En Tamaulipas, los robos y balaceras son cosa de todos los días y los niños no se quedan con los brazos cruzados. Algunos menores, que no rebasan los 11 años, han adaptado objetos cotidianos, como una mochila o una funda de celular, para no estar desprotegidos.
Tras vivir tres balaceras en su escuela, dos al interior y una afuera, Juan David Hernández, de Matamoros, creó una mochila antibalas, a la cual le ajustó un chaleco para proteger cabeza y espalda de los proyectiles.
En entrevista con Azucena Uresti, el menor de 11 años aseguró que cuando hay balaceras, Protección Civil del estado les indica que deben tirarse al piso y cubrirse con las manos la cabeza; sin embargo, “necesitamos más seguridad en Matamoros”.
“En este caso, como diseñamos la mochila de seguridad, nos ayudaría a cubrirnos lo principal que es cabeza y espalda, haciendo que ninguna bala perdida nos pueda impactar”, explicó.
Pero la mochila no sólo te protege de las balas, ya que también tiene una alarma sónica que se activa y emite un sonido en caso de robo, así como un chip de rastreo que funciona a través de una aplicación; y en caso de que el dueño de la mochila se extravíe, tiene una linterna y un cargador USB.
“Nuestro objetivo es reducir la estadística de niños muertos o desaparecidos al entrar o salir de la escuela (…) Es la mochila que hace la diferencia entre la vida, la muerte y la desaparición”, aseguró Juan David.
Pese a que ningún empresario lo ha contactado para impulsar su invento, el menor de 11 años no se desanima y busca patentarlo; además “quisiera seguir preparándome, estudiar una ingeniería electrónica para poder seguir con estos trabajos”.
Ante robos, una funda de celular que da toques
Ángel de Jesús Martínez es otro pequeño que hace frente a la inseguridad en su estado. Originario de Ciudad Madero, él no ha sido víctima de robo, pero a su hermano y a sus amigos los asaltaron afuera del Cetis 109.
“Les robaron el celular a todos, los dejaron tirados y así”, dijo, por lo que con una pila y cables, decidió crear una funda para celular que da toques a aquel que intente robar el teléfono móvil.
En entrevista, el pequeño de 11 años explicó que la funda cuenta con una pila y una bobina que está conectados a dos electrodos; además de una correa que el usuario debe atar a la muñeca.
Cuando alguien intente arrebatar el celular a su dueño, la correa provocará que se cierre el circuito conectado a los dos electrodos y se activará una descarga eléctrica para el ladrón.
Completar el inventó le tomó varios días y 700 pesos; sin embargo, Ángel busca reducir el coso para así poder comercializarlo.