Martín Moctezuma: “No dejamos de ser humanos”

Martín Moctezuma Luis Hernández, el soldado de infantería, a quien una foto difundida en redes sociales lo mostró a los ojos del país, señala: “Las personas cuando ven a un militar piensan que somos malos o que no tenemos sentimientos, pero ni por más fuerte que sea el adiestramiento dejamos de ser seres humanos, somos sensibles, tenemos sentimientos, tenemos familia”.

El hasta ayer soldado desconocido, al que un país quería conocer y saber más de él, se mostró en exclusiva y habló —antes que con cualquier medio— con Carlos Marín, director general editorial de Milenio, justo frente al lugar donde la semana pasada extrajo los cuerpos de Sara Sofía, de casi un año de edad, y de Zamara Betsabé, la madre de la menor, quien iba a ser bautizada dos días después del temblor que derrumbó su vivienda.

El día que rescataron los cuerpos de la mujer y la niña, Moctezuma, de 21 años de edad y con apenas siete meses en las fuerzas armadas, fue fotografiado por un tío de las víctimas. Aparece doblado, sollozando. Derrumbado emocionalmente.

Días después, tras el sepelio de las víctimas, Marco Gil Vela —padre y esposo de las mujeres— subió a Facebook la foto tomada por su tío, Salvador Kellerman, también fotógrafo de profesión y maestro jubilado. Junto con la imagen, Marco le escribió al soldado desconocido una sentidas y profundas líneas, en las que expresaba su necesidad de agradecerle en persona el rescate de los cuerpos de su familia, pero también “la posibilidad de despedirme de mi mujer y de mi gordita”.

Al texto de su carta y a la foto, le agregó también una estrofa del Himno Nacional, con lo que selló el mensaje que, casi de inmediato, se volvió viral.

A esa carta, Marco le agregó: “Más si osare un extraño enemigo profanar con su planta tu suelo/Piensa ¡oh patria querida! que el cielo/un soldado en cada hijo te dio”.

Marín destacó la misiva de Marco, pero también el deseo del ahora viudo de buscar un reconocimiento para el militar oriundo de Juchitán, Oaxaca, donde el temblor del pasado 7 de septiembre también dejó maltrecha la casa de su familia.

“No espero ningún tipo de reconocimiento de las personas: solo quiero que reconozcan mi trabajo de ser militar. Que todos los militares del Ejército mexicano, como yo, y demás compañeros (deben ser reconocidos), lo hice (localizar a las víctimas) y mis compañeros pudieron haberlo hecho, como yo en ese momento”, señala con su rostro áspero, pero sereno.

Agrega: “Nosotros los militares estamos capacitados y adiestrados para ese tipo de eventos, de esa magnitud. Y me conmovió, pues como ya dije, tengo una niña de dos años y me trasladé en esa situación, me imaginé que podría ser yo o algún familiar mío”, indicó cuando se refiere a las lágrimas que derramó ante la escena de la madre abrazando a su hija, ambas muertas, tras ser aplastadas por la loza de su domicilio.

Martín es corto, pero preciso en sus expresiones, y cada vez que puede exalta su deber y honor de pertenecer a las fuerzas armadas, al tiempo que reitera que eso no le quita ni lo humano ni la capacidad de sentir.

—Es muy conocido que el Ejército mexicano surge de gente como cualquiera que la sociedad pudiera pensar, de la sociedad civil.

—Sí. Exactamente. Para ser militar solo se necesita que te guste serlo, defender tu nación y portar con orgullo el uniforme, sostuvo el soldado.

—Dice Marco Gil que lo que quiere es que ustedes dos se estrechen los corazones.

—Eso es lo que yo deseaba en ese momento, poder estrecharle la mano y darle mi más sentido pésame.

EL ENCUENTRO

A casi 72 horas de ello, Marco y Martín Moctezuma se reunieron en Jojutla, estrecharon sus manos, se abrazaron y se agradecieron mutuamente.

Finalmente la identidad del soldado que llora sobre un montículo de escombros, tras descubrir los cuerpos de una bebé y su madre, se conoció abiertamente, y el militar pudo reunirse con Marco Gil Vela, padre y esposo de las víctimas.

El encuentro cerró la historia que inició cuando Moctezuma lloró tras descubrir y rescatar los cuerpos de Sara Sofía y Zamara Betsabé, quienes permanecían entre los escombros de su casa en Jojutla.

El encuentro fue ayer frente a la alameda del pueblo, a espaldas de la destruida iglesia de San Miguel Arcángel.

Ahí, Marco le agradeció y le expresó su reconocimiento y deseo de que la Secretaría de la Defensa Nacional pudiera honrar al soldado.

Con su característica expresión, Martín Moctezuma fue lacónico: “No tiene nada que agradecer, es mi trabajo”, expresó, luego de abrazar a Marco y a su primo Zeus González, quien también estuvo presente en el rescate.

Durante el breve encuentro, Marco Gil, quien es fotógrafo profesional y profesor universitario, también se disculpó con el militar, debido a la sobreexposición que tuvo la imagen en redes sociales, lo cual pudo haber generado inquietud al militar.

“No hay problema. Yo también soy padre, y me gustaría que alguien hiciera lo mismo por mí”, respondió el infante.

Un coronel, el comandante del Batallón 108 de Infantería llamó a Moctezuma para que se incorporara a sus labores. El soldado se enfiló a la camioneta y subió a la parte posterior; sin embargo, a una indicación de otro militar brincó de la batea y se metió a la cabina. Los vidrios polarizados ya no permitieron ver su cara otra vez.

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