Despidieron al artista plástico mexicano José Luis Cuevas (1934-2017), con un homenaje en el Palacio de Bellas Artes que estuvo encabezado por las hijas del artista, Ximena, María José y Mariana Cuevas; la viuda del artista, Beatriz del Carmen Bazán, así como María Cristina García Cepeda, secretaria de Cultura federal, en un acto que se llevó a cabo en medio de abucheos y muestras de solidaridad para las hijas.
Entre los presentes se encontraba el poeta Homero Aridjis, quien dio un discurso en el que mostró su inconformidad por las acciones que se llevaron a cabo en medio del deceso: “A mí me va a quedar para siempre el misterio de José Luis en los últimos años, como fue el misterio de Nelli Campobello y algunas tragedias mexicanas. Lo veía como el amigo secuestrado, dije ‘qué le pasó’, recordaba con mucha crudeza la anécdota de Carlota, quien cuando enloqueció en México, decían que le habían dado toloache. Entonces José Luis no habrá caído miserablemente en la línea de ese tipo de víctimas. Fue muy extraño todo, pero para mí estos últimos años han sido patéticos porque una mente brillante, artística, con gran sentido del humor y gran sentido de la amistad, de pronto se desvaneció, eso será un misterio para los investigadores del arte mexicano”.
El escritor pensó que durante el homenaje él llegaría al coloso de mármol y vería el cuerpo de un personaje a quien admiraba, sin embargo, quedó sorprendido al encontrar sólo cenizas:
“El día de hoy vine a ver el cuerpo presente de José Luis y me toca como gran ironía que vengo a ver sus cenizas, entonces me digo: ¿dónde está José Luis Cuevas? Para mí, aparte de su muerte, que es dolorosa, (me hace cuestionarme) por qué lo cremaron tan rápidamente, ése es un misterio para el arte en México”.
El escritor, escultor y arquitecto Fernando González Gortázar también ofreció un discurso previo a la primera guardia de honor, que encabezaron María Cristina García Cepeda, secretaria de Cultura federal; Lidia Camacho, directora general del INBA; Eduardo Vázquez Martín, secretario de Cultura de la Ciudad de México, y Beatriz del Carmen Bazán.
González Gortázar se preguntó sobre el significado de sólo poder ver cenizas en el homenaje: “¿Qué significa la presencia de las cenizas de mi querido José Luis Cuevas aquí en el “Teatro blanquito”, como él mismo lo llamo con sorna, rodeado por algunas de las obras maestras de ese muralismo cuyos vestigios degradados Cuevas tanto combatió? Significa una sola cosa: la continuidad de una cultura. Digamos que los muertos se reconcilian con los muertos, pero no sólo eso, se reconocen como parte de ese reloj gigantesco, siempre cambiante que es la cultura mexicana”.
POLÉMICA. En 2013, Mariana, Ximena y María José Cuevas, hijas del artista, hicieron pública la situación en la que vivía su padre, pues consideraban que estaba alejado de amigos y familiares a causa de Beatriz del Carmen Bazán.
En aquél momento, Marisol Gasé, integrante de Las Reinas Chulas, acompañó a Ximena Cuevas a constatar la situación en que se encontraba José Luis Cuevas.
Durante el homenaje póstumo, Marisol Gasé acompañó a las tres hermanas y enfatizó en que las autoridades culturales mexicanas hicieron caso omiso de las denuncias, bajo el argumento de que “no se podían meter en conflictos familiares”, recordó Gasé.
Las cenizas de José Luis Cuevas llegaron minutos antes de las 17:00 horas, e ingresaron al Palacio de Bellas Artes, a bordo de una carroza negra, seguido de una camioneta plateada, en la que llegó Beatriz del Carmen Bazán, quien no quiso detenerse a dar ninguna declaración, para luego salir a las las 17:10 horas, en compañía de funcionarios de la cultura mexicana.
Al término de la primera guardia de honor, siguieron Mariana, Ximena y María José, quienes recibieron muestras de apoyo expresadas en gritos entre los que se podían distinguir “No están solas”, “Vivan las Cuevas” y “Arriba Bertha”, refiriéndose a Bertha Riestra, con quien José Luis Cuevas contrajera primeras nupcias.
Al término de la ceremonia, Beatriz del Carmen Bazán fue escoltada para salir por la puerta lateral izquierda de la Sala Principal del Palacio de Bellas Artes, esquivando a todos los micrófonos que se le acercaban para cuestionarla sobre el misterio y la premura en la que sucedió todo.
Por otra parte, Ximena, Mariana y María José recibían muestras de apoyo y el pésame de diferentes funcionarios, así como amigos pertenecientes al gremio cultural.
En un breve encuentro con los medios, Ximena Cuevas dijo que había publicado una carta en Facebook, en la que denunciaba que nadie les informó sobre el fallecimiento de su padre, sino que se enteró al entrar a Twitter:
“Estoy muy orgullosa de ser hija de José Luis Cuevas, uno de los artistas más importantes de este país. (Además de) tener la sangre de un hombre creativo, divertido, imaginativo. Me fui a mi casa y prendí una vela, mi papá está conmigo, está en mi sangre. Hoy está con mi mamá y con mis ancestros, lugar al que seguramente yo llegaré”.
La también artista declaró que al llegar sintió horrible, “porque lo amo. Fue un artista que abrió caminos, que fue propositivo, inventivo en su línea, que fue una de las más asombrosas del siglo XX, dicho por Picasso mismo”.
Al ser cuestionada sobre si tenía algún mensaje para Beatriz del Carmen Bazán, Ximena Cuevas indicó: “No tengo nada qué decirle, ella no existe”.
PORMENORES. Según diferentes fuentes, el cuerpo de José Luis Cuevas fue cremado entre 12:00 horas y las 13:00 horas, en la funeraria García López de San Jerónimo, donde fue velado. Las cenizas se las llevó su viuda.
Por otra parte, en el Palacio de Bellas Artes se dieron cita Magdalena Zavala, coordinadora nacional de Artes Plásticas; Silvia Lemus, Brian Nissen, Daniel Giménez Cacho, así como el Premio Crónica, Juan Villoro, y el personal del Museo José Luis Cuevas.
Durante todo el homenaje póstumo a José Luis Cuevas, el Cuarteto Ramos fue el encargado de interpretar piezas de Jules Massenet, Wolfgang Amadeus Mozart y Tomaso Albinoni.