Por: Salvador Octavio Aguilar Martínez.
Buen día para todos. Con el tema “Los enemigos de tu empresa” hemos hablado en este espacio acerca de aquellas situaciones generadoras de problemas que pueden retrasar el logro de los objetivos estratégicos de tu negocio y dijimos que su peligro radica en que no son detectables fácilmente y suelen atraparte a ti y a tu personal sin que apenas lo noten, arrastrándolos en una dinámica nociva para tu empresa. Mencionamos las reuniones de trabajo fuera de los horarios de labores, los horarios inflexibles con tu personal, la ausencia de oportunidades de promoción de tus colaboradores, la falta de reconocimiento a su esfuerzo, además de los equipos obsoletos, entre otras muchas cosas que, por su aparente normalidad, se imponen y generan un pésimo clima organizacional, pero el día de hoy vamos a hablar de aquellas cosas que si están bajo tu control, que tú puedes decidir y que lo haces sin darte cuenta que estás preparando la receta perfecta para el fracaso de tu empresa. Veamos algunos casos.
Bajar la calidad. Este es un mal que aqueja a muchos empresarios. No importando el tamaño de sus negocios, lo mismo le sucede al micro empresario que al de la empresa más grande del sector; llega el momento en que caen rendidos a la tentación de “ahorrar costos” de producción y empiezan a fabricar sus productos con materiales de menor calidad o a ofrecer sus servicios de la misma forma. Craso error, tu empresa va directo al fracaso. Pero hay algo que puedes hacer para evitar la catástrofe: incrementa la calidad de tus productos; tus clientes notarán la mejora y no solo seguirán comprando tus productos y contratando tus servicios, sino que incrementarán su consumo. Además, traerán nuevos clientes a tu empresa. Así funcionan los grandes negocios.
Reducir los horarios de atención. Una situación similar a la anterior se presenta cuando decides reducir tus horarios de atención al público con la misma tentadora idea en mente: “reducir costos”, pero esta vez en sueldos de tu personal y servicios de tu negocio, como luz y teléfono, por ejemplo. También grave error. Tus clientes pensarán que menos tiempo de atención equivale a menor calidad en tus servicios y atención. La única razón aceptable por la que puedes reducir tus horarios de atención es, lamentablemente, la inseguridad. Así que si ese no es tu caso, evita tomar ésta decisión. ¿Quieres incrementar tus ventas? Amplía tus horarios (si te es posible, claro) o simplemente mantén los mismos y genera una campaña publicitaria que produzca en tus clientes la idea de mejora en la atención a partir de estas sencillas acciones.
Engañar a tus clientes. Otro gran ingrediente del fracaso de tu negocio es el engaño que conscientemente decides integrar a tu esquema comercial. Este toma muchas formas, dependiendo siempre de tus productos y servicios, además de la atención que brindas a tus clientes. Piensa en los litros y en los kilos incompletos, en las “restricciones” en las promociones, en los horarios “movidos”, en los “cambios de última hora”, en las promociones que terminan antes de tiempo, en “aquí no es la promoción, es en otra sucursal”, etc., lo ejemplos son numerosos y todos llevan al mismo sitio: el fracaso de tu empresa. Tus clientes no son tontos y si, los puedes engañar una vez, pero es seguro que no los volverás a ver. ¿Cómo evitarlo? Cumple lo que ofreces y esfuérzate por cubrir las expectativas de tus clientes. Éxito seguro.
Que esta información te sea de utilidad. En Facebook me puedes encontrar como Salvador Aguilar. Espero tus comentarios y hasta la próxima semana…