Socios de tiempos compartidos en la industria turística han sido defraudados por empresas fantasma, tanto nacionales como extranjeras.
Los desfalcos por cada víctima van de 4 mil a 6 mil dólares.
Se trata de vacacionistas que adquirieron membresías en los diversos desarrollos o cadenas hoteleras del país, y quienes se calculan en por lo menos medio millón a nivel nacional.
Las compañías ficticias ofrecen comprar y revender estas membresías a precios desmesurados, pero durante el proceso exigen un pago por comisiones, papeleos o cierre de trámites. Al final, se pierde el rastro del supuesto consorcio, de los negociadores y del dinero.
Crónica conoció casos concretos y obtuvo audios, ofertas de reventa, contratos y otros documentos probatorios de las estafas.
El problema ha sido detectado ya por la Secretaría de Turismo (Sectur), la Procuraduría Federal del Consumidor (Profeco) y la Asociación Mexicana de Desarrolladores Turísticos (Amdetur).
OFERTA JUGOSA. “Ellos tenían el número de mi casa y hasta mi celular”, cuenta Ernesto Mendieta, quien en agosto de 2011 compró una membresía a Grupo Vidanta —dueño de los hoteles Mayan Palace— para vacacionar durante tres semanas en el año, en la modalidad de tiempos compartidos.
Pagó por ésta 130 mil 900 pesos en la oficina del puerto de Acapulco.
No hubo contratiempos hasta seis años después.
El 15 de febrero de 2017 recibió la llamada de una mujer. Se presentó como Karolina Hernández y dijo ser agente de una compañía de nombre World Wide Property Solutions, con sede en Miami, Florida.
—Sabemos que usted es dueño de una membresía vacacional permanente y con muchos beneficios. Le tenemos una oferta jugosa por ella –le refirió la reclutadora–.
—¿Cómo obtuvo mis datos?
—Somos una empresa líder en el mundo, dedicada a la planificación de eventos y tenemos acceso al inventario de tiempos compartidos en los principales destinos internacionales.
—No tengo pensado vender mi membresía.
—Contamos con una oferta que no podrá resistir, ya le tenemos un comprador que tiene mucho dinero y busca adquirir todas las membresías posibles para utilizarlas en un complejo que ha comenzado a construir en Costa Rica y el cual estará listo en 2020.
—No me interesa.
—Tan sólo permítanos enviarle una propuesta económica.
Ernesto accedió a compartir su correo electrónico. Al siguiente día, 16 de febrero, recibió la prometida información: le ofrecían 46 mil dólares (alrededor de 850 mil pesos) por su unidad vacacional de 130 mil.
“Si está de acuerdo, favor de firmar y reenviar la propuesta vía fax o e-mail. Para proceder con la verificación de su título, favor de enviar una copia de la identificación del titular (con foto) y una copia del Contrato del Resort o Desarrollo página por página, con la leyenda No Negociable”, se estipulaba en un mensaje anexo.
La oferta comenzó a resultarle atractiva…
“La persona que me llamaba parecía muy seria. Me proporcionó un número telefónico y una dirección de Miami, además de un correo institucional y la página de internet con detalles sobre el perfil empresarial. Todo parecía legal, así que decidí firmar el documento y enviar mi identificación”, cuenta.
A los pocos días recibió en su correo otro documento, denominado contrato formal, con la leyenda: acuerdo garantizado de reventa. La agente Hernández le especificó que otro de sus compañeros la contactaría para analizar a detalle las cláusulas. Y así ocurrió…
El nuevo negociador admitió que, por la prestación de servicios, World Wide Property Solutions sí le cobraría una comisión del 10 por ciento del total de la compra, pero hasta después de realizado el depósito de 46 mil dólares.
Sin embargo, le solicitó un pago previo de 4 mil 600 dólares, el cual debería concretarse en un banco nacional.
—Nunca me hablaron de ese pago –reprochó el señor Mendieta–.
—En menos de 72 horas después de que lo haga, tendrá los 46 mil dólares en su cuenta, además de que todo le será reembolsado después por el propio comprador. Si no cuenta ahora con los 4 mil 600 dólares, puede pedir un préstamo bancario y los intereses originados también le serán reintegrados –garantizó el enganchador–.
—¿Bajo qué concepto se cobran estos 4 mil 600 dólares?
—Una membresía es un derecho de uso, no cuenta con una escritura o título de la propiedad y, para vender, usted necesita un certificado de transferencia tramitado ante la Secretaría de Turismo. Pero no se preocupe, nosotros trabajamos con un Fideicomiso que se encargará de realizar todo el proceso cuando pague. Este Fideicomiso hará el trámite en Sectur, concentrará el dinero del comprador y operará el depósito final a su cuenta, tanto de la compra como del reembolso y, si es el caso, de los intereses.
“La ambición del dinero me hizo caer. Deposité los 4 mil 600 dólares y ahí comenzó la pesadilla. Nadie contestaba en los números de Miami, tampoco los correos. Pasaron las 72 horas y ni rastro del dinero. Había sido timado, presenté una denuncia ante la Procuraduría local, pero el único elemento sólido era el boucher de pago. No hubo seguimiento de la policía investigadora y otras autoridades también se lavaron las manos”, relata Ernesto.
DELINCUENCIA ORGANIZADA. Además de World Wide Property Solutions, otras empresas falsas identificadas son Vacation Property Services, Driftwood Inc, Marketing Asociados y Templo de Oro Financiero.
Las ofertas de compra fluctúan entre los 45 y 60 mil dólares.
Entre las cadenas hoteleras que ofrecen el servicio vacacional de tiempo compartido en México están Marriott, Omni, Grupo Posadas, Melía, Sheraton, Hilton, Grand Velas, Pueblo Bonito y Grupo Vidanta.
José Limón, dueño de un tiempo compartido en Puerto Vallarta, es otro de los defraudados. A él lo contactaron en su oficina. Y el modo de operación fue similar:
“Una vez que firmé el contrato, recibí un correo electrónico de la compañía fachada en el cual me solicitaban 5 mil dólares para un certificado oficial de transferencia otorgado por el gobierno mexicano. La promesa fue que me serían devueltos. Los deposité, pero no recibí el dinero de la compra en el plazo pactado. Cuando pude localizar a los agentes, me dijeron que necesitaban otro pago de 8 mil dólares para cubrir impuestos y otros trámites. Es una farsa, y en México no hay instituciones especializadas ni mecanismos legales para seguirles la pista y castigar a los responsables”.
En cada engaño participan entre tres y cuatro enganchadores distintos, una particularidad de la delincuencia organizada.
Autoridades como Profeco y Condusef alertan que las identificaciones proporcionadas por los socios pueden ser empleadas para operaciones relacionadas con el robo de identidad.
Con ayuda de una cadena hotelera, este reportero simuló ser el socio de un tiempo compartido y otros detalles fueron develados. Serán parte de la siguiente historia…