Según la tradición, Melchor, Gaspar y Baltasar fueron tres reyes de Europa, Asia y África, respectivamente, que practicaban algún tipo de magia —así fue como supieron del nacimiento de Jesús— y que llegaron a Belén montados en un caballo, un camello y un elefante, a conocer al Salvador del que hablaban las profecías, llevándole a modo de presente oro, incienso y mirra. Pero en realidad estos personajes no eran reyes, ni magos ni eran tres…
La verdad es que, en la Biblia, el único evangelio que menciona a los «Reyes Magos» es el de Mateo, en el cual se lee: «Cuando Jesús nació en Belén de Judea en días del rey Herodes, vinieron del Oriente a Jerusalén unos magos diciendo: ¿Dónde está el rey de los judíos, que ha nacido? Porque su estrella hemos visto en el oriente, y venimos a adorarle…» (Mateo 2:1-2).
Es de notar que el texto sólo menciona a «unos magos», pero no dice sus nombres, ni su número, ni mucho menos que se tratara de reyes o que viniera cada uno de una parte distinta del mundo. En realidad, la palabra en español «magos» es una traducción imprecisa de la palabra magi —plural de magus—, que se refiere a los sacerdotes o seguidores del zoroastrismo o mazdeísmo, una religión persa fundada por el profeta Zoroastro; otra teoría señala que se trata de una versión de la palabra griega magoi, que se refiere a los hombres sabios, educados e influyentes.
Por otro lado, el evangelio menciona los tres regalos —oro, incienso y mirra—, pero no menciona que se tratara de tres sabios de oriente los que trajeran, cada uno, un regalo. La primera referencia escrita que menciona a tres sabios la da Orígenes, en el siglo III de nuestra era, y fue el papa León I «el Magno» quien estableció el número definitivo de los Reyes Magos.
Por otro lado, algunas fuentes afirman que la primera vez que se mencionan los nombres con que hoy conocemos a los Reyes Magos —Melchor, Gaspar y Baltasar, que equivalen a los nombres hebreos Magalath, Serakin y Galgalath— es en la iglesia de San Apolinar Nuovo, en Rávena, Italia, a mediados del siglo VI, como se aprecia en este mosaico:
Finalmente, la tradición de que los Reyes Magos traigan juguetes o regalos a los niños, aparentemente, es totalmente de influencia hispánica y, además de en España, se celebra en casi toda América Latina y en Filipinas, mucho antes de que la figura de Santa Claus se popularizara en los países de habla hispana por influencia mercadoténica y cultural.