A pesar de que los arrebatos racistas por parte de Donald Trump se llegan a tomar como una burla, el terrorismo no es una broma y no se puede negar el daño que ha provocado a la vida de miles de personas en el Medio Oriente.
La desesperación que produce el temor por ser atacado, ha llevado a miles de jóvenes a dejar sus estudios para unirse a la pelea contra el terrorismo. Este es el caso de Joana Palani, joven danesa de 23 años que se ha convertido en uno de los más grandes objetivos de ISIS, ya que se le atribuye la muerte de al menos 100 miembros de la organización terrorista.
¿Pero por qué alguien ajeno a estas tierras se interesa tanto? Joana tiene ascendencia iraní/kurda y nació en un campo de refugiados en Ramadi, Irak, durante la Primera Guerra del Golfo. Su vida, es más que interesante ya que la guerra ha formado parte de su infancia, ya que la primera vez que tomó un arma fue a la tierna edad de nueve años.
En 2014, Joana dejó sus estudios para unirse a la pelea contra el terrorismo, dejando Copenhagen por Siria.
“Me encuentro inspirada para pelear por los derechos de la mujer, por la democracia –por los valores europeos que he aprendido con una chica danesa.”
Esto, la ha llevado a campos de batalla como Kobane, en donde junto a las Unidades de Protección del Pueblo Kurdo, libero a varias jóvenes que eran utilizadas como esclavas sexuales.
Sin embargo, estas acciones no solo la han puesto bajo el radar de ISIS –quienes han puesto una recompensa por su cabeza de un millón de dólares– ya que las autoridades de Dinamarca la consideran como una criminal, prohibiéndole la entrada al país.
Siendo detenida en septiembre de 2015 al intentar pasar a Qatar, Joana fue trasladada a la prisión Vestre Faengsel –la más grande de Dinamarca– donde estuvo presa por tres semanas, además de que su pasaporte fue confiscado.
Vista como terrorista en su propio país, Joana ahora tiene que esconderse de las autoridades:
“Siento haber transgredido la ley, pero no tenía otra opción. Aquellos por los que arriesgue mi vida, me han quitado mi libertad. Yo nunca espere perderlo todo por pelear por nuestra libertas y seguridad.”
Sin embargo, debido a la recompensa puesta sobre su cabeza, Joana no tiene otra opción que permanecer escondida en Dinamarca, arriesgando ser encarcelado o pero, desterrada para ser sometida por las garras de los terroristas:
“Hay una recompensa de un millón de dólares por mi cabeza. Es por estas circunstancias que me encuentro en Dinamarca.”
Es triste que una persona que lo ha sacrificado todo por la seguridad de los demás, sea tratada como una criminal, a pesar de poner su vida en el campo de batalla para detener al terrorismo que desafortunadamente, ha cubierto al mundo en desesperación.
Realmente esperamos que los esfuerzos de Joana sean vistos con buenos ojos en un futuro, ya que hacen falta más personas como ella, dispuestos a sacrificarse por el bien común.