Historias que laten; Tintorería del siglo XX

“La ropa sucia se lava en casa, pero la especial se lleva a la tintorería”, es el lema de Simón López Sánchez, pionero en la industria de la limpieza textil. La Esperanza es el nombre de su lavandería y tintorería ubicada en la avenida Paseo de la Sierra, con más de 30 años de servicio, es una de las pocas tintorerías antiguas que quedan en la ciudad, lo singular de este negocio es que las máquinas de vapor son antiquísimas y la secadora de gas que utiliza es la primera que llegó a Tabasco.

Desde hace 30 años la tiene en su poder y está orgulloso de contar con esta máquina, ya que significa mucho para él porque gracias a estos instrumentos pudo sacar adelante a su familia y tener lo que ahora posee. Don Simón comenta que las tintorerías no van a pasar de moda ya que ellos son expertos en el manejo de la limpieza del vestuario y el trabajo que se hace es especial, las máquinas modernas desgastan mas rápido la ropa porque ahora no es a vapor sino por calor, lo que hace que el daño a la tela sea irreversible.

Desde joven empezó a trabajar con su familia lavando la ropa de sus vecinos, después se casó y preocupado por el futuro comenzó a ahorrar para poder lograr su meta de tener su propio negocio, con una sola plancha chiquita a vapor y una secadora de gas comenzó el oficio de la tintorería.

Con el paso del tiempo se hizo de su propia clientela, que hasta la fecha no lo deja, ya que, comenta, su trabajo lo recomienda. “Yo ya estoy grande, tengo 30 años en esto, estoy heredando mi conocimiento a mi hijo, Luis Ángel López Sánchez, él es el que se va a quedar con el negocio cuando yo ya no pueda trabajar, ahorita los dos nos ayudamos, gracias a Dios nos da para vivir”, comentó.

Los instrumentos de trabajo de don Simón tienen más de 50 años de antigüedad cada uno, como son las planchas de vapor, la secadora de gas, calderas de agua hirviendo para generar el vapor para la plancha y lavadoras industriales para la ropa, es la tintorería en la ciudad que sigue operando como en el siglo XX. Aunque dice que es buena la modernización, él seguirá trabajando así, ya que los clientes buscan ese tipo de máquinas que ahora ya no existen y no maltratan la ropa.