El presidente Barack Obama ha decidido poner fin con carácter inmediato a la política de “pies secos, pies mojados” por la que, durante más de 20 años, prácticamente todo cubano que alcanzara territorio estadounidense podía quedarse en el país, aunque hubiera entrado de forma ilegal. El mandatario, en una de sus últimas decisiones al frente de la Casa Blanca, también ha ordenado el término de un programa que incentivaba que médicos cubanos, uno de los orgullos de la isla, abandonaran su país.
La decisión, que según anunció Obama en un comunicado tiene carácter inmediato, supone un cambio drástico en las relaciones bilaterales con Cuba.
“Hoy, EE UU está dando pasos importantes para avanzar hacia la normalización de relaciones con Cuba y darle una mayor consistencia a nuestra política migratoria”, dijo Obama en un comunicado. En su mensaje, y con miras al inminente inquilino de la Casa Blanca, el republicano Donald Trump, que ha amenazado con revisar las relaciones con La Habana, Obama defendió el acercamiento a la isla como “la mejor manera de garantizar que los cubanos pueden disfrutar de prosperidad, buscar reformas y determinar su propio destino”.
“Tal como dije en La Habana, el futuro de Cuba debería estar en manos de los cubanos”, subrayó el presidente demócrata.
La Ley de Ajuste Cubano de 1966 garantiza que todo cubano que entre al país de forma legal podrá obtener la residencia al año y un día de poner pie en territorio norteamericano. En 1995, tras el éxodo masivo de balseros de un año atrás, el Gobierno de Bill Clinton hizo un agregado a esa normativa que se pasó a conocer como la política de “pies secos, pies mojados”, que implicaba que todo cubano interceptado en el mar (“pies mojados”) era devuelto a la isla, pero que aquellos que lograran tocar tierra (“pies secos”) podían permanecer en EE UU, obtener un permiso de trabajo y unas ayudas iniciales y, transcurrido el año, pedir la residencia permanente.
Con la derogación de esta medida, «los ciudadanos de Cuba que intenten entrar a EEUU ilegalmente y que no cualifiquen para auxilio humanitario serán sujetos a ser devueltos a Cuba, en concordancia con las leyes de Estados Unidos y las prioridades en su aplicación», enfatizó Obama. Además, pone a los cubanos en igualdad de condiciones con otros inmigrantes. «Al tomar esta medida tratamos a los migrantes cubanos de la misma manera que tratamos a los migrantes de otros países. El gobierno cubano ha aceptado el retorno de los ciudadanos cubanos que serán ordenados a volver a Cuba, así como ha venido aceptando el retorno de los migrantes interceptados en el mar», explicó el presidente demócrata.
Se trata probablemente de la última medida que Obama, que deja la Casa Blanca en poco más de una semana, adoptará en el marco de la normalización de relaciones con Cuba iniciada en diciembre de 2014, una de las decisiones clave de su política exterior.
La suspensión de esta medida era una demanda clave de La Habana, que asegura que la política de “pies secos, pies mojados” incentivaba la emigración ilegal. Pero también había empezado a ser reclamada por los sectores anticastristas de Estados Unidos y algunos de sus representantes en el Congreso que afirman que la medida fue creada para ayudar a refugiados políticos pero que estaba siendo aprovechada de forma abusiva en los últimos años por cubanos que emigran solo por motivos económicos.
Por ello, según el senador republicano Jeff Flake, es una decisión que deberían saludar tanto los favorables como los críticos al acercamiento a La Habana.
“Individuos a ambos lados del debate EE UU-Cuba reconocen y están de acuerdo en que poner fin a la política de ‘pies secos, pies mojados’ va en nuestro interés nacional”, afirmó Flake, uno de los mayores defensores de la normalización de relaciones que critican muchos de su partido, incluido el presidente electo Trump.
Según Flake, que la víspera recriminó al nominado como nuevo secretario de Estado, Rex Tillerson, su reticencia a eliminar el embargo cubano, la decisión de Obama “trae a nuestra política hacia Cuba en la era moderna, a la par que permite que EE UU continúe su generosa actitud hacia aquellos individuos y refugiados con una demanda de asilo legítima”.
La llegada de cubanos a EE UU se ha disparado desde la normalización de relaciones. En 2015, llegaron 43.159 cubanos, un 78% más que en 2014. El año pasado fueron al menos 63.000 los cubanos que ingresaron en territorio estadounidense, la gran mayoría a través de la frontera con México. El éxodo de cubanos temerosos de perder este privilegio provocó de hecho a finales de 2015 una crisis en varios países centroamericanos que trataban de llegar por esa región hasta EE UU.