En 2015 la corrupción fue el problema que ocupó el segundo lugar dentro de las principales preocupaciones de los mexicanos, por encima del desempleo, la pobreza y el mal desempeño del gobierno, mientras que el primer lugar lo ocupó la inseguridad y la delincuencia, informó el Instituto Nacional de Geografía y Estadística (Inegi).
Datos del organismo revelan que el 50.9 por ciento de la población mexicana de 18 años y más, residente de ciudades de más de 100 mil habitantes, consideró a la corrupción como el segundo problema que más le preocupa, por encima de otros asuntos económicos.
De hecho entre 2014 y 2015 la cantidad de personas preocupadas por la corrupción observó un aumento de 2.4 puntos porcentuales, al pasar de 48.5 a 50.9 por ciento, mientras que en materia de delincuencia e inseguridad se observó una caída de 4 puntos porcentuales, al pasar de 70.4 a 66.4 por ciento. Estos datos demuestran que la preocupación por la corrupción va en aumento, mientras que en materia de inseguridad va en descenso.
“En los últimos años, esta mayor preocupación por el tema de la corrupción se ha acompañado también de un aumento en la percepción de que el mal desempeño del gobierno es un problema importante en el país”, detalla el Inegi en un documento emitido con motivo del Día Nacional contra la Corrupción, que se celebrará el próximo 9 de diciembre.
Los datos señalan que 9 de cada 10 personas de 18 años y más consideró que la corrupción se observa de manera frecuente en las policías y los partidos políticos. El 12.6 por ciento de las personas que realizaron un trámite, pago o solicitud de servicio ante algún servidor público fueron víctimas de al menos un acto de corrupción en 2015.
Dos de cada diez hombres que tuvieron contacto con algún servidor público experimentaron alguna situación de corrupción, mientras que en las mujeres la razón fue de 1 de cada 10.
El Inegi añade que en 2015 el 93.3 por ciento de las víctimas de corrupción no denunció el hecho; de éstas, una tercera parte no lo hizo por considerarlo ineficaz o por creer que no se le daría seguimiento adecuado a la denuncia.