Incertidumbre para 600 mil niños repatriados

Vulnerabilidad. Sólo 8 mil 315 niños nacidos en Estados Unidos de padres mexicanos han podido obtener la doble nacionalidad tras retornar a nuestro país, la cual sólo se consigue después de un tortuoso procedimiento administrativo que incluye realizar trámites en ambos países

Kelly llegó a México cuando tenía tres meses de edad. Había nacido en Hanson, Alabama, y fue registrada ahí como ciudadana estadunidense, pero urgencias familiares obligaron a su traslado prematuro a la tierra de sus padres: Tamaulipas.

“Desde que llegamos comenzamos a batallar con las vacunas, nadie quería ponérselas y andábamos de un lado para otro”, cuenta doña Eunice Soto, su madre.

Debieron pasar casi ocho años para que esta pequeña también fuera reconocida como mexicana, sin perder su otra nacionalidad… Ocho años de invisibilidad, rechazo, incertidumbre escolar, inseguridad social y negativa de otros derechos como salud.

En tiempos en los cuales inquieta la vulnerabilidad de mexicanos en Estados Unidos, su persecución bajo la administración de Donald Trump y el lógico incremento en deportaciones, es válido mirar hacia el otro lado: ¿cómo viven aquí los hijos de padres mexicanos nacidos en la Unión Americana?, ¿qué obstáculos enfrentan y cuál es su situación jurídica?

Además de la falta de servicios y oportunidades de desarrollo, las historias indican incriminación, clandestinidad y hasta el uso de identidades fraudulentas.

En México, viven por lo menos 600 mil hijos de padres mexicanos —ambos o alguno de ellos— nacidos en EU, de acuerdo con datos del Registro Nacional de Población (Renapo) de la Secretaría de Gobernación. De éstos, 287 mil son niños en edad escolar en cuyos casos se ha corroborado ya la falta de un acta de nacimiento mexicana que les garantice la doble nacionalidad y el acceso pleno a servicios. La cifra es resultado de un estudio entregado a Renapo por la Secretaría de Educación Pública con base en información recabada por el INEGI tras el último ciclo escolar —y compartido a este diario—.

Se trata de pequeños cuyas familias salieron o fueron expulsadas de aquel país…

“Son norteamericanos por nacimiento, pero cuando sus padres son deportados, repatriados o tienen un regreso voluntario o asistido no tuvieron la posibilidad de apostillar sus documentos, entonces llegan a México sólo con el certificado de nacimiento norteamericano y al querer inscribir a sus hijos en las escuelas o solicitar un servicio de salud les dicen: lo sentimos, sus hijos no son mexicanos”, describe Jorge Rojo, titular de Renapo.

“Se empezó a desatar una crisis tremenda, porque sin CURP ni acta de nacimiento mexicana se restringen los derechos. Ha habido reclamos de que el Registro Civil es inoperante porque no registra a estos chicos… Sí los puede registrar, pero sin el trámite correcto lo que se les quita es su garantía de binacionales”.

BARRERAS ADMINISTRATIVAS. Desde finales de septiembre del año pasado, Renapo se abocó a resolver estos obstáculos administrativos con un programa denominado “Soy México”.

Conforme al artículo 30 de la Constitución, son mexicanos “los que nazcan en el extranjero, hijos de padres mexicanos nacidos en territorio nacional, de padre mexicano nacido en territorio nacional, o de madre mexicana nacida en territorio nacional”.

Sin embargo —según diversas disposiciones en el Reglamento del Registro Civil y en el Código Civil Federal—, para oficializar este derecho se requiere iniciar un procedimiento administrativo de inserción del acta de nacimiento mexicana ante un juez del Registro Civil. Este trámite obliga a exhibir el documento público extranjero —en este caso el certificado de nacimiento estadunidense— legalizado ante el Consulado de México en el país de origen, aunque gracias a la Convención de La Haya de 1961, signado por nuestro país y por Estados Unidos, este requisito fue simplificado a la presentación de una apostilla: una especie de certificación con sello y firma de la autoridad emisora.

¿Qué hay de quienes no cuentan con actas de nacimiento apostilladas y ni siquiera traducidas al español?…

La apostilla tiene un valor en la Unión Americana de entre 5 y 30 dólares, “pero hay muchos problemas para obtenerla: ser la persona interesada y si no es presencial, emitir una carta poder… Imagínate los deportados, ¿cuánto les costaría regresar a Estados Unidos?, ¿y si no tienen un familiar o amigo allá que les ayude con los requisitos? Sería tortuoso”, dice Rojo.

El 20 de septiembre de 2016, Renapo firmó un convenio con la Asociación Nacional de Estadísticas y Sistemas Informáticos de Salud Pública de Estados Unidos (NAPHSIS, por sus siglas en inglés), entidad encargada de concentrar los certificados de nacimiento estadunidenses, para tener acceso a su base de datos y verificar en línea la autenticidad de los documentos sin la necesidad de la apostilla.

Es la única institución registral fuera de Estados Unidos con acceso a este modelo web, en el cual puede buscar certificados de 38 estados de la Unión Americana. En la mayoría de los casos, cada consulta le cuesta al gobierno mexicano un dólar con 90 centavos; sólo el estado de Carolina del Norte cobra 24 dólares. Si no se cuenta con los datos necesarios para la búsqueda, es necesario efectuar una certificación, cuyo costo puede alcanzar los 30 dólares. Se han podido resolver casos hasta con simples documentos de alumbramiento.

La constancia es enviada al Registro Civil de cada entidad de la República, donde se concreta la inserción del acta mexicana y se asegura la doble nacionalidad…

Hasta el cierre de 2016, 8 mil 315 hijos de padre mexicanos nacidos en EU han podido regularizar su situación jurídica. Pero son 600 mil, 287 mil niños en edad escolar…

FANTASMAS. Los papás de Kelly vivieron 10 años en Estados Unidos. Aunque ella nació allá, “México es el lugar donde quiero vivir, estudiar y tener amigos”, dice… Sin sus documentos de registro, sólo tuvo la opción de ingresar a primaria de manera provisional.

“Es una niña muy inteligente, en su calidad de oyente siempre ha mantenido un excelente aprovechamiento, pero como no tenía CURP ni nada, no le podían dar una beca”, cuenta doña Eunice, la mamá.

En la familia no era la única persona desdeñada: su hermano Kevin, de 12 años y nacido en el condado de Cloud, en Concordia (Kansas), también debió vivir ocho años entre sombras e informalidad escolar.

“Lo aceptaron en la primaria, pero la maestra nos había dicho que sin papeles no le podían dar certificado ni ingresar a la secundaria -narra su madre-. Nosotros hacíamos la lucha, pero era bastante costoso ir a la frontera para el apostillamiento y la traducción, un ir y venir en oficinas, pero sin resultados”.

Kevin y Kelly recién fueron detectados por las autoridades del Registro Nacional de Población. Al fin, lejos de una vida fantasmal, ella podrá solicitar una beca y él obtener su certificado de primaria…

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