“Ser buenos padres no significa ser padres buenos”, coinciden especialistas, al señalar que durante la crianza de un hijo, se van estableciendo patrones de conducta que han definido cinco tipos de estilos educativos: los padres helicóptero, los padres malvavisco, los padres autoritarios, los negligentes y los padres democráticos.
Los padres helicóptero son quienes a costa de todo sobreprotegen a sus hijos; los padres malvavisco son padres prácticamente controlados por sus hijos debido que son excesivamente permisivos; los autoritarios siempre son inflexibles y no permiten que sus hijos opinen; los negligentes abandonan por completo la educación y el cuidado de sus hijos y los padres democráticos tienen una buena comunicación con sus hijos, los escuchan, pero saben ser exigentes y ponen límites.
¿CON CUÁL ESTILO DE CRIANZA SE IDENTIFICA?
Los padres helicóptero
Mis papás están sobre mí, como un helicóptero”, es la frase que resume el comportamiento de los padres que son sobreprotectores e intrusivos, que no permiten que su hijo sufra e intervienen en toda su vida, incluso hasta la edad adulta, seleccionando amistades y parejas. Viven la vida de sus hijos.
De acuerdo al neuropsiquiatra, Enrique Zepeda Jiménez, “son padres que hablan siempre en plural como -nos dejaron mucha tarea-, hiperestimulan a sus hijos con diversas actividades, supuestamente, para prepararlos en la vida, sin darse cuenta que les roban su infancia o sus horas de juego”.
Los encierran en una burbuja porque no les permiten preocuparse por nada, causando conflicto en sus relaciones porque no saben relacionarse y complacen en todo a sus hijos, aunque tengan que hacer grandes sacrificios”.
En esta clasificación, señala el neuropsiquiatra, existen tres tipos de comportamiento:
Los padres helicópteros de combate, que son padres que van en picada hacia sus hijos. El papá o la mamá que no permite que su hijo tenga algún problema porque los evita e inmediatamente interviene, no deja que se desarrolle. Toma las decisiones por su hijo.
El padre helicóptero de rescate, que siempre va estar rescatando a sus hijos de situaciones de crisis, resolviendo todos los problemas que enfrenta. Le proporciona todo lo necesario para salir de un conflicto.
El padre helicóptero de tráfico, es un padre que deja que el hijo cometa algunos errores y aunque trata en algunas ocasiones de direccionarlo y apoyarlo, no le permite experimentar lo suficiente. Este tipo de padre, sí permite que su hijo tome decisiones, por ejemplo, al elegir una carrera. Brinda un poco de más libertad a sus hijos, con respecto a las otras dos categorías
Tras delinear estas tres categorías, el doctor Zepeda Jiménez, como neuropsiquiatra, señala que, en este tipo de crianza, los padres helicóptero, que generalmente procrearon a sus hijos en una edad madura, después de los 35 años, cometen el error de la sobreprotección.
Presionan a los hijos, provocando desadaptación social y ansiedad y generalmente esto surge en familias de nivel socioeconómico medio y medio alto.
El problema de este tipo de crianza, es que la forma en que todo ser humano aprende es a través del nosotros del ensayo y del error y al no dejar que el niño tenga esa capacidad de prueba, no le permite saber si lo que está haciendo tiene una recompensa positiva o negativa.
Entonces son niños que creen que se merecen todo y son niños que no tienen una tolerancia a la frustración como consecuencia, los niños criados por padres helicóptero, creen que viven en un mundo lleno de ilusiones y cuando se enfrentan a estas desilusiones que la vida te va a poner tarde o temprano, los niños no van a saber cómo manejar o a tolerar la frustración”.
Los padres helicóptero están presentes hasta en las decisiones adultas de los hijos.
Se ha detectado en diversos estudios, que originalmente se realizaron en Estados Unidos, que existen papás que van a negociar los sueldos de sus hijos cuando van a solicitar trabajo o llevan a sus papás a las entrevistas de trabajo.
Obviamente, eso es un punto en contra para los hijos porque el empleador cuando ve a los papás los empieza a calificar hacia abajo porque considera que son personas que no son responsables”, indica Zepeda Jiménez.
LOS PADRES MALVAVISCO
A diferencia de los padres helicóptero, que son sumamente controladores, los padres malvavisco son controlados por lo hijos.
Son permisivos, condescendientes y no les ponen límites a sus hijos.
Aquí los padres son esclavos de los hijos”, señala Lucía Cruz Valdez, subdirectora del Hospital Psiquiátrico Adolfo M. Nieto.
Un padre malvavisco, ya sea el papá o la mamá, es muy suave como un bombón con sus hijos. No ponen límites, son completamente condescendientes. No inculcan hábitos. Se pueden dormir a la hora que quieran, sino les gusta lo que hay de comer en casa, les compran lo que piden, no hay disciplina”, explica.
De acuerdo a la psiquiatra infantil y del adolescente, este tipo de padres cree, que está evitando el sufrimiento de sus hijos e incluso quieren subsanar sus ausencias, permitiendo que sus hijos tomen las decisiones dentro del hogar, lo cual se reflejará, en todo momento, en su comportamiento fuera de casa.
Si yo soy muy permisiva con mi hijo, sino le pongo reglas, si lo vuelvo un tirano ese comportamiento lo va a llevar fuera de casa, regularmente en la escuela, pero, si se encuentra con alguien más tirano que él, no le va ir tan bien.
Y si se encuentra con alguien que sea más dócil o alguien que pueda manejar o maltratar tampoco le va ir tan bien, porque será castigado. Regularmente son niños ansiosos porque no saben en qué momento, una persona va acceder a lo que piden o en qué momento los van a atacar y los papás no se dan cuenta”, explica, la doctora Lucía Cruz Valdez.
De acuerdo a la psiquiatra infantil y del adolescente, los padres malvavisco, se ubican entre los 35 y 40 años. Ambos tienen una carrera concluida, trabajan todo el día y se ha llegado a determinar que son papás que les tienen miedo a sus hijos, porque temen que los niños se enojen, al no dar lo que les piden.
Pero el problema se agrava, porque dentro de una misma familia, el papá o la mamá, pueden utilizar diferentes roles con cada uno de los hijos, explica Cruz Valdez.
Es difícil encasillar al papá o a la mamá en un solo tipo de crianza, porque incluso, cuando se tienen varios hijos, a cada uno se le educa diferente. En la práctica profesional encuentras de todo.
Puedes encontrar que a veces puedes ser un padre sobreprotector con un hijo y permisivo con su hermano. Esto depende de la manera de interactuar de cada hijo con sus padres. Pero ya sean hijos de padres helicóptero o malvavisco, serán niños que estarán constantemente enojados porque fuera de casa no logran lo que quieren”, indica.
Cero tolerancia a la frustración, problemas de ansiedad, incluso depresión y actitudes violentas, podrían caracterizar a los niños educados en estos tipos de crianza, situaciones que señala, la experta en conducta infantil, se reflejará en su vida adulta.
Si esto es grave, más grave es que este tipo de conductas se reflejarán, no solo durante la niñez, la adolescencia y hasta en la madurez.
Este niño o este joven, se convertirá en un adulto inseguro, que no se siente capaz de resolver las situaciones que le pone la vida y puede llegar a usar la violencia para conseguir sus objetivos. Puede ser en su infancia, el buleador de la escuela o convertirse después, en un delincuente”, advierte la subdirectora del Hospital Psiquiátrico Adolfo M. Nieto, Lucía Cruz Valdez.
EL PADRE DEMOCRÁTICO, EL PADRE IDEAL: NI AUTORITARIO, NI NEGLIGENTE.
Lo ideal es que, a diario, los padres se esfuercen por no tocar los otros dos extremos. Evitar ser autoritarios y por ningún motivo ser negligentes. Se necesita encontrar el equilibrio para convertirse en padres democráticos, asegura, Laura Barrientos Nicolás, terapeuta familiar de la Facultad de Medicina de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
Antes de exponer las características de los padres democráticos, la también psiquiatra infantil y del adolescente señala brevemente, el comportamiento de los padres autoritarios y negligentes.
Los padres autoritarios son poco afectivos y reprimen a sus hijos. En lugar de enseñarlos a respetar, les enseñan a temer.
Se trata de familias, donde la mamá, el papá o ambos son muy estrictos, muy inflexibles, ordenan a los hijos sin escuchar sus necesidades, no permiten que los niños expresen sus opiniones, sus puntos de vista.
Son padres tradicionales que no les enseñaron a expresar afecto, que incluso llegan a golpear a los hijos y piensan que la educación que están impartiendo es la mejor, porque así los educaron a ellos.
El problema es que están criando niños con miedo a la vida. Sumisos, inseguros y muy callados. O, por el contrario, puede suceder que los niños están tan enojados con el trato de este tipo de padres, que se vuelven violentos y fuera de casa se convierten en agresores”, detalla la doctora. Barrientos Nicolás.
Los padres negligentes, explica la especialista de la UNAM, son quienes no ponen límites porque simplemente no supervisan lo que hacen sus hijos. No los disciplinan porque no les importa lo que hacen, no los guían y generalmente no muestran afecto porque están más ocupados en sus asuntos personales.
Estos padres o están en el celular, en la computadora o en reuniones con los amigos.
El problema aquí, con los hijos es que crecen sin reglas, con baja autoestima y con frecuencia están involucrados en conflictos. Son niños que, aunque tienen una familia se sienten solos y abandonados. Generalmente obtienen malas calificaciones en la escuela. Tienen problemas de autocontrol y no saben convivir fuera de casa”.
EL RETO: LOGRAR UNA CRIANZA EQUILIBRADA
La terapeuta familiar de la UNAM, señala que el gran reto en las familias es lograr ser padres democráticos, donde exista un balance y un equilibrio en la toma de decisiones que permitan que los hijos adquieran capacidades para desarrollarse lo mejor posible en la vida.
Son papás que son exigentes, pero que, a la vez, también ponen límites, establecen reglas y lo más importante son muy cálidos, muestran afecto, ayudan a los hijos a aprender y los alientan cuando se equivocan.
Por ejemplo si le enseñamos a un niño a amarrarse las agujetas y no le entiende, pues el papá le enseña a hacerlo y le va a permitir también que se frustre y cuando lo logre lo va a reconocer. Y así va a ser para la escuela, los deportes y la convivencia con sus amigos.
Entonces estos papás democráticos enseñan, ponen límites, permiten que se los niños se equivoquen, dan afecto, pero también son exigentes y eso va a permitir criar hijos seguros de sí mismos e independientes, lo cual, los ayudará al adaptarse a las reglas en los lugares que se encuentren y profesionalmente hablando, son niños que cuando crecen tienen más éxito en la vida”.
Los padres democráticos, señala la doctora Barrientos Nicolás, fomentan la comunicación con los hijos, son muy comprensivos e impulsan su iniciativa, asumiendo que van a cometer errores dada su inexperiencia.
Este tipo de relación padre-hijo está caracterizada por el diálogo. Son papás que están atentos a las necesidades específicas de cada uno de sus hijos y les permiten ser responsables e independientes, de acuerdo a sus capacidades. Estimulan a los niños. En lugar de imponer, prefieren razonar con ellos, les dan mucha confianza y nos los presionan”, detalla la especialista de la UNAM.
La psiquiatra, Laura Barrientos Nicolás, señala que es importante acudir a una terapia familiar, si observamos que nuestra conducta como padres no está dentro de la asertividad, porque el objetivo, es lograr una crianza lo más equilibrada posible, hasta convertirse en una mamá o un papá democrático.
Los padres democráticos criarán niños más felices, con mayor autoestima, amorosos, empáticos, generosos y competentes socialmente.
Serán hombres y mujeres exitosos profesional y familiarmente, porque desarrollarán autonomía y responsabilidad, mayor autorregulación, serán persistentes en las tareas que emprenden y tendrán un comportamiento ético”, detalla la terapeuta de la UNAM, Laura Barrientos Nicolás.