Por: María Elodia Zurita Argáez.
¡Hoy también es un gran día! Continuamos celebrando nuestras fiestas patrias. La nación mexicana nació como resultado de la guerra de independencia que concluyó once años después de aquel levantamiento armado encabezado por el cura Miguel Hidalgo y Costilla; fue el 27 de septiembre de 1821 que el Ejército Trigarante, comandado por el otrora soldado realista Agustín de Iturbide, entró triunfante a la ciudad de México. Al día día siguiente, 28 de septiembre, se firmaría el Acta de Independencia del Imperio Mexicano, que estipulaba: “La nación mexicana que por trescientos años, ni ha tenido voluntad propia, ni libre el uso de la voz, sale hoy de la opresión en que ha vivido.”, consumándose la independencia.
En honor del primer centenario de nuestra independencia se mandaron a construir dos monumentos que hoy son emblemáticos de nuestra cultura: la Victoria Alada y el máximo recinto de la alta cultura en nuestro país, el Palacio de Bellas Artes; es la casa máxima de la expresión de todas las manifestaciones de las Bellas Artes. La Unesco lo declaró monumento artístico en 1987. Su construcción fue encargada al arquitecto italiano Adamo Boari, por el presidente Porfirio Díaz, al final de su mandato, con motivo de la celebración del Primer Centenario del Inicio de la Independencia de México.
El Palacio de Bellas Artes comenzó a construirse en 1904 con el objeto de reemplazar al demolido Teatro Nacional de México, antes Teatro de Santana, sin embargo, el estallido de la Revolución Mexicana en 1910 provocó que la obra se retrasara hasta que finalmente se suspendió en 1916.
Cuando el país recuperó la estabilidad en términos económicos y sociales, la obra se reanudó en 1931 bajo el mando del arquitecto Federico Mariscal; para entonces, tomó el nombre de Palacio de Bellas Artes y fue inaugurado oficialmente el 29 de septiembre de 1934 por el entonces presidente Abelardo L. Rodríguez, con la obra teatral La verdad sospechosa, de Juan Ruiz de Alarcón, interpretada por la eximia actriz mexicana María Teresa Montoya.
Su construcción se planeó para 4 años, pero duró 30. Acero, concreto, mármol blanco de Carrará (Italia) en la fachada y mármoles mexicanos de diversos tonos en el interior, fueron los materiales principales para su edificación. Es el único espacio de ópera en el mundo con un telón de cristal, anti fuego, mismo que muestra las imágenes de los volcanes nevados Popocatépetl e Iztaccíhuatl y evoca una obra del Dr. Atl; tiene un peso de 24 toneladas. El telón fue realizado por Casa Tiffany de Nueva York y la magna obra empleó más de un millón de piezas de cristal opalescente para representar la vista del Valle de México.
En las artes plásticas el palacio alberga el Museo del Palacio de Bellas Artes, con ocho salas de exposición, además es sede del Museo Nacional de Arquitectura. Los principales muralistas de México dejaron su huella en el Palacio, en sus muros se exhiben obras de Diego Rivera, José Clemente Orozco, David Alfaro Siqueiros, Rufino Tamayo, Manuel Rodríguez Lozano, Roberto Montenegro, y Jorge González Camarena, realizadas entre 1928 y 1963.
El Palacio de Bellas Artes está ubicado a un costado de la Alameda Central, en la Ciudad de México. Fue construido en el lugar donde se encontraba un convento de monjas que tenía el nombre La Visitación de María Santísima a su prima Santa Isabel, que había sido fundado el 11 de febrero de 1601.
El Palacio Nacional de Bellas Artes ha sido testigo de importantes eventos artísticos y culturales, siendo la más importante plataforma para la difusión del arte y la cultura en México. Es considerado una joya de la arquitectura mexicana.
¡Que esta sea una productiva semana para todos! La ciencia nutre la mente, la religión alimenta el espíritu, el arte enriquece el alma. Facebook: Mary Zurita. Correo: maryzurita2006@yahoo.com.mx
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