Después de la decepcionante derrota ante Saúl Canelo Álvarez, ya no hay futuro para Julio César Chávez júnior en el boxeo. El pronóstico parece fatalista, pero Mauricio Sulaimán, presidente del Consejo Mundial de Boxeo (CMB) –organismo que ayudó a que despegara la carrera del júnior–, duda que después del historial polémico del sinaloense y su reciente exhibición, aterido de forma inexplicable y sin respuesta en el cuadrilátero, pueda recuperar la credibilidad.
El ciclo de Chávez júnior en el boxeo ha terminado, sentencia. Era su última oportunidad, si hubiera hecho una pelea digna aún tendría puertas abiertas; pero después de esto no creo que pueda recuperar credibilidad en el futuro.
Basta repasar al vuelo lo que ocurrió el sábado en la T-Mobile Arena en un combate esperado, para el que se agotaron los recursos de la publicidad, exposición mediática y provocación, con avalanchas de declaraciones subidas de tono y promesas de que el tristemente célebre por indisciplinado, ahora sí se lo tomaría en serio.
Lo que devino un espectáculo decepcionante –dice Sulaimán–, donde el combate sólo provino desde uno de los peleadores, la estrella indiscutible, Canelo Álvarez, contra la peor versión del apellido Chávez.
Difícilmente alguien se atrevería a apostarle por algo importante, tendría que hacer dos o tres peleas que devolvieran la credibilidad, formarse como lo haría cualquier otro, pero es que todo quedó tan claro con esa pelea, considera Sulaimán. Estoy seguro de que el peso tuvo que ver, porque Chávez no tenía nada, ni física ni mentalmente; es difícil juzgar a quien tiene el valor de subir a un cuadrilátero, pero lo hizo por una millonada.
Un video viralizado, donde el júnior bromea con su familia sobre su derrota ante Canelo, lejos de parecerle risueña a Sulaimán, contiene los signos del desinterés por una actividad que exige entrega absoluta. Ya no está para el boxeo, debe buscar otra actividad, sugiere.
Lo que no puede hacer a un lado es el pesar que debe vivir en estos momentos Julio César Chávez padre, quien a veces parecía más entusiasmado por la carrera de su hijo que el propio júnior.
Hay cuestiones muy profundas, habría que analizar qué hay detrás de la mente del júnior, porque tuvo una vida difícil; me da mucha pena por su papá, debe ser muy frustrante.
El propio padre se preguntó atropellado por las dudas en un programa de la cadena ESPN, qué es lo que había paralizado a su hijo, no supo qué responder el ex campeón que volvía de las tinieblas a recuperar una pelea perdida a fuerza de puro corazón.
¿Quisiera meterme en la cabeza de mi hijo y preguntarle ¿por qué no tiraste golpes?, ¿qué fue lo que pasó?, dijo desesperado el padre.
Pero en la cabeza del júnior parece que la realidad se filtra de modos insospechables, está matizada por otro prisma.
En la cabeza impenetrable del hijo de Chávez no hay retiro –declaró al portal de ESPN–. No sólo se queda en el boxeo, sino que piensa que volviendo a las 168 libras podría enfrentar a Daniel Jacobs, y de ganarle retar al vencedor del pleito entre Canelo y Golovkin.
Todo fue extraño esa noche –concede Sulaimán–, tanto la inmovilidad del júnior como el número posterior con el prematuro anuncio de que ya estaba firmado el combate Canelo-Golovkin.
Para el CMB –concluye– los planes de premiar al que ganara el sábado pasado siguen en pie. Invitarán en dos semanas al Canelo Álvarez para entregarle el cinturón huichol, el cual rechazó hace unos días.
“No entiendo de dónde proviene el rencor del Canelo, el CMB no ha hecho otra cosa que apoyarlo”, concluye.