Urge resolver problemas con los hijos: Especialista

Acabar con la indiferencia de padres, familia, amigos, vecinos y maestros hacia el comportamiento de los niños, y desarrollar programas de prevención en barrios y escuelas son lecciones tras lo ocurrido en el Colegio Americano del Noreste, dijo a Crónica la doctora Feggy Ostrosky, una de las psicólogas más reconocidas del país.

“El cerebro tiene sistemas biológicos que provocan dolor cuando vemos la aflicción de otros y permiten responder con empatía, pero hoy los adultos estamos apagándolos, nos volteamos a otro lado, y los niños también lo están haciendo”.

Ostrosky es coordinadora del laboratorio de Psicofisiología y Neuropsicología de la Facultad de Psicología de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).

“Los niños no amanecen un día queriendo matar o matarse, algo les pasa y vienen las ideas suicidas. Y esos síntomas sí se pueden detectar cuando estás en contacto con ellos”.

—¿Es responsabilidad de los padres?

—De toda la sociedad… Hay un problema en un individuo, en un menor, no hay genes del mal, pero sí de depresión, bipolaridad y procesos neuroquímicos que lo hacen sentir muy mal y alguien tiene que detectarlo: los papás, la maestra, la psicóloga, amigos, tíos o la vecina, pero lo que nos está pasando es que ya no reconocemos esos síntomas o no interesa.

Cuando alguien está sometido a una carga extrema de estrés, describió, predominan las emociones negativas. “Es una llamada de atención para todos, no hay que voltearnos, hay que poner más atención en nuestros hijos, sobrinos, alumnos y en cada uno de los niños que conocemos. En los casos con un buen final que he investigado, siempre hay figuras rescatadoras”.

—¿Qué hay de los colegios, de las autoridades educativas o de gobierno?

—En las escuelas se requiere impulsar programas de entrenamiento para padres y maestros con el fin de que puedan detectar conductas de alerta: aislamientos, irritaciones, autoagresiones, pensamientos suicidas.

Ostrosky y un equipo de psicólogos de la UNAM han desarrollado programas de intervención preventiva, los cuales han aplicado en zonas como Tepito y Tláhuac.

“Te sientas a comer con los hijos y andas checando el celular, no estamos pendientes; generalmente papá y mamá trabajan y siempre andan muy presionados, hay que cambiar el chip: platicar con los hijos, examinar su comportamiento, resolver con ellos los problemas”.

La especialista, autora del libro Mentes Asesinas: la violencia en tu cerebro, sugirió modificar los sistemas educativos:

“Actualmente los niños van a la escuela a aprenderse cosas de memoria, y se ha olvidado educar el autocontrol, el automonitoreo, la flexibilidad cognitiva y emocional, para que los menores tengan formas alternas de resolver los problemas, nadie está tomando en cuenta eso”.

Recomendó además moderar la exposición a videos o juegos violentos:

“Cuando analicé el caso del coreano que entró a la escuela de Virginia Tech y mató a 32 personas, hasta estaba vestido como el personaje de un videojuego y no es que jugar videojuegos te lleve a matar, sino que los niños viven en ambientes sociales en los que la violencia es la forma principal de entretenimiento, y están expuestos a ideas que la refuerzan y glorifican”.

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