Cuando el Benfica y el Borussia Dortmund se enfrenten este martes en la ida de los octavos de final de la Champions League, lo harán con el recuerdo de su único choque en la memoria, aquel lejano 1963 cuando Eusebio lideraba a uno de los equipos más poderosos del Viejo Continente.
En la edición 1963-64 de la Copa de Europa, el BVB disputaba el torneo apenas por tercera vez, mientras el Benfica ya tenía construida una reputación como gigante del continente. La escuadra portuguesa llegaba como subcampeona y ganadora de dos «orejonas» en los últimos tres años, la primera sobre el Barcelona de Luis Suárez y la segunda ante el Real Madrid de Alfredo Di Stéfano.
Por si ese currículum no era suficiente para asustar a un Dortmund con la etiqueta de víctima, el Benfica hizo valer la localía en el partido de ida, disputado el 6 de noviembre de 1963 en Lisboa. Con goles de Eusebio y Simoes, el campeón de Portugal se impuso 2-1 frente a su público.
Pero la afición y el epíritu obrero del Dortmund pudieron más que el peso histórico del Benfica. El Westfalenstadion, el fortín donde el Borussia juega sus partidos hoy en día, ni siquiera estaba en planes. El duelo de vuelta se jugó en el estadio Rote Erde (de la Tierra Roja), un inmueble que entonces albergaba hasta 42 mil espectadores.
El jugador número 12 del Dortmund, ahora considerado uno de los más fieles, no dejó espacio ni para un alfiler en las gradas; los boletos se agotaron semanas antes del partido. El aliento de las almas presentes el 4 de diciembre de 1963, sumado a la presión de los 11 «borussen» en el campo desde el silbatazo inicial, surtieron su efecto en el minuto 33, cuando Timo Konietzka se alzó en el área del Benfica para cabecear un centro del capitán Wilhelm Burgsmüller a las redes.
Con el 1-0 en el marcador, los presentes esperaban una reacción del Benfica, pero el frío en el ambiente, el hielo en el pasto y la ausencia de Eusebio, quien se cayó de la alineación de último minuto, causaron estragos en los portugueses. Antes del 40′, el marcador ya mostraba un categórico 3-0 a favor de los locales, tras un doblete de Franz Brungs.
Brungs logró su segundo de la noche con una excelsa definición de media vueta que pegó en la base del poste y besó las redes. La emoción fue tal que los fotógrafos entraron al campo para captar la mejor imagen del festejo.
El tercero de Brungs llegó ya en el segundo tiempo y Reinhol Wosab redondeó la goleada 5-0, la peor para el Benfica en su historia hasta 1999.
En cuanto el árbitro pitó el final, la afición invadió el campo en busca de un «souvenir». Todos querían llevarse la camiseta dorada de seda que usaron los 11 héroes del Dortmund que humillaron al dos veces campeón de Europa.
«Un aficionado me jaló del pecho y quería arrancarme (la camiseta) del cuerpo», recordó Frungs en una entrevista.
¿QUIÉN LLEGA MEJOR ESTA VEZ?
Desde entonces, el Benfica y el BVB nunca se han enfrentado otra vez, y mucho ha cambiado. Si bien las Águilas continuaron su dominio en Portugal, perdieron su poderío en Europa y no han vuelto a probar la gloria en la Champions League. Mientras que el Borussia ganó el torneo en 1997 y fue finalista en 2013.
El Benfica del mexicano Raúl Jiménez avanzó a los octavos como segundo lugar del grupo B. Al partido de ida llega como líder de la Primeira Liga y con un récord de siete victorias, un empate y dos derrotas en lo que va de 2017.
Por su parte, el Dortmund no perdió un solo partido como visitante en la fase de grupos y ganó el grupo F, que compartía con el Real Madrid. En la Bundesliga ocupa el cuarto lugar y viene de caer ante el sotanero Darmstadt 98. Su marca en el año es de cinco triunfos, dos empates y una derrota.