México sigue siendo el país más peligroso para los periodistas, si se excluyen las naciones que están en guerra, según un informe de la organización Reporteros Sin Fronteras (RSF).
De acuerdo con el reporte anual de RSF, en 2017 en Siria fueron asesinados 12 reporteros; mientras que en México, 11 periodistas fueron asesinados «de manera intencional».
«En este país (México), donde imperan los cárteles del narcotráfico, los periodistas que abordan temas como el crimen organizado o la corrupción de políticos, sufren casi de manera sistemática amenazas, agresiones y pueden ser ejecutados a sangre fría», se lee en el informe.
Reporteros Sin Fronteras destaca el homicidio de Javier Valdez Cárdenas, ocurrido en Culiacán en mayo, el cual «provocó una ola de indignación en el país».
«Al igual que Javier, en 2017 otros 10 periodistas mexicanos pagaron con su vida su trabajo informativo. La mayoría de estos crímenes permanecen impunes en México», señala la organización.
Durante 2017, 65 periodistas murieron en el mundo a causa de su profesión, lo que representa 18 por ciento menos que el año anterior; pero si se cuentan únicamente los periodistas profesionales, el número de muertos fue de 50, el más bajo desde hace 14 años.
Por detrás de México se sitúan Afganistán, con 9 muertos, Irak, con 8, y Filipinas, con 4.
Del total de 65 informadores que perecieron en el ejercicio de su oficio, 60 por ciento fue directamente asesinado, mientras 40 por ciento fueron «víctimas colaterales» del contexto en que se movían, en particular en bombardeos y atentados.
En 2017, se observó la duplicación de periodistas mujeres fallecidas (10 en lugar de 5 del ejercicio precedente), en su mayor parte implicadas en investigaciones.
Al 1 de diciembre había 326 periodistas encarcelados a causa de su trabajo, 6 por ciento menos que un año antes.
RSF explicó que la tendencia a la baja es por «la creciente toma de conciencia sobre la necesidad de proteger mejor a los periodistas y la multiplicación de las campañas por las organizaciones internacionales y por los mismos medios».
También porque algunos países «considerados demasiado peligrosos» se han vaciado de informadores, como ocurre con Siria, Irak, Yemen o Libia.
El secretario general, Christophe Deloire, denuncia que «investigar en ciertos países se está haciendo tan peligroso como cubrir un conflicto. Esta situación alarmante recuerda la necesidad de proteger más a los periodistas».
Pese a esta baja general, Reporteros Sin Fronteras destaca que Rusia y Marruecos, que no estaban identificados como «países prisiones» para los periodistas, se están significando por «un número inusualmente elevado» de los que están privados de libertad.
Sin embargo, casi la mitad de los que están detenidos en todo el mundo se concentran en cinco naciones: China (52), Turquía (43), Siria (24), Irán (23) y Vietnam (19).
Sobre el caso de China, Reporteros hace notar que «perfecciona su arsenal de medidas para reprimir periodistas y blogueros. El régimen de Pekín ya no aplica la pena de muerte a sus opositores, pero deja voluntariamente que empeore su salud en prisión hasta que mueren».
Además hay 54 periodistas actualmente detenidos en manos de grupos armados como el Estado Islámico o los hutíes en Yemen.