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Vestida como vedette, Niurka llevó el arrabal y el cabaret hasta el segundo piso de un turibús.Y durante alrededor de una hora aprendió y perfeccionó un nuevo baile: contonear sus curvas en un vehículo en movimiento, con paradas continuas.
La cubana encabezó un carnavalesco recorrido ayer, por Paseo de la Reforma y hasta el Zócalo, para promocionar la obra musical Aventurera, cuya nueva versión estrenará el 14 de febrero en el Auditorio Blackberry.
La voluptuosa bailarina y actriz, de 47 años, quien ya protagonizó la puesta hace años, volverá a ponerse en la piel de la vedette Elena Tejero, papel que compartirá con Susana González.
La Auténtica Santanera de Gildardo Zárate, al lado de Niurka, interpretaba temas como «El Ladrón», «Fue en un Cabaret» y «La Boa». A bordo del vehículo también estaban los actores Ernesto Laguardia y Alexis Ayala, bailarines de la obra y los productores Gerardo Quiroz y Juan Osorio, ex pareja sentimental de la caribeña, y hasta Emilio, el hijo de ambos.Pero toda la atención se la llevo la polémica estrella. Los fuertes rayos de sol que cayeron en la capital parecieron alentar la candela de Niurka, quien estuvo desatada.
Bailaba sones y tumbas acariciándole el pecho a un musculoso bailarín negro, soltaba carcajadas, improvisaba perreos, mandaba besos a los peatones, se agarraba los senos, o saludaba como reina de belleza.
Varias ocasiones estuvo a punto de caerse cuando el turibús arrancaba de imprevisto luego de un alto, pero no pasó del susto.
La caravana pasó por el Monumento a Cuauhtémoc, el de Colón, el Senado de la República el «Caballito», el Hemiciclo a Juárez, el Palacio de Bellas Artes, el Zócalo, Palacio Nacional, la Catedral. Y de regreso.
El sonido de las bocinas, así como la piel tostada de Niurka, imantaban la mirada de peatones y automovilistas cerca de los cuales circulaba el turibús.
Desde la calle o desde los autos, los curiosos, policías de tránsito y oficinistas dirigían la cámara de su teléfono hacia la estrella de telenovelas como Nunca te Olvidaré y Salomé, y le dedicaban silbidos.
Hasta un joven que viajaba arriba de un camión de la basura, risueño y con la cara colorada, sacó un breve video y le lanzó besos con prisa, antes que su vehículo dejara atrás al de la cubana.
Artistas callejeros, como bailarines de breakdance o practicantes de parkour del Centro Histórico, trataban de llamar la atención de la famosa y con ello la de las cámaras de la prensa. Niurka puede presumir que, al menos por una tarde, fue lo más fotografiado del primer cuadro de la capital.
