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En menos de dos minutos, el maestro mecánico Manuel Hernández vertió todo el aceite quemado que le cambió al automóvil de uno de los clientes que llegan a su negocio ubicado en la avenida Universidad, a la coladera.
Dice que para él es algo normal porque no hay ninguna empresa o dependencia encargada de la recolección de aceite quemado, por eso su destino final es el drenaje.
La violación a las leyes en este lugar es una pequeña parte del gran problema que se registra en Tabasco, de acuerdo a una investigación de campo que realizó Novedades, cerca de 3.5 millones de litros al mes (42 millones de litros al año), tanto automotriz como de cocina, terminan en los ríos y mantos freáticos.
Según el Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEGI) y la Cámara Nacional de la Industria Restaurantera y de Alimentos Condimentados (Canirac), en el estado operan más de mil talleres mecánicos y 5 mil establecimientos de venta de alimentos, y no se hacen responsables de los residuos peligrosos que se generan en ellos.
Aunque la autoridad, en este caso la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (Profepa), impone sanciones cuando detecta el problema, sus acciones resultan insuficientes. Ejemplo, en 2013 la Procuraduría únicamente sancionó a 50 talleres automotrices, en 2015 a 55, por no cumplir con lo estipulado en la Norma 052 de la Ley General del Equilibrio Ecológico y Protección al Ambiente (LGEEPA), la cual trata del manejo de los residuos peligrosos. Las multas impuestas fueron de hasta 500 salarios mínimos, casi 30 mil pesos.
A decir de la delegación de Profepa, todas las empresas que manejan residuos peligros, incluyendo los talleres mecánicos, están obligados a contabilizarlos en una bitácora y dar seguimiento tal como lo establece la Norma 052 de la LGEEPA.
Al respecto, el delegado de la Confederación Nacional de Talleres de Servicio Automotriz y Similares, Rodolfo Lagunas Santos, reconoció que en la entidad operan cerca de 3 mil talleres, mismos que generan cerca de 2.5 millones de litros de aceite al mes, que por falta de control en el manejo de residuos peligrosos van a parar al drenaje.
“Desafortunadamente no se respetan las normas porque no existe control en el manejo de los residuos peligrosos. Hay muchos restaurantes que tiran directamente el aceite que utilizan de la misma forma, pero es que no hay ningún tipo de vigilancia por las autoridades correspondientes, estos negocios deben tener un contenedor o procesar esos residuos y no mandarlos al drenaje”, advirtió en tono enérgico el presidente de la Asociación Ecologista Santo Tomas, Hugo Ireta.
Señaló que estos residuos dañan el suelo, lo dejan infértil y al pasar a los cuerpos de agua “la demanda de oxígeno es mayor, organismos vivos como los peces no van a resistir y se van a morir”.
Es importante señalar que un litro de aceite usado puede contaminar un millón de litros de agua, afecta de manera considerable la agricultura, la fauna, la flora, al ser humano y plantas de tratamiento de aguas residuales, esto quiere decir que tres millones de residuos pueden afectar 300 millones de litros de agua.
LITROS POR MES
Talleres mecánicos
2.5 millones de litros
Restaurantes
500 mil litros
Total: 3 millones de litros al mes
EL DATO:
Fallas de talleres y restaurantes
No cuentan con contenedores para depositar el aceite quemado
No tienen clasificación de los contenedores
Incumplen con la bitácora que marca la ley
Lo que exige la ley
Contar con contenedores clasificados para el depósito de los residuos como aceites, solventes y anticongelantes
Cada determinado periodo de tiempo deben entregar los residuos a una empresa especializada
La empresa debe entregar un manifiesto de los residuos recibidos para su tratamiento
En una planta de tratamiento, la empresa entrega los residuos para su proceso y así evitar contaminar el ambiente
Impacto ambiental
1 litro de aceite quemado puede contaminar un millón de litros de agua
3 millones de litros de aceite impactan a 300 millones de litros de agua
Han detectado en el agua:
Plomo
Cadmio
Aluminio
Yodo
Fuente: Profepa, Santo Tomas, Delegación de Talleres Mecánicos, Canirac
Daños por mal manejo
Francisco Uribe
Un estudio elaborado por la División de Ciencias Biológicas de la Universidad Juárez Autónoma de Tabasco (UJAT), señala que si no se recoge adecuadamente el aceite de motor usado podría causar graves problemas a nuestro entorno. Esta sustancia contiene una serie de hidrocarburos que no son biodegradables, destruyen el humus vegetal y acaban con la fertilidad del suelo.
El aceite usado contiene sustancias tóxicas como plomo y compuestos de cloro que contaminan gravemente las tierras. Su efecto contaminador se ve reforzado por la acción de algunos aditivos que se le añaden y que favorecen su penetración en el terreno, pudiendo ser contaminadas las aguas subterráneas.
Si se vierten a las aguas, bien sea directamente o por el alcantarillado, el aceite usado tiene una gran capacidad de deterioro ambiental. Produce una capa impermeable, que impide la adecuada oxigenación y que puede asfixiar a los seres vivos que allí habitan.
Si el aceite usado se quema, solo o mezclado con fuel-oil, sin un tratamiento y un control adecuado, origina importantes problemas de contaminación y emite gases muy tóxicos, debido a la presencia de compuestos de plomo, cloro, fósforo, azufre.
Verter cinco litros de aceite usado al río, crea una fina capa de grasa de 5 mil metros cuadrados que dificulta y contamina la vida marina.
Polución incontrolable
Dolores Hernández
Tabasco no cuenta con infraestructura para atender el problema de aceite industrial o de cocina que son vertidos a los drenajes, además no se respetan las Normas Oficiales Mexicanas referidas al cuidado del medio ambiente y la salud, señaló el presidente de la Asociación Civil Santo Tomás, Hugo Ireta Guzmán.
Si bien un litro de aceite de uso doméstico puede contaminar hasta 20 mil litros de agua, el ambientalista señaló que pese a ese panorama, ni la Secretaría de Salud ni la Sernapam vigilan que los talleres mecánicos, grandes hoteles y las cocinas económicas vierten el aceite al drenaje, mucho menos se cuentan con plantas de tratamiento de aguas negras que eviten que, metales pesados vayan a dar a los ríos.
“Esta situación se da por la falta de seguimiento”, puntualizó.
La asociación realizó un monitoreo de agua de abastecimiento donde claramente no cumplen con la Norma Oficial Mexicana NOM-001-ECOL-1996, que establece los límites máximos permisibles de contaminantes en las descargas de aguas residuales en aguas y bienes nacionales, así como con la Norma Oficial Mexicana NOM-127-SSA1-1994: Salud Ambiental, Agua Para Uso y Consumo Humano-Límites Permisibles de Calidad y Tratamientos a que debe Someterse el Agua para su Potabilización.
