A unos días de la celebración de Año Nuevo, se comercializan amuletos y artículos esotéricos propios del año nuevo en el Mercado de Sonora.
La figura de la perrita rescatista ‘Frida’, es la que llama la atención, pues se vende como amuleto para la protección ante cualquier eventualidad sísmica.
Frida, la de ojitos dormilones (un texto de Lorena Rivera)
Los ojos oscuros de Frida tienen una forma tímidamente dormilona, quizá por ello, su mirada inspira ternura y a la vez confianza. Al salir de su transportadora, con movimiento juguetón y curioso, es inevitable contener el deseo de abrazar sus alrededor de 30 kilogramos de peso y poco más de cincuenta centímetros de altura, acariciar su pelaje color amarillo paja, o bien, hacer cariños a sus orejas largas, colgantes y pegadas a la cara.
Aquellos conocedores de perros no se equivocan al decir que los labrador roban la atención a primera vista y desarman al más duro de corazón, porque son dóciles, amistosos, afables, leales, confiables y obedientes.
Eso bien lo sabe el autor español Arturo Pérez-Reverte, amante de los chuchos, como él los llama. Ha tenido al menos cinco y Sombra
—un labrador de color negro— ha sido de sus más queridos. Es por esa devoción perruna que alguna vez escribió: “Nadie que no haya convivido con ellos conocerá nunca, a fondo, hasta dónde llegan las palabras generosidad, compañía y lealtad”.
Y Frida encarna cada una de esas bondades. No sólo porque posee las características propias de su estirpe, sino también porque a partir de la tragedia humana desencadenada por los desastres naturales, como lo son los terremotos, se ha convertido en un elemento vital en los trabajos de búsqueda y localización de personas vivas bajo los escombros.
Esta labrador retriever de ocho años cumplidos en abril pasado, cuyos ancestros se sitúan en St. John Terranova en Canadá, no es una estrella. Es mucho más que eso.
Frida es una heroína de cuatro patas. Es rescatista y ha realizado 53 localizaciones bajo derrumbes, tanto en México como en misiones en el extranjero.
Posee un olfato extraordinariamente desarrollado que, junto con su continuo entrenamiento y cuidadoso manejo, le han ayudado a encontrar 12 personas vivas bajo las estructuras colapsadas por el terremoto en Haití.
Asimismo, se ha convertido en un símbolo de esperanza en medio de la desolación recién desencadenada en nuestro país por los terremotos de gran magnitud, el del 7 (M8.2) y el del 19 de septiembre (M7.1), que han dejado 360 muertos y miles de damnificados en Oaxaca, Chiapas, Morelos, Estado de México, Puebla y Ciudad de México.
Incluso, el heroico trabajo de Frida ha brincado muros fronterizos y recorrido miles de kilómetros hasta llegar al otro lado del mundo.
Sí, Frida es querida en Japón. Ahí medios, redes sociales y la gente la llama Marinachan, porque cree que Marina es su nombre de pila al estar rotulado en el arnés que porta como parte de su equipo y la terminación “chan” es debido a que en japonés es un sufijo diminutivo de carácter afectivo.
SUS ORÍGENES
Frida pertenece a la sección canina de la Oficialía Mayor de la Secretaría de Marina-Armada de México. De hecho, ahí nació.
Sus padres, cuenta Israel Arauz Salinas, tercer maestro de Infantería de la Semar y entrenador, fueron dos elementos de esa unidad canina, que aunque no fueron de rescate, tenían otras funciones de apoyo.
‘Frida’ cautiva a asistentes al evento ‘Un día con la Marina’
El por qué de su nombre, a ciencia cierta no lo sabe, pero lo que sí es que en esa sección hay un calendario para las camadas ahí nacidas. Así, a cada mes se le asigna una letra del abecedario y a abril de 2009 le tocó la “f” de Frida.
A los dos meses de vida, los entrenadores vieron en ella todas las cualidades que debe tener un perro de búsqueda y localización de personas vivas bajo escombros.
Frida es curiosa por naturaleza, posee ese instinto innato de inspeccionar, husmear y le gusta “cobrar la pelota” o “auxiliar de entrenamiento” como se le conoce en el adiestramiento de los binomios caninos. No por nada a su raza se le conoce como cobrador de labrador.
También lleva de gane el carisma, la docilidad y confianza que despierta entre las personas, característica indispensable para la búsqueda y localización.
Así, siendo una bolita de pelos inició su adiestramiento durante un año, el cual marcó su misión en la Marina-Armada de México.
OLOR A VIDA
A Frida la entrena Israel Arauz Salinas, juntos conforman el binomio canino. Entre ellos, —el humano y el perro— hay respeto, confianza y cariño fuertemente construido a través de años de entrenamiento y trabajo en las misiones de rescate en desastres naturales.
La función de esta labrador es encontrar personas con vida bajo los escombros y su entrenamiento se enfoca en detectar el olor humano, que no es más que la adrenalina segregada por el cuerpo cuando se está en una situación extrema.
Y alguien atrapado bajo los escombros, en una posición incómoda, con temor; con frío o calor, sin agua y sin luz segrega adrenalina; ésa es la que debe detectar la labrador, explica el capitán de Fragata Cuerpo General Diplomado de Estado Mayor, Israel Monterde Cervantes, jefe de la sección canina.
Frida entrena todos los días de entre 20 a 30 minutos con la ayuda de una pelota, elementos humanos y, por supuesto, con Arauz Salinas.
La rutina es una mezcla de juego, simulación de una situación estresante y recompensa.
Así, elementos de la Marina se esconden para que Frida los encuentre y comience a asociar su auxiliar de entrenamiento —que es su pelota favorita de color negro— con el aroma humano. Y cuando encuentra a alguien vivo, atrapado entre las estructuras colapsadas, hace un marcaje, es decir, ladra y eso avisa al entrenador que en esa zona hay alguien a quien salvar.
Y como se trata de una ardua labor, en la que hay desgaste físico, Frida, así como los otros 19 perros que conforman la sección canina de la Oficialía Mayor del Cuartel General del Alto Mando, tienen una alimentación especial.
Come una vez al día una porción balanceada de alimento premium con los nutrientes necesarios y alto en proteínas bajo la supervisión de veterinarios zootecnistas, pues es un animal de alto rendimiento.
EN ACCIÓN
Para que Frida pueda entrar en acción, es decir, buscar y localizar el lugar donde hay personas con vida bajo los escombros, requiere de un equipo especial conformado por tres piezas.
Doggles, que no es otra cosa que el visor que protege sus ojos del polvo y sustancias tóxicas.
Botas para proteger sus cuatro patas, que están confeccionadas con tela resistente y suela de neopreno, que es un material antiderrapante, aislante de superficies calientes, corrientes eléctricas y vidrios rotos.
Finalmente, el arnés, que es una especie de chaleco que ayuda a su entrenador a subirla y bajarla entre los escombros cuando ella no puede por sí misma superar algún obstáculo. Para adentrarse en el derrumbe, se le retira para evitar que quede atorada.
A lo largo de su vida activa —alrededor de siete años—, Frida ha hecho 53 localizaciones, de esas ha encontrado 12 personas con vida de entre los derrumbes.
En los rescates de Oaxaca y Ciudad de México, entre los que destacan los trabajos en el colegio Enrique Rébsamen, Israel Arauz Salinas y Frida combinaron el trabajo de localización con otros dos binomios caninos, conformados por los perros Eco y Evil, así como sus entrenadores, en intervalos de 30 minutos por cada equipo.
El carisma, tranquilidad y temple de Frida, en combinación con su trabajo estratégico para salvar vidas, ha hecho que los binomios caninos, a partir de las tragedias que México ha vivido en las últimas semanas, sean reconocidos y apreciados no sólo en el país, sino también en otras partes del mundo.
Por eso, con mucho orgullo, Arauz Salinas dice que es un enorme honor el poder trabajar al lado de Frida.
Para los mexicanos, ella ya simboliza el amor a la vida y la esperanza. Como homenaje a su valioso esfuerzo, han surgido productos diversos con su imagen y equipo de trabajo en distintos materiales, para recordar la lealtad y valentía de la que está hecha esta labrador de ojitos dormilones.
Y Pérez-Reverte no se equivoca al escribir: “No hay compañía más silenciosa y grata. No hay lealtad tan conmovedora como la de sus ojos atentos, sus lengüetazos y su trufa próxima y húmeda. Nada tan asombroso como la extrema perspicacia de un perro inteligente… la seguridad de que moriría por ti, sacrificándose por una caricia o una palabra”.
Sí, Frida, arriesga la vida propia por salvar al ser humano de entre las losas y los fierros retorcidos.