Este viernes, Cuba cumple 55 de años del bloqueo económico, financiero y comercial que Estados Unidos le impuso por diferencias políticas e ideológicas, el cual se mantiene a pesar de fracasar en su objetivo y ser rechazado por la comunidad internacional.
El 3 de febrero de 1962, el entonces presidente estadounidense, John F. Kennedy (1961-1963), firmó la orden ejecutiva 3447 que dispuso el cerco total del comercio entre ambos países, luego de que su Congreso aprobó la Ley de Ayuda Externa, en la que prohibió todo tipo de asistencia a Cuba.
Un año antes, la Casa Blanca -ocupada en ese momento por el ex mandatario Dwight D. Eisenhower (1953-1961)-, había roto las relaciones diplomáticas y consulares con la nación caribeña, además de que restringió los viajes de sus ciudadanos a la isla.
En abril de 1961, fracasó también la invasión de más de 2 mil efectivos por Bahía de Cochinos, en el sur de la occidental provincia de Matanzas, que contó con apoyo de Estados Unidos, ante lo cual, el incipiente gobierno revolucionario cubano decretó el carácter socialista de su proyecto social.
Un documento de aquel año, desclasificado décadas después en Washington, reveló el objetivo explícito de la medida de fuerza: causar “hambre, desesperación y sufrimiento” a la población de la isla, para originar una desestabilización interna que provocara el derrocamiento de la Revolución cubana liderada por Fidel Castro (1926-2016).
Tras la oficialización del bloqueo, las sanciones a la isla se recrudecieron al paso de 10 administraciones, con normativas como las leyes Torricelli (1992) y Helms-Burton (1996) que pretendieron aislar a Cuba en la arena internacional.
Con la llegada de Barack Obama a la Oficina Oval en 2009, se flexibilizaron algunas de las restricciones de esa política.
En diciembre de 2014, al anunciar el inicio del proceso de acercamiento entre los dos países para restablecer las relaciones diplomáticas bilaterales, Obama admitió el inocultable fracaso del bloqueo a Cuba y luego pidió al Congreso la derogación.
Las relaciones diplomáticas entre Cuba y Estados Unidos finalmente se restablecieron en julio de 2015.
Políticos estadounidenses suelen llamar “embargo” a esta política de castigo y sostienen que es un asunto bilateral.
No obstane, el gobierno cubano insiste en que se trata de un bloqueo, porque tiene un marcado carácter extraterritorial, además de que viola el derecho internacional, así como las regulaciones internacionales de comercio y de navegación.
Esta política hostil prohíbe la importación de productos cubanos y la exportación de bienes estadounidenses a la isla.
También impide el viaje de turistas estadounidenses a la nación caribeña, el uso del dólar para sus transacciones dentro de la isla y el acceso a las instituciones financieras internacionales, entre otras restricciones.
El costo del bloqueo a la isla ascendió a 125 mil 873 millones de dólares a precios corrientes, lo que se eleva a 753 mil 688 millones al tomar en cuenta la depreciación del dólar frente al valor del oro en el mercado internacional, según cálculos del año pasado.
Desde 1992, Cuba presenta en la Asamblea General de Naciones Unidas (ONU) un proyecto de resolución que insta a poner fin a la medida punitiva.
Desde entonces ha crecido el apoyo a Cuba en esta causa, a tal punto que el bloqueo fue rechazado el año pasado en votación por 191 países, ninguno a favor y las abstenciones, por primera vez, de Estados Unidos e Israel.
A pesar de ello y de que más de la mitad de los estadounidenses no respalda el bloqueo a Cuba, según sondeos, el Congreso de mayoría republicana persiste en mantener la presión sobre la isla.
Cuba reconoce que hay progreso en las relaciones con Estados Unidos, pero sostiene que no habrá normalización de los nexos diplomáticos mientras exista esa política de fuerza.
El diario “Juventud Rebelde”, segundo de mayor circulación en la isla, destacó este viernes que aunque el bloqueo continúa con sus daños al pueblo cubano y obstaculiza el desarrollo económico y social de la isla, “55 años después, la Revolución Cubana sigue en pie”.
Añade que “tampoco han podido aislarla de un mundo que rechaza y condena esa agresión”, y que solamente su “levantamiento total permitiría la convivencia civilizada a la que Cuba está dispuesta”.
(Con información de Xinhua)