Dan último adiós al antipoeta Nicanor Parra

La Catedral Metropolitana de Santiago de Chile abrió sus puertas para velar los restos de Nicanor Parra, el antipoeta que en su obra abordó el tema religioso, pero siempre o casi siempre con ironía e irreverencia, como ocurre por lo demás con la mayor parte de su obra.

Parra (1914-2018) definió su poesía como una montaña rusa de la que los visitantes podían bajar echando sangre de narices, y el tema religioso no podía estar ausente, desde la frase «Voy & Vuelvo», sobre su ataúd.

La frase, originalmente, acompañó una de sus obras visuales más conocidas, un crucifijo sin la imagen de Cristo.

La elección de la catedral para albergar el velatorio de un poeta que alguna vez se definió como «ateo, con el favor de Dios» fue producto de una negociación del gobierno y la familia de Parra, con el propósito de que la gente común pudiese despedir y homenajear al ganador del Premio Cervantes en 2011.

Pero el velatorio en la catedral no fue el primer acercamiento de Nicanor Parra con la religión tras su muerte, que le llegó durante el sueño, en la madrugada del martes 23 de enero en su casa del barrio santiaguino de La Reina, según han confirmado sus familiares.

Al anochecer del martes, en la misma casa hubo un responso oficiado por el sacerdote y crítico literario José Miguel Ibáñez Langlois (Ignacio Valente), amigo del poeta, quien publicó hoy un encendido elogio en el diario El Mercurio.

Nicanor Parra, en su obra, se dirigió directamente a Dios, condoliéndose por su incapacidad de «arreglar las cosas»: Padre nuestro que estás en el cielo/ lleno de toda clase de problemas/ con el ceño fruncido/ como si fueras un hombre vulgar y corriente./ No pienses más en nosotros/ comprendemos que sufres/ porque no puedes arreglar las cosas («Obra Gruesa, 1969).

También en «Agnus Dei», incluido en el mismo compilado, llegó a emplear cierto tono procaz para interpelar a la divinidad: Cordero de dios que lavas los pecados del mundo/ dame tu lana para hacerme un sweater./ Cordero de dios que lavas los pecados del mundo/ déjanos fornicar tranquilamente/ no te inmiscuyas en ese momento sagrado.

Según el académico Naín Gómez, que compiló la antología «Un puñado de Cenizas», que reúne la obra de Parra desde 1937 a 2001, el mayor aporte del antipoeta fue incorporar en su creación expresiones de la oralidad propias de la cultura popular para terminar, así, con la idea de la poesía como algo «sagrado».

A su juicio, «la gente confunde la poesía de Parra con los chistes de Condorito (popular comic chileno) y eso no es así. La profunda ironía, parodias y sarcasmos que utiliza son elementos que le dan a su obra un lugar privilegiado, único», señala.

La irreverencia de Parra hacia la religión se aprecia en su «Anti Lázaro» (1981), donde aborda el tema de la muerte de una forma lúdica y sombría: Muerto no te levantes de la tumba/ qué ganarías con resucitar/ una hazaña…y después…la rutina de siempre./ No te conviene, viejo, no te conviene.

Similares son los elementos que emplea en «Descansa en Paz» («Hojas de Parra», 1985): Descansa en paz claro/ descansa en paz. ¿y la humedad?/ y el musgo?/ y el peso de la lápida?/ y los sepultureros borrachos?/ y los ladrones de maceteros?/ y las ratas que roen los ataúdes?/ Y los malditos gusanos que se cuelan por todas partes, haciéndonos imposible la muerte/ ¿o les parece a ustedes que nosotros no nos damos cuenta de nada?).

Los pecados de la Iglesia, ambiciones o la corrupción también han sido temas de la poesía de Nicanor Parra, como en el «Discurso del buen Ladrón» («Obra Gruesa» 1969):

«Acuérdate de mí cuando estés en tu reino/ Nómbrame Presidente del Senado/ Nómbrame Director del Presupuesto/ Nómbrame Contralor General de la República./ Hazme Cónsul de Chile en Estocolmo/ Nómbrame Director de Ferrocarriles/ Nómbrame Comandante en Jefe del Ejército/ Acepto cualquier cargo (…).

El sacerdote y crítico Ibáñez Langlois (Ignacio Valente) cree que Parra es sarcástico, irreverente e irónico con la idea religiosa, especialmente la católica, como consecuencia de la experiencia infantil y juvenil en esa materia, cuando con seguridad encontró esos temas, los asimiló y quedaron en su imaginación, para brotar después en su obra.

Valente justifica tales irreverencias, pues a su juicio «son heridas secretas y recursos defensivos del poeta».

Tales percepciones se pueden encontrar en estos «Poemas del Papa («Hojas de Parra», 1985): 1 Acaban de elegirme Papa/soy el hombre más famoso del mundo. 2 Llegué a la cumbre de la carrera eclesiástica/ ahora puedo morirme tranquilo.

3 Los cardenales están molestos conmigo/ porque no los saludo como antes/ ¿demasiado solemne?/ es que soy el Papa, caramba. 4 Mañana a primera hora me traslado a vivir al Vaticano. 5 Tema de mi Discurso: Como Triunfar en la Carrera Eclesiástica

6 Felicitaciones a diestra y siniestra/ todos los diarios del mundo publican mi fotografía a primera página/ algo que no se puede poner en duda/ me veo mucho más joven de lo que soy. 7 Nada de que admirarse/ yo desde niño quería ser Papa/ trabajé como fiera hasta que se cumplieron mis deseos. 8 ¡Virgen del Perpetuo Socorro!/ olvidé bendecir a la muchedumbre

Este jueves, Nicanor Parra será sepultado en su casa de Las Cruces. Antes, habrá una misa para él, en la parroquia del pueblo.

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