homenaje a su grandeza: los recursos naturales y la diversidad cultural.
Pasando por la llegada de los europeos representada en tres carabelas, africanos, árabes y orientales.
Así como la construcción del Brasil contemporáneo y la cultura de las favelas. Aquellas que se caracterizan por ser los asentamientos más precarios con problemas de violencia, drogas y narcotráfico.