No existe una partida presupuestal que obligue a las dependencias de gobierno al pago de honorarios a 600 traductores de lenguas indígenas registrados en el Padrón Nacional de Intérpretes y Traductores en Lenguas Indígenas, cuando dichas entidades utilizan sus servicios. Así lo señala Juan Gregorio Regino, poeta mazateco que el pasado mes de enero fue nombrado director del Instituto Nacional de Lenguas Indígenas (INALI).
“Un asunto que no existe es la partida presupuestal para el pago de honorarios. El INALI ha hecho un esfuerzo muy importante para formar a intérpretes y traductores, ya que algunas instituciones están demandando ese servicio, pero creen que el INALI tiene la obligación de pagarles (su trabajo), pero nosotros creemos que no, que es obligación de ellos, que ellos deben de tener en sus presupuestos una partida que permita pagarles a los traductores porque estamos generando un servicio que en un contexto multilingüe es fundamental y necesario”, comenta.
Sin embargo, añade, las instituciones están formadas bajo la lógica del monolingüismo, por eso considera que los problemas de atención a personas hablantes de una lengua indígena, no se resuelven únicamente con solicitar un traductor al INALI o a la Comisión Nacional para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas (CDI).
“Con las instituciones hay que trabajar mucho para que en su presupuesto tengan partidas que les permitan el pago de intérpretes y traductores cuando lo requieran. Que eso sea algo que no estemos negociando, sino que esté institucionalizado. Hasta ahora se ha improvisado, nos aventamos la pelotita… Sí hay una buena voluntad para apoyarnos, pero no siempre vamos a trabajar con buenas voluntades, se tiene que institucionalizar ese servicio”, destaca Juan Gregorio Regino.
—¿Cuántos traductores capacita el INALI?
—En nuestro padrón tenemos alrededor de 600 traductores de diferentes lenguas indígenas. En donde ha habido más solicitudes de sus servicios es en la Ciudad de México, aunque en los estados tienen la misma problemática: a la hora del pago, la pregunta es quién les pagará.
FONDO. Un programa que impulsará Juan Gregorio Regino como titular del INALI, es la creación de un fondo que financie proyectos relacionados a las lenguas indígenas a través del Fondo Nacional para la Cultura y las Artes (Fonca).
“Un programa que vamos a lanzar es la conformación de un fondo para financiar proyectos de desarrollo de las lenguas indígenas en diferentes regiones del país, porque esas acciones deben ir acompañadas de recursos”, indica.
—¿Cómo funcionará ese fondo?
—Será un fondo bipartito. Trabajaremos con la Cámara de Diputados para que desde ahí se etiquete un recurso y trabajaremos con el Fonca para insertar ese fondo dentro de los lineamientos, porque estamos pensando en conseguir apoyos de la iniciativa privada, pero como INALI no podemos recibir donativos, entonces lo debemos hacer a través del Fonca, instancia que sí está facultada.
La idea, agrega, es que el dinero proceda de la Federación y de los municipios, con la posibilidad de que la iniciativa privada haga aportaciones. “Así tendríamos un fondo más amplio y trataríamos de conformar un comité, construir los lineamientos, las temáticas sobre las cuales se van a recibir los proyectos, crearemos un órgano colegiado y nos vincularemos con Contraloría Social para que haya una transparencia en el ejercicio del recurso”.
¿Lo ideal sería que en 2018 ya funcione este fondo?, se le pregunta a Juan Gregorio Regino. “Este año podríamos empezar con algunos estados, pero no quiero ser tan optimista, creo que nos falta la parte jurídica, nosotros no podemos recibir donativos, tenemos que ver los lineamientos”, responde.
AMENAZA. En México, en el siglo pasado, se perdieron 20 lenguas indígenas y se estima que para el siglo XXI se pierdan otras 40; algunas de las actuales lenguas amenazadas son: popoloca, paipai, kumiai, rarámuri y el kiliwa.
—¿Por qué una lengua indígena se extingue?
—Hay varios problemas, desde la discriminación, la falta de transmisión de padres a hijos, la migración, la pérdida de territorio, la pérdida de identidad, porque a veces los jóvenes no quieren hablar la lengua, y porque algunos proyectos institucionales han fallado.
Otro factor, indica, son los pocos avances del sistema de educación indígena. “Por un lado los maestros que llegan a una comunidad no hablan la lengua indígena y si la hablan, no es la lengua indígena de la comunidad. El otro problema es hacer libros; las lenguas indígenas tienen muchas variantes dialectales, entonces hacer un libro por cada variante dialectal implicaría un costo altísimo”.
Otro freno es que las lenguas indígenas no están asociadas a la retribución económica. “Tenemos un fuerte grupo de maestros bilingües y ¿qué les demanda el servicio escolar? que planeen en español y lengua indígena, pero el servicio del magisterio sólo les paga como si fueran maestros monolingües”.
Es decir, “no hay un estímulo económico ni laboral por estar planeando ni estar enseñando en la lengua indígena, no se asocia a un reconocimiento ni a una mejora económica, y mientras la gente no lo asocie a eso, dirá: ¿por qué voy a hablar mi lengua, por qué voy a enseñar en dos lenguas si voy a ganar lo mismo que un maestro que está en la ciudad y que no tiene que hacer eso?”.
EJES. Juan Gregorio Regino comenta que su plan de trabajo 2017-2018 está enfocado al reconocimiento de las lenguas indígenas a nivel local y a la normalización de las lenguas.
“La planeación lingüística desde el ámbito municipal, es decir, cómo darle un reconocimiento a las lenguas indígenas, cómo empezar a darle uso para las actividades económicas y cómo a través del municipio se institucionaliza el uso de las lenguas”, señala.
Sobre la normalización lingüística, explica que “no hay una norma escrita, no hay quien diga que se debe respetar tal puntuación, tales signos o grafías. Entonces es avanzar desde la parte intrínseca de la lengua para irla normando, hasta la parte social”.