Empresas que venden ácido sulfúrico burlan a Cofepris

[ Segunda Parte ]

Al menos 100 negocios dedicados a la comercialización de ácido sulfúrico a gran escala operan en México de manera irregular, sin inspección ni registro.

Los giros fueron identificados tras una búsqueda en plataformas digitales de venta, como Mercado Libre, en listados del gremio y diversas páginas web en las cuales se concentran distribuidores y proveedores a nivel nacional.

La Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios (Cofepris), órgano desconcentrado de la Secretaría de Salud, encargado de proteger a la población contra riesgos sanitarios, sólo tiene en su base de datos 30 empresas especializadas en la importación, exportación y comercialización de esta sustancia.

El descontrol se deriva de la falta de regulación específica, de vacíos o enredos legales y de la incapacidad institucional para supervisar el ramo en su totalidad.

“La venta libre del ácido debe acabar, urge una normatividad adecuada, cuyo cumplimiento sí pueda ser verificado por las autoridades. Si hubiera un registro completo de todos estos negocios, si se les obligara a la identificación de clientes y a la certificación de industria legalmente establecida, se ganaría terreno al caos”, refirió Benjamín Ruiz Loyola, investigador del tema en la UNAM.

EMBROLLOS. De entrada, la Ley Federal para el Control de Precursores Químicos y Productos Químicos Esenciales —publicada desde diciembre de 1997—, clasifica al ácido sulfúrico como producto químico esencial y no como precursor químico, por lo cual su comercialización no requiere permiso en todos los casos.

El precursor químico es la sustancia fundamental para producir narcóticos, por incorporar a éstos su estructura molecular, mientras el producto químico esencial se usa en el proceso sólo como solvente, reactivo o catalizador.

Esa laxitud abre la puerta a múltiples peligros y excesos…

“Para comercializar precursores, los establecimientos requieren un permiso previo por parte de Cofepris, mientras que para manejar productos químicos esenciales sólo se requiere que los establecimientos nos presenten avisos”, explicó la Comisión en un documento entregado a Crónica.

Este aviso es un escrito en el cual se informa sobre la realización de la actividad, sin que medie resolución o autorización de ninguna dependencia.

“En el caso específico del ácido sulfúrico, los establecimientos requieren someter avisos de importación o exportación a partir de mil 500 kilogramos, por debajo de este umbral pueden importarlo o exportarlo libremente; en el caso del comercio nacional no se encuentra regulado, pero los establecimientos deben llevar un registro”, detalló Cofepris.

En teoría, el registro debe contener fecha de venta, datos de la identidad de compradores y vendedores, volumen, medio de transporte y destino de la sustancia, así como formas de pago y entrega; debe conservarse por un periodo de tres años y la institución responsable de verificarlo es la Cofepris.

“Pero la Cofepris ni siquiera tiene control total de los permisos, menos de los avisos, que se convierten en letra muerta en la mayoría de los casos. Hay que atacar primero la clandestinidad en la venta, asegurarse que todas las empresas presenten el aviso y reducir la corrupción entre los inspectores que pasan todo a cambio de dádivas”, señaló Julio César Mondragón, dueño de una comercializadora formal de productos químicos, en la delegación Iztapalapa.

Sólo las importaciones de ácido en concentraciones iguales o mayores a 30 por ciento (lo que depende de la cantidad de agua con la cual se mezcla) requieren permiso de Cofepris, pese a su etiquetado como sustancia tóxica, en el Acuerdo que establece la clasificación y codificación de mercancías, cuya importación y exportación está sujeta a regulación por parte de las dependencias que integran la comisión intersecretarial para el control del proceso y uso de plaguicidas, fertilizantes y sustancias tóxicas.

En este trabajo de supervisión debieran participar las Secretarías de Salud, Economía, Agricultura y Medio Ambiente, pero predominan la descoordinación y la indiferencia…

Durante 2016 —el dato institucional más actualizado— la Cofepris expidió 54 permisos de importación de ácido sulfúrico en concentraciones mayores al 30 por ciento. No hubo avisos de importación de cargas con concentraciones menores o cantidades mayores a mil 500 kilos.

Ese mismo año se exportaron mil 400 millones de litros de ácido.

—A la luz del actual mal uso del ácido sulfúrico en nuestro país, ¿no debería incluirse en una lista regulada y controlada? —se cuestionó a Cofepris.

—Mientras no ceda su molécula para producir drogas ilícitas, será tratado como producto químico esencial y la regulación para estos efectos no está rebasada. No es de nuestra competencia pronunciarnos con relación al uso que se les da a estas sustancias fuera del desvío para la producción de drogas ilícitas —respondió por escrito… Se negó a pronunciarse sobre la entrega del ácido en estaciones del transporte público como el Metro.

Si las empresas visibles incumplen los avisos de importación o exportación son sujetas a multas en el rango de 500 a 3 mil salarios mínimos. No hay forma, hasta ahora, de tener algún impacto regulatorio entre las fantasma o clandestinas…

TRAGEDIAS. El desbarajuste con el ácido no sólo facilita la fabricación de drogas y su uso cruel para desaparecer personas, también origina historias trágicas en pequeños talleres o casas…

“En el medio se sabe constantemente de accidentes”, apuntó el ingeniero químico Edgar Toribio, empresario de esta industria.

—¿Cómo cuáles?

—El último fue hace unas semanas en Mérida, donde murió un jovencito que intentó ayudar a su papá cuando se le derramó ácido. Ambos trabajaban en limpieza de metales. El señor no le midió bien y se le cayó… El hijo salió en sandalias, tuvo contacto con la sustancia, se resbaló y su cuerpo comenzó a quemarse, le echaron agua y el producto aceleró su reacción. El chamaco falleció y el papá está muy grave. Es necesario restringir su uso para evitar más desgracias. He visto negocillos que se han chamuscado, porque a veces el ácido reacciona con el puro aire.

“El país ya no resiste la apatía de instituciones como Cofepris o Economía… Cofepris ha dado muestra de una absoluta incapacidad e inutilidad, no es capaz de controlar la venta de sustancias peligrosas ni de verificar su uso ilícito”, señaló el experto Ruiz Loyola.

—¿Cuáles son entonces los retos y propuestas?

—Lo primero sería tener un mejor control de los productos químicos, elaborar un listado de materias primas utilizadas en la fabricación de drogas, establecer regulaciones que no entorpezcan el crecimiento de la industria ni de la educación, pero que sí le cierren el paso a la clandestinidad y al crimen organizado, y tener cuerpos de verificación, inspectores incorruptibles, nada de moches…

► Durante 2016 —el dato institucional más actualizado— la Cofepris expidió 54 permisos de importación de ácido sulfúrico en concentraciones mayores al 30 por ciento. No hubo avisos de importación de cargas con concentraciones menores o cantidades mayores a mil 500 kilos

►Lo primero sería, dice un experto, tener un mejor control de los productos químicos, elaborar un listado de materias primas utilizadas en la fabricación de drogas y establecer regulaciones que no entorpezcan el crecimiento de la industria ni de la educación, pero que sí le cierren el paso a la clandestinidad y al crimen organizado, y tener inspectores incorruptibles…

► “En el medio se sabe constantemente de accidentes”, apuntó el ingeniero químico Edgar Toribio, empresario de esta industria. “El último fue en Mérida, donde murió un jovencito que intentó ayudar a su papá cuando se le derramó ácido. Ambos trabajaban en limpieza de metales. El señor no le midió bien y se le cayó… El hijo salió en sandalias, tuvo contacto con la sustancia, se resbaló y su cuerpo comenzó a quemarse, le echaron agua y el producto aceleró su reacción. El chamaco falleció y el papá está muy grave”

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