El doctor que atiende a la madre de Marco Antonio Regil le confirmo que el Alzheimer que padece está en su etapa final, que su cuerpo ya no recuerda que tiene que comer y beber, y que solo le quedan días de vida.
El querido presentador mexicano, quien ha decidido pasar estos últimos días junto a su madre, le escribió una conmovedora carta de despedida que compartió en las redes sociales con sus seguidores.
CARTA DE MARCO ANTONIO REGIL A SU MADRE
“El día que tanto temía desde que era un niño ha llegado. Es tiempo de decirle adiós al ser que me dio la vida, que me enseñó a amar a Dios, a la que jugaba conmigo y me contaba historias, haciendo la voz de Mickey Mouse, a quien me enseñó a abrazar, a trabajar duro por mis sueños, a esa persona que cuando yo le decía que quería ser locutor en la radio y televisión me tomó en serio y me regaló un micrófono, una grabadora y un tocadiscos y sin dudar de mis capacidades simplemente me preguntó cuántas horas al día estaba dispuesto a practicar en casa para que cuando la oportunidad llegara yo estuviera listo.
Esta mujer se llama Irma Sánchez Mayans y trabajando duro y con honestidad sacó adelante solita a tres niños: Raúl Antonio, Jorge Humberto y Marco Antonio. Yo le decía que quería crecer rápido para ayudarla y sacarla de trabajar y fue ese sueño el que me inspiró a trabajar duro, a hacer lo que nadie estaba dispuesto a hacer, porque tenía prisa, porque me urgía, porque mi corazón me dolía tanto al verla trabajar tan duro en un mundo en donde una mujer divorciada era mal vista y juzgada.
Por ella hice lo que hice y de ella aprendí todo lo que se. Desde que me llevaba a sus conferencias como entrenadora de ventas de Avon, y yo le operaba el equipo de audio y le aplaudía al ver cómo entusiasmaba y motivaba a la gente. Ella fue siempre mi maestra, mi coach, mi inspiración y tengo tanto y tanto que agradecerle.
Hoy me dijo el doctor que el Alzheimer’s ha llegado a su fase final y y no puede comer ni tomar líquidos, pues su cuerpo y su mente ya olvidaron cómo realizar sus funciones más básicas. Nos dicen que tiene unos días más de vida. Desde hace un par de años ya no habla, no me reconoce, aunque a veces el Universo me ha regalado segundos de su lucidez pues noto cuando con claridad regresa ese brillo a sus ojos y ha llegado a decirme “mijito” para después perderse en la nada.
Esta es la mujer que cuando me veía triste y llorando me decía que todo iba a estar bien y con sus palabras y amor me ayudó a levantarme una y otra vez. Esa es Doña Irma, como la gente le decía y hoy le doy gracias a Dios por el regalo y privilegio de haber sido su hijo”.