Cerámica y lítica prehispánica, así como piezas de cerámica virreinal del siglo XVI y XVII, fueron parte de los hallazgos hechos por arqueólogas en el número 36 de la Calle 12, en la colonia San Pedro de los Pinos, de la delegación Benito Juárez de la Ciudad de México. Además, cerca de dicho predio, especialistas identificaron evidencia de un asentamiento teotihuacano en lo que fuera las orillas del río San Antonio y que hoy es una avenida con el mismo nombre.
El registro de estos vestigios estuvo a cargo de personal de la Dirección de Salvamento Arqueológico (DSA) del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), tras una denuncia ciudadana hecha por la construcción de un edificio, el cual se encontraba a escasos metros de la zona arqueológica Mixcóatl (antes llamada San Pedro de los Pinos).
“En el año 2015 se ejecutó el proyecto de salvamento arqueológico en el predio de Calle 12 número 36 en la colonia de San Pedro de los Pinos como parte de las labores de la Subdirección de Protección de la Dirección de Salvamento Arqueológico del INAH, el cual fue atendido por las arqueólogas Berenice Flores Montes de Oca y Claudia Servín, quienes acudieron al sitio para atender una denuncia por la construcción de un desarrollo habitacional, por lo que fue necesaria la intervención del instituto”, se lee en el informe proporcionado por el arqueólogo Salvador Pulido Méndez.
De acuerdo con el documento, el objetivo principal para la intervención del predio fue delimitar el área y conocer los registros prehispánicos que tenía el espacio ya que se localiza a pocos metros de construcciones arqueológicas, “por lo que la protección al patrimonio y la obtención de datos relativos al área de interés fueron la principal finalidad del proyecto”.
La zona arqueológica Mixcóatl se ubica en la esquina de Periférico y el Distribuidor Vial San Antonio, y el predio que fue excavado, se ubica entre las calles Avenida Primero de Mayo, Avenido Los Pinos y Calle 16, es decir, la distancia entre el lugar prehispánico y área de construcción son cinco cuadras.
“Se intervino el predio, el cual está a 300 metros al norte de la zona arqueológica. Se excavaron pozos de sondeo donde al interior de la primera capa se registró cerámica y lítica prehispánica, cerámica virreinal de mediados del siglo XVI y de la segunda mitad del XVII, además dos elementos de mayólica (cerámica) de los tipos Cuidad de México verde sobre crema y policromada, y loza vidriada, así como loza fina blanca”, describe el informe.
En la segunda capa, agrega el documento, el material asociado fue prehispánico y data del 550 d.C. al 650 d.C., es decir, corresponde al complejo teotihuacano Fase Metepec.
También, las arqueólogas Flores Montes de Oca y Claudia Servín observaron la presencia de materiales que datan del 650 d.C. al 900 d.C. (llamado Complejo Coyotlatelco), sin embargo, el material que obtuvo mayor presencia fue el que data del 900 d.C. al momento de la conquista (llamado Complejo Azteca).
Con dicha evidencia, las especialistas determinaron que el predio tuvo dos momentos de ocupación constante: durante la época prehispánica y el segundo, posterior a la conquista española.
ENTRE RÍOS. ¿Por qué es importante el predio estudiado? En el informe entregado a Crónica por Salvador Pulido Méndez, se explica que era un área de lomeríos correspondientes a Tacubaya, Mixcoac y San Pedro de los Pinos, rodeada por importantes corrientes de agua como los ríos La Piedad, Becerra, Mixcoac y Churubusco.
No obstante, también ahí confluían los manantiales de Chapultepec y Churubusco, características que contribuyeron a que el poniente de la Cuenca de México fuera una zona rica en recursos para el sostenimiento humano.
“San Pedro de los Pinos fue considerado en época prehispánica parte de Tacubaya o Atlacuihuayanen (su nombre náhuatl), cuyo centro se ubicaba en la loma de Santo Domingo, al respecto en fuentes coloniales y en el registro arqueológico se tiene evidencia de un asentamiento teotihuacano que data del Clásico, en las márgenes del río San Antonio, muy cerca del sitio (en mención)”, se explica en el informe.
Además –refiere–, se plantea que existió la presencia de un grupo mexica en el siglo XIII, bajo el dominio tepaneca, donde Coyoacán tenía jurisdicción sobre las poblaciones de Tacubaya y Mixcoac, regresando al dominio de Tenochtitlan cerca del año 1440 d.C.
“En época colonial y moderna las áreas al poniente y surponiente fueron sumamente disputadas tanto por su ubicación dentro del Valle de México como por los recursos naturales y lo agradable del clima, es así que en 1880 se establece la colonia de San Pedro de los Pinos, la cual permanece hasta la fecha como una de las mejores zonas para ser habitada”, indica el informe.
La importancia sobre la intervención en este espacio, concluye el estudio, es la protección sobre los vestigios, “además de que cada investigación es una oportunidad para abundar sobre la historia local y de alguna manera contribuir al conocimiento para la delimitación de sitios o áreas de interés”
MIXCÓATL. La zona arqueológica de San Pedro de los Pinos, ahora llamada Mixcóatl, fue el espacio donde se construyó el santuario dedicado a Mixcóatl, la serpiente de nubes o la serpiente de la lluvia.
De acuerdo con el arqueólogo Roberto Gallegos Ruiz, en este sitio se edificó la única pirámide a Mixcóatl, y actualmente se conservan los pisos de su parte superior y aun se preserva un patio de distribución y de dos plataformas: oriente y poniente, en la primera se localizaban recintos anexos al templo principal y en la segunda, existen restos de las bases que posiblemente eran de templos o recintos.
“Creemos que pasando la primera mitad del siglo XV, después de 1450, se construye el santuario del dios Mixcóatl. No es un conjunto tan impresionante en edificaciones, pero las construcciones pertenecen a la última etapa de los mexicas”, dijo.