El Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef) recordó hoy, con motivo del Día Internacional de la Niña, que cada diez minutos muere en el mundo una niña debido a la violencia.
En 2016, aproximadamente 535 millones de niños en todo el mundo -uno de cada cuatro- vivía en países afectados por conflictos violentos, desastres naturales o emergencias de otra índole, por lo que Unicef ha querido destacar hoy los retos que deben afrontar millones de niñas antes, durante y después de las crisis humanitarias.
Tres cuartos de estos menores viven en el África subsahariana.
En países como Sudán del Sur o Somalia hay «millones de niñas a las que se les continúan negando sus derechos básicos»: la directora de Unicef para el este y el sur de África, Leila Pakkala, explica que, por ejemplo, «en situaciones de conflicto las niñas tienen 2.5 veces más posibilidades de que las saquen del colegio».
En períodos de emergencia y crisis, la violencia de género afecta de forma desproporcionada a las niñas, que se enfrentan a un alto riesgo de abusos, explotación y trata de menores», añade.
En el caso de Sudán del Sur, el nivel de violencia sexual y física contra las niñas se ha intensificado mucho debido a la inestabilidad del país, por lo que Unicef ha entrenado a más de 350 personas sobre cómo denunciar estas situaciones, además de crear 16 ‘espacios seguros’ para mujeres y niñas.
Por otra parte, la institución destaca que la acuciante sequía que afecta a la zona del Cuerno de África afecta especialmente a las niñas, que tienen «menos recursos, menos movilidad y más dificultad para acceder a redes de información de primera necesidad».
En Etiopía, Unicef ha centrado sus esfuerzos en llevar agua a las más de 2.1 millones de personas afectadas por la sequía para reducir los riesgos a los que se exponen las menores por tener que andar largas distancias en busca de agua.
«Cuando se provee a las niñas de mejores servicios, seguridad, educación y habilidades, están en mejor posición para enfrentarse a conflictos o desastres naturales», recalca el documento, que pide una «inversión focalizada y colaboración» para «dar poder a las niñas».