Lic. María Elodia Zurita Argáez
¡Hoy, también es un gran día! En este mes de Noviembre vivimos la lamentable victoria del empresario Donald Trump en las elecciones presidenciales de los EE.UU., evidenciando que los americanos, como ellos se llaman, no son tan civilizados, ni tan cultos, ni tan sofisticados como ellos se ven a sí mismos, pues manifiestan que siguen teniendo la mentalidad retrógrada de la época de la esclavitud; evidentemente, una gran mayoría continúa convencida que existen seres humanos superiores (por supuesto: ellos) y en consecuencia seres humanos inferiores (por supuesto, todos los demás que no son ellos), distintos niveles o categorías de personas.
Aunque, aclaro, Trump ganó con mayoría representativa, no popular, sin embargo, esto no cambia el hecho de que una buena parte de los estadounidenses se manifestaron a su favor y de que existe un repudio contra los extranjeros y especialmente contra los mexicanos.
Pero como todo en esta vida, este lamentable suceso nos ha traído algo bueno y considero muy bueno, que se ha evidenciado en los últimos días: el regreso al aprecio de lo nuestro, lo mexicano; ahora empezamos a darnos cuenta que es importante que nosotros valoremos lo que hacemos, lo que producimos y sobre todo lo que somos; el surgimiento de un nacionalismo, eso sí, sin extremismos, que bien llevado puede conducirnos al engrandecimiento de nuestra patria, de nuestra identidad y de nuestra cultura. Y que mejor representante de nuestra cultura que el charro mexicano, sinónimo de jinete diestro o experimentado.
El marqués de Guadalupe Gallardo, Carlos Rincón Gallardo, es considerado el padre de la charrería y es antepasado de muchos charros notables. La charrería tiene sus orígenes en el Estado de Hidalgo, siendo catalogado éste la cuna de la charrería. En la década de 1930 surge la Charrería como un deporte reglamentado y se construyen los Lienzos Charros.
El personaje histórico más representativo del charro mexicano, es el General Emiliano Zapata, quien aún antes de la Revolución era conocido en la región del Sur de México por ser un extraordinario jinete.
La imagen del charro, la moda del tequila y las canciones con mariachi se difundieron en el mundo a través de la popularidad de Jorge Negrete, así como el interés por México y sus costumbres. Jorge Alberto Negrete Moreno nació en la ciudad de Guanajuato un 30 de noviembre de 1911; actor y cantante emblemático de la «Época de Oro» del cine mexicano. Era tal la popularidad del “charro cantor”, como se le conoce hasta la actualidad, que en las calles cercanas a los lugares donde se presentaba era imposible circular. La histeria colectiva que provocaba era tal que indignaba a sus críticos; para esa época era realmente algo nuevo y desconcertante para la recatada sociedad de entonces.
Jorge Negrete no solo representaba como nadie al charro mexicano: era un charro mexicano honesto y valiente que tuvo la osadía de Fundar el Sindicato de Trabajadores de la Producción Cinematográfica de la República Mexicana, y reorganizó, junto con un grupo selecto de actores, la Asociación Nacional de Actores (ANDA), de la que ha sido su más destacado líder. Como sindicalista fue notable por su ética y por las conquistas laborales que logró. Este es un buen momento para entonar en honor de aquel charro y para recordar lo que somos: Soy y puro mexicano/ nacido en este suelo/ en esta hermosa tierra/ que es mi linda nación. Mi México querido/ que linda es mi bandera/ si alguno la mancilla/ le parto el corazón. Fragmento de la canción “VIVA MÉXICO” de Pedro Galindo.
¡Qué ésta sea una productiva semana para todos! La ciencia nutre la mente, la religión alimenta el espíritu, el arte enriquece el alma. Facebook: Mary Zurita. Correo: maryzurita2006@yahoo.com.mx