Se elevó a 305 el número de fallecidos, entre ellos 27 menores de edad, por el atentado del viernes pasado en una mezquita en la región del Sinaí, informó la Fiscalía General de Egipto.
El gobierno egipcio informó que este sábado se inició un duelo nacional de tres días en honor a las víctimas del atentado, además de la celebración de los funerales de algunos de los fallecidos.
El atentado a la mezquita no ha sido reivindicado, pero todo apunta a una operación yihadista.
Sin embargo, horas después de la promesa del presidente egipcio Abdel Fatah al Sisi de «vengar a los mártires», el ejercito bombardeó la zona del ataque, en la región oriental del Sinaí, donde las fuerzas de seguridad combaten a la rama egipcia del grupo yihadista Estado Islámico (EI).
Asimismo, Al Sisi exhortó a las fuerzas armadas a edificar un memorial por las víctimas, según la prensa estatal.
La matanza se produjo durante la oración del viernes en la mezquita Al Rauda de la localidad de Bir al Abed, al oeste de El Arish, la capital de la gobernación de Sinaí del Norte.
Los atacantes hicieron estallar una bomba antes de empezar a disparar con armas automáticas contra los fieles.
La mezquita al Rauda es frecuentada por adeptos del sufismo, una corriente mística del islam despreciada por el EI, que considera a los sufíes politeístas y herejes, el mayor pecado del islam.
El gran imán de Al Azhar, la principal institución del islam sunita, el jeque Ahmed el Tayeb, de obediencia sufí, condenó «con la mayor firmeza el bárbaro ataque terrorista».
Por su parte, el papa Francisco se declaró «profundamente entristecido por las pérdidas humanas causadas por el ataque terrorista».
Este ataque, fue uno de los atentados más sangrientos en todo el mundo desde los atentados de septiembre de 2001 en Estados Unidos y dejó a los egipcios en estado de conmoción.