Los nueve exorcistas de la Arquidiócesis de México “están saturados” de trabajo, por lo que se les solicitó a los párrocos valorar los casos que envían, señaló el sacerdote Guillermo Barba, coordinador del Colegio de Exorcistas. También hizo un llamado de atención para tomar la situación con seriedad ya que “para muchas personas puede tratarse de un tema medieval, pero la realidad es que es un asunto del demonio, una cuestión de todos los tiempos que se ha agudizado en nuestros días”.
La Arquidiócesis de México informó que pese a que hay un número importante de casos en los que las personas creen estar poseídas, son pocos los que realmente se atienden, esto después de que se practican exámenes médicos y psiquiátricos con los cuales se valora a los fieles que solicitan el exorcismo.
Por su parte, el Sistema Informativo de la Arquidiócesis de México dio a conocer que el sacerdote José Alberto Medel señaló: “Sobre el Ministerio de Exorcismos actualmente pesa una apreciación inexacta por parte de amplios sectores de la Iglesia y de la población en general debido a la ignorancia o la indiferencia respecto al tema; no hay una idea clara por parte de los pastores, de manera que este ministerio es susceptible a interpretaciones inadecuadas que muchas veces rayan en la fantasía o en lo mítico, lo que le ha restado seriedad y le ha atraído toda clase de descalificaciones”.
El también integrante del Colegio de Exorcistas de la Arquidiócesis de México destacó que “pese a esa apreciación se ha avanzado poco a poco en la materia y hoy se cuenta con una mejor organización, además de que el servicio de los sacerdotes exorcistas se ha posicionado, es decir, se camina hacia una revalorización del ministerio, una organización que toca un punto muy importante: el trabajo en equipo.
“Desde hace años éste cuenta con el soporte de la Asociación Internacional de Exorcistas y, aunque a nivel local no existen formalmente muchas organizaciones de este tipo, ya se están tratando de conformar, sobre todo para compartir experiencias, intercambiar puntos de vista serios y afrontar desafíos”.
Por su parte, Barba abundó que el Directorio para la Pastoral de Exorcismos y Oraciones de Liberación y Sanación pretende prevenir a los fieles “sobre las acechanzas ordinarias y extraordinarias del enemigo, además de que se dé un uso correcto a los objetos de devoción y a los actos de la piedad cristiana”.
Para Barba, un aspecto fundamental es que los párrocos conozcan cómo atender los casos que se presentan, “ya que cuando llegan personas que dicen tener una posesión las mandan con alguno de los padres exorcistas, quienes están saturados de trabajo”.
Es importante que ellos “sepan qué hacer ante estos casos, cuáles pueden atender y si se deben turnar (…) Para mucha gente puede tratarse de un tema medieval, cuando la realidad es que es un asunto del demonio; los exorcismos son una cuestión de todos los tiempos que se ha agudizado en nuestros días, por lo cual existe la necesidad de que los fieles reciban atención, que la Iglesia les tienda la mano, pues cuando una persona siente una vejación o influjo del mal y un sacerdote, por su incredulidad, no la atiende, el efectado busca resolverlo y tal vez acuda a asociaciones pseudorreligiosas, espiritistas e incluso de brujería o satánicas donde se les ofrece sanar su malestar.”
El coordinador del Colegio de Exorcistas señaló que el perfil de un sacerdote que realiza este trabajo lo establece el Derecho Canónico: una persona que goce de la gracia del sacerdocio, que sea un presbítero prudente, discreto y con una vida profunda de oración. “Además, no hay que olvidar que el exorcista nato es el obispo de cada diócesis y es la única autoridad que puede nombrar a un sacerdote para realizar la misión”.
Barba adelantó que para el próximo encuentro de la Asociación Internacional de Exorcistas, que se realizará en septiembre, se ha invitado al Colegio Mexicano de Exorcistas y es muy probable que se presente el trabajo que se ha hecho en la Arquidiócesis a partir de las orientaciones del Directorio para la Pastoral de Exorcismos y Oraciones de Liberación y Sanación, el cual “no es un documento exclusivo para algún sector de la Iglesia, sino que está abierto a todo el público.