El presidente de Rusia, Vladimir Putin, y la canciller alemana, Angela Merkel, reanudaron este martes el diálogo con su primera reunión bilateral en dos años, aunque quedó patente que el conflicto de Ucrania sigue siendo el gran escollo para relanzar sus relaciones.
“Claro que la cooperación (bilateral) se ha frenado y a veces no nos movemos del sitio, pero siempre debemos mantener el diálogo”, dijo Merkel en la rueda de prensa conjunta con Putin, para enseguida subrayar que la solución del conflicto de Ucrania es indispensable para normalizar del todo las relaciones.
Las sanciones europeas que pesan sobre Rusia por su injerencia en Ucrania, subrayó, se levantarán sólo “cuando se cumplan los Acuerdos” de Minsk para el arreglo de ese conflicto separatista.
Y la posición de Alemania respecto a quién tiene responsabilidad de que “no haya progresos” en este asunto coincide con la de Kiev, lo que hace difícil pensar en una verdadera reconciliación a menos que el Kremlin renuncie a su incondicional apoyo a los rebeldes.
La canciller federal respaldó la postura del Gobierno ucraniano en cuanto al orden en que deben cumplirse los puntos del plan de paz acordado en la capital bielorrusa en febrero de 2015.
“Queremos garantizar que Ucrania acceda al control de su frontera estatal (con Rusia) y luego que se impulse la solución política que apunta a la celebración de elecciones locales” y la concesión de un estatus de autogobierno a los territorios sublevados, explicó Merkel.
Moscú, por contra, insiste en que todos esos puntos deben ponerse en práctica de forma simultánea.
Con todo, y pese a que interpretan de forma muy distinta el documento, los dos líderes coincidieron en que no hay necesidad de elaborar un nuevo acuerdo de paz y que lo importante es cumplir con el ya firmado.
“Mi encarecida petición al presidente ruso consiste en que se haga todo lo posible por garantizar su cumplimiento”, subrayó Merkel al respecto.
El jefe del Kremlin reiteró la postura de Moscú acerca de que el conflicto en el este de Ucrania es “en primer lugar, resultado del golpe de Estado en Kiev” en febrero de 2014, en la conocida como la Revolución del Maidán.
Y en segundo lugar, agregó Putin, “nadie escindió esos territorios, sino que lo hacen las propias autoridades ucranianas con todo tipo de bloqueos” económicos, financieros y de otro tipo a las zonas controladas por los separatistas prorrusos.
A la preocupación expresada por Merkel por “la expropiación de empresas” en los territorios prorrusos, Putin respondió que “nadie ha expropiado las empresas a sus propietarios ucranianos”, sino que sus trabajadores, “ante la imposibilidad de recibir materias primas y descargar la mercancía en Ucrania, han asumido su administración temporal para no quedarse sin medios de subsistencia”.
Los dos mandatarios también trataron el conflicto en Siria, donde Moscú respalda al régimen del presidente Bashar al Assad, algo que, pese a no gustar en Occidente, no despierta tantas controversias como el papel de Rusia en la crisis ucraniana.
Putin insistió en que el ataque con armas químicas contra la localidad siria de Jan Shijún -en el que murieron 92 personas y del que la comunidad internacional ha responsabilizado a Damasco- exige una “investigación escrupulosa e imparcial”.
Rusia considera que no se han presentado pruebas que demuestren la implicación del ejército de Al Asad en el ataque y apunta a otras dos posibilidades: que la aviación siria hubiera bombardeado arsenales donde los adversarios del régimen guardaban armas químicas, o que se trató de una provocación para acusar a Damasco de la barbarie.
El presidente ruso también tuvo que responder a las preguntas de los periodistas sobre la presunta injerencia de Moscú en los comicios presidenciales estadounidenses, en particular, y en otros procesos electorales en Europa en general.
“Nunca nos metemos en la vida política de otros países. Y nos gustaría que nadie se meta en la nuestra. Lamentablemente, observamos desde hace muchos años exactamente lo contrario, como los intentos de influir en los procesos políticos internos de Rusia, ya sea a través de ONG o de forma directa”, denunció Putin.
A Moscú, al contrario, “al ver lo pernicioso y lo infructuoso de esos esfuerzos, jamás se le ha ocurrido meterse en los procesos políticos de otros países”, agregó.
Merkel, por su parte, aseguró “no tener miedo” de cara a las elecciones que se celebrarán en Alemania a finales de este año, pero advirtió que “si hay desinformación, nos ocuparemos de ello”.
Por otro lado, Putin destacó que “Alemania sigue siendo el principal socio económico exterior” de Rusia y recordó, a dos meses de que la ciudad alemana de Hamburgo acoja la cumbre de líderes del G20, que los dos países cooperan “de forma productiva” en el marco de ese foro, que agrupa a las economías mundiales más pujantes.