En el auditorio del Museo Regional de Antropología Carlos Pellicer Cámara, se llevó a cabo la presentación del libro En busca de Nils Runeberg y otros ejercicios, del tenor Héctor Palacio. Los comentarios estuvieron a cargo de Norma Domínguez de Dios, Dionicio Morales y Miguel Ángel Ruiz Magdónel.
Domínguez de Dios comentó que en esta obra en ningún momento se desprende el escritor del músico, porque existe un ritmo en cada uno de los capítulos, es como una sinfonía; además, tiene como una coda que es el signo final para la conclusión de un acto musical, aseguró.
Consideró que aunque el autor menciona que es un homenaje a Juan José Arreola, en algunos textos se asoma la sombra cerebral y vanguardista de Jorge Luis Borges, a quien él tanto admira, y en ocasiones el buen humor y sarcasmo de Jorge Ibargüengoitia, a quien también nombra en algunos de sus textos.
“Palacio muestra una visión crítica e irónica para examinar y diseccionar al ser humano con fino humor negro y cierto pesimismo. La concisión de cada una de las narraciones no hace sino aumentar la sorpresa del lector, al descubrir en estas páginas una bitácora de viajes por diversos países y ciudades del mundo”, afirmó Norma Domínguez.
En tanto, Dionicio Morales explicó que el narrador nos hace partícipes de su muy particular visión sobre ciudades, edificios, monumentos, calles y personajes. Es ambicioso, porque descubrimos en Héctor un afán al querer plasmar en sus páginas todo el bagaje que va viviendo día con día; y presuntuoso, porque no deja de asombrarnos la pasión, el placer y la verticalidad de sus ideas que hacen entrañable la lectura del libro, puntualizó.
Por su parte, Miguel Ángel Ruiz manifestó que es una sorpresa que haya saltado un escritor que no figuraba, Héctor Palacio, quien es un autor con una gran capacidad literaria.
La publicación contiene 38 creaciones organizadas en cuatro capítulos y una coda, que constituyen un evidente homenaje a Borges, Kafka, Cortázar y Juan José Arreola, entre otros. Es una verdadera confluencia de tradiciones literarias y artísticas, particularmente la musical, con su hibridación de géneros, la hipertextualidad y la fusión de fronteras genéricas, detalló.
“Lo que me gusta es esa atmósfera cosmopolita, que resulta de la suma de historias emanadas de una imaginería que fluye sin límite, como un laberinto, como ese infinito juego de los espejos que tanto fascinaba a Borges”, agregó Ruiz Magdónel.
Por último, Héctor Palacio señaló que su acercamiento a la literatura, al igual que por la música, fue algo fortuito, por descubrimiento, algo inesperado. Él no ha viajado por placer sino por trabajo, pero eso le ha dado pie a desarrollar su talento, como el caso de su reciente libro, publicado por la editorial Praxis y la agencia de noticias SDP, que contiene ejercicios tanto literarios, artísticos, intelectuales y aproximaciones.