Culturarte / Nocturno a Rosario y La amada inmóvil

Por: María Elodia Zurita Argáez.

¡Hoy también es un gran día! Este próximo lunes iniciaremos el ciclo escolar, motivo de alegría y entusiasmo para todos y especialmente para los estudiantes que tienen la oportunidad de continuar sus estudios y peldaño a peldaño alcanzar sus sueños.

Niño, vamos a cantar/ una bonita canción; / yo te voy a preguntar,/ tú me vas a responder:
Los ojos, ¿para qué son?/Los ojos son para ver. /¿Y el tacto? Para tocar./ ¿Y el oído? Para oír./¿y el gusto? Para gustar. / ¿Y el olfato? Para oler. / ¿El alma? Para sentir, para querer y pensar. Cantos Escolares. Los sentidos. Poesía de Amado Nervo.

Este es un buen momento para estar felices y agradecidos solo estar aquí, por ser y por vivir: Señor, Tú regaste los campos de flores/que llenan el aire de aroma y frescor, cubriste los cielos de inmensos fulgores/ y diste a los mares su eterno rumor./ Doquier resplandece tu amor sin segundo; / la tierra proclama tu gloria doquier; y en medio a esos himnos que brotan del mundo,/yo quiero elevarte mi voz de placer. Poesía: Ofrecimiento de Amado Nervo.

“Nací en Tepic, pequeña ciudad de la costa del Pacífico, el 27 de agosto de 1870. Mi apellido es Ruiz de Nervo; mi padre lo modificó, encogiéndolo. Se llamaba Amado y me dio su nombre; resulté, pues, Amado Nervo y esto que parecía seudónimo -así lo creyeron muchos en América- y que en todo caso era raro, me valió quizá no poco para mi fortuna literaria”, escribió en España, el poeta a quién le debemos la preciosa poesía En paz. Cuando tenía nueve años murió su padre, dejando a la familia en situación económica comprometida. Otras dos muertes habrían de marcar su vida: el suicidio de su hermano Luis, que también era poeta y el fallecimiento de su amada Ana Cecilia Luisa Daillez, la dulce mujer que fue su compañera durante más de diez años y cuya muerte le causó «la amputación más dolorosa de sí mismo». Fruto de este dolor, fue un libro de versos muy leído en sus tiempos: La Amada Inmóvil. Amado Nervo, era corresponsal en París cuando volvió a encontrarse con la pobreza, pero también se encontró con el amor; con el grande amor que es «para toda la vida», el amor que es el motor que mueve al mundo, que lo impulsa y lo motiva, el mismo amor que inspiró a otro gran poeta y dramaturgo; considerado el más destacado y característico representante del romanticismo mexicano: el gran Manuel Acuña, que nos legó esta joya: ¡Pues bien! yo necesito / decirte que te adoro / decirte que te quiero /con todo el corazón; que es mucho lo que sufro, / que es mucho lo que lloro, /que ya no puedo tanto al grito que te imploro, / te imploro y te hablo en nombre / de mi última ilusión. Comprendo que tus besos /jamás han de ser míos, / comprendo que en tus ojos no me he de ver jamás, / y te amo y en mis locos /y ardientes desvaríos bendigo tus desdenes, / adoro tus desvíos, / y en vez de amarte menos / te quiero mucho más. Fragmento de Nocturno a Rosario.

Manuel Acuña nació en Saltillo, capital del Estado de Coahuila, el 26 o el 27 de agosto de 1849. Su afición a las letras se impondrá en el espíritu del joven aspirante a médico. Su amor por Rosario de la Peña, a la que elige como el objeto de todos sus sueños, le inspira el poema Nocturno a Rosario, la más popular y conocida de sus obras; esto convierte a Rosario en la musa más conocida de las letras mexicanas; la sencillez y emotividad de este poema, abría ante el joven Acuña un prometedor porvenir literario. Pero el amor desgraciado y no correspondido puede resultar insoportable y producir no sólo obras dramáticas: Acuña se suicidó el 6 de diciembre de 1873 luego de ingerir cianuro de potasio; contaba con tan solo 24 años de edad. En la intersección de las calles República de Brasil y República de Venezuela del centro histórico de la ciudad de México se encuentra una placa que indica el lugar de la tragedia. Sus restos descansan en la Rotonda de los Coahuilenses Ilustres.

Esa era mi esperanza…/ más, ya que a sus fulgores / se opone el hondo abismo que existe entre los dos, / ¡Adiós por la vez última, / amor de mis amores; la luz de mis tinieblas,/la esencia de mis flores;/mi lira de poeta,/ mi juventud, adiós! Fragmento de Nocturno a Rosario.

¡Que esta sea una productiva semana para todos! La ciencia nutre la mente, la religión alimenta el espíritu, el arte enriquece el alma. Facebook: Mary Zurita. Correo: maryzurita2006@yahoo.com.mx

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